Inestabilidad política obstaculiza la discusión de los problemas regionales
El momento de inestabilidad política y descontento social que atraviesa la región amenaza con acaparar la atención de la VII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que tendrá lugar el próximo 24 de enero en Buenos Aires y obstaculizar la discusión de la extensa lista de problemas y desafíos que comparten sus 33 países miembros.
La desigualdad, la emergencia climática, la migración, el narcotráfico, la integración, la desconfianza institucional o la equidad de género son algunos de los retos de una región que por primera vez tiene gobiernos de izquierda en sus seis principales economías.
"Los problemas en nuestro continente se aplazan constantemente y se perpetúan: racismo, desigualdad, una clase política deslegitimada y una élite desconectada de la realidad que cuida de sus privilegios", lamenta a EFE Dorotea López, directora del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.
¿Otra década perdida?
Al complejo panorama político, con una crisis abierta en Perú y un intento de golpe de Estado en Brasil, hay que sumarle las débiles proyecciones económicas para este año en la región, debido a la inflación, la guerra en Ucrania, el bajo precio de algunas materias primas y el debilitamiento del dólar.
Tanto la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) como el Banco Mundial (BM) estiman que la tasa de crecimiento regional será solo del 1,3 %, muy inferior al 3,7 % registrado en 2022.
"Nos estamos encaminando hacia una nueva década perdida, como la de los años ochenta. América Latina va a enfrentar un año complejo, con una economía anémica y problemas que se han profundizado desde la pandemia en materia social, económica y política", señala a EFE Jorge Sahd, director del Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica.
Pese a que los actuales líderes progresistas son muy diferentes entre sí, tanto en sus orígenes como en su práxis política, comparten un discurso de empatía social con los más desfavorecidos.
Sin embargo, el estancamiento de la economía y los altos niveles de deuda pública van a complicar sus planes sociales, a diferencia de lo que ocurrió con la "marea rosa" de principios del siglo, que disfrutó de una gran bonanza financiera gracias al "superciclo" que experimentaron las materias primas.
"Estos nuevos gobiernos tienen poco margen de acción, mayor exigencia de responsabilidad fiscal y mayores presiones ciudadanas", apunta Sahd.
¿Mayor integración regional?
Para Fabricio Franco, director en Chile de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), las dificultades en la región comenzaron "cuando empezó a bajar el ritmo de crecimiento, después del boom de los commodities".
"Durante la primera década de este siglo, la pobreza disminuyó, pero en los últimos tiempos ha aumentado el nivel de precarización de la vida de las clases medias bajas que habían logrado emerger y consolidarse", explica a EFE.
En la misma línea se manifiesta Robert Funk, cientista político de la Universidad de Chile. "Venimos saliendo de unas décadas que habían inflado las expectativas y teníamos la esperanza de lograr mayores niveles de democracia y desarrollo económico", señala a EFE.
Pero la pandemia hizo estragos en la lucha contra la pobreza. La Cepal calcula que 2022 cerró con un 32,1 % de la población de la región en situación de pobreza, y un 13,1 %, en pobreza extrema.
En materia medioambiental los desafíos tampoco son menores. Pese a que América Latina representa solo el 9 % de las emisiones globales, es una de las regiones más vulnerables a la emergencia climática. Y también es la zona más peligrosa para los defensores ambientales y donde existe mayor impunidad.
El año 2020 fue el más mortífero para los activistas. Tres de cada cuatro ataques que sufrieron en todo el mundo tuvieron lugar en la región, según la ONG Global Witness.
La urgente implementación del Acuerdo de Escazú -el primer pacto medioambiental de Latinoamérica y el primero del mundo que incluye a los ambientalistas- se ha convertido en una prioridad, y así lo han expresados presidentes que se autodefinen como ecologistas, como el colombiano Gustavo Petro y el chileno Gabriel Boric.
"La pandemia evidenció que hay problemas, además de la salud pública, que solo se pueden abordar de forma multilateral", subraya Funk.
La gran pregunta de cara a la cumbre de la Celac es precisamente si una mayor afinidad ideológica supondrá una mayor integración regional.
Fabricio Franco, de FLACSO, lo tiene claro. "Creo que más bien cada Gobierno va a estar centrado en tratar de resolver su agenda interna antes que articular una agenda internacional".
En el debate del multilateralismo, Dorotea López, de la Universidad Chile, pide tener en cuenta también el golpe de timón que ha dado Estados Unidos con el Gobierno de Joe Biden en su relación con la región, especialmente con Venezuela, "aprovechando que China está un poco debilitada".
"Nos encaminamos a ciclos políticos más cortos. En Latinoamérica lidera el voto de castigo. Con excepción de Nicaragua, en todas las elecciones (que ha habido) desde 2019 el oficialismo perdió. Hay poco espacio para un proyecto ideológico o de integración como fue en el pasado", concluye Sahd.