enfoque
Explicaciones alternativas
Se dice que estamos inmersos en la cuarta revolución industrial, y algunos predicen que la quinta llegará pronto, pero la clásica sigue siendo la que abrió las puertas a las manufacturas mecanizadas.
Es comúnmente aceptado que esa clásica revolución industrial tuvo su centro en Inglaterra. Se atribuye a los avances tecnológicos en materia de energía, transporte y procesamiento de materiales haber jugado un papel fundamental en la conversión de labores manuales en trabajos especializados con el apoyo de equipos y maquinarias, puestos en marcha en factorías donde la fuerza laboral era sólo uno de los varios recursos utilizados.
De la observación de los eventos ocurridos se derivó el concepto de que existe una vinculación entre los adelantos técnicos y los procesos productivos, habiéndose llegado a la conclusión, expresada con frecuencia, de que el orden en que los países fueron industrializándose estuvo pautado por su grado de avance tecnológico, industrializándose primero los que habían avanzado más. No obstante, pasada por alto mientras su economía no era lo que ha llegado a ser en la actualidad, la experiencia de China parece contradecir ese concepto.
Investigaciones recientes señalan que cuando se inició la revolución industrial, China era tecnológicamente más avanzada que Inglaterra, lo que indicaría que los chinos debieron ser los primeros en industrializarse. Como no sucedió así, se requiere aclarar los motivos que lo impidieron, lo cual a su vez podría tener implicaciones sobre la ubicación y consecuencias de las transformaciones que están ocurriendo en nuestros días.
Una de las explicaciones hace referencia al rol desempeñado por la densidad poblacional y sus efectos sobre la dimensión y homogeneidad de los mercados. Con una población más dispersa en un territorio mucho más extenso, y sin contar con importantes mercados externos cercanos, la mayor sofisticación tecnológica de China no fue suficiente para que fuese pionera en la industrialización.
Visto desde ese ángulo, el aprovechamiento de la tecnología para fines económicos está condicionado a la presencia de otros factores contributivos, incluyendo entre ellos al tipo de régimen gubernativo que prevalece en un momento determinado. Algunos autores distinguen entre los avances científicos y tecnológicos que ocurren espontáneamente, y los que surgen como respuesta a necesidades productivas, y consideran que sólo estas últimas ejercen efectos económicos significativos a corto plazo.