El “maíz asado” es el sustento de doña María, en Barahona
En países como República Dominicana las personas mayores carecen de protección efectiva del Estado. Esa es la razón que obliga a estas a buscar mecanismos para obtener recursos y así sobrevivir.
Es el caso de doña María Féliz, que a pesar de sus 68 años tiene que salir a las calles a trabajar en el mercado informal para conseguir el sustento diario, pero cuando hay algún evento que trastorne su cotidianidad no se puede dar el lujo de quedarse en casa.
Un ejemplo de que no puede permanecer en el hogar, son estos días de lluvias y que aprovechan algunos para permanecer en el hogar, pero doña María debe conseguir dinero para poder alimentarse. Con su voz casi “inaudible” oferta maíz “asado” o salcochado a quienes se movilizan por la carretera que comunica a la provincia Barahona con la ciudad de Santo Domingo, comunidades de la región y otras provincias del Sur. Su “medio de vida” está ubicado en una improvisada mesa colocada en la comunidad de Habanero, perteneciente a Pescadería, provincia Barahona. No solo vende maíz y frutas, sino también, masa de cangrejo, camarones, incluso víveres (plátano, guineo, yuca, batata) y otros rubros agrícolas, a sus potenciales clientes que se movilizan por esta estratégica vía que une gran parte del Sur con otros puntos del país.
Impacto de las lluvias
Doña María Féliz lleva ya más de quince años en el negocio de venta de maíz, su principal oferta, aunque también ofrece diversas frutas y como ella dice: “lo que aparezca”, para alimentarse o comprar sus medicinas.
Sin embargo, la mujer, que vive en una zona vulnerable, admite que las lluvias trastornan su negocio.
Explica que cuando comienza la lluvia debe recoger todo, por lo que, dependiendo de la intensidad o durabilidad de las aguas, debe dejar para el otro día, porque la circulación vehicular tiende a reducirse, ya que los conductores son sus potenciales compradores de sus productos.
“No me ha ido bien estos días, vendo muy poco. Con la lluvia tengo que recoger, pero una vez campa vuelvo con mis maíces, mis frutas y con lo que aparezca”, dice doña María respecto a los aguaceros recientes.
Maria no tiene otra opción, porque “en definitiva” es su único medio de vida para alimentarse y comprar los medicamentos necesarios para preservar su salud.