Enfoque

El pesimismo es malo pero el exceso de optimismo es peor

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José Lois MalkunSanto Domingo, RD.

Algunos economistas y funcionarios del Gobierno muestran un exceso de optimismo sobre las previsiones que se hacen de nuestra economía para el 2023.

No dudo de las proyecciones del FMI y el BM, pero diariamente surgen nuevos acontecimientos geopolíticos que cambian los escenarios económicos.

La verdad es que los vientos de recesión nos golpearán, aunque probablemente con menos fuerzas que en otros países.Para el 2023, el crecimiento de la eurozona, según el FMI será, de 0.5%, con Italia y Alemania cayendo en negativo.

El de Estados Unidos se estima en 1%, China estará entre 3% y 3.5% y en el Reino Unido hay un verdadero caos. Este dramático escenario puede cambiar si hay solución al conflicto bélico en Ucrania. Pero se abre otro frente de guerra: el comercial.

El tope (60 dólares el barril) fijado al petróleo ruso, tendrá graves consecuencias en el mercado, aunque el precio actual ronde los US$73 el barril, mientras el BRICS une fuerzas, con China a la cabeza, para romper el dominio del dólar.

La buena noticia de fin de año es que la inflación en Estados Unidos bajo en noviembre a 7.1%, y la FED suavizó los aumentos de las tasas (0.50% ubicándola en 4.5%). El BCRD debería aumentar sus tasas a 8.75% o 9%.

Otro dato alentador es que la tasa de desempleo se mantiene en un bajísimo 3.7%. A pesar de estos buenos datos de nuestro principal aliado comercial, los riesgos de recesión global se mantienen y en algún momento en el mismo Estados Unidos el efecto de las alzas en los tipos de interés le pasará factura a la economía.

En nuestro caso, creceremos más lento en el 2023, el consumo y la inversión se contraerán por las altas tasas de interés, se perderán empleos y la inflación superara el rango meta (4%), porque los precios están sujetos a uso del gas y el petróleo como armas de guerra.

No seamos pesimistas, pero no pensemos que estamos blindado. Hay grandes retos para el 2023: ajuste salarial, mantener el déficit (3%), los intereses de la deuda nueva, reformar la Seguridad Social y la estabilidad del tipo de cambio.

La inversión externa sería nuestra tabla de salvación si fortalecemos la seguridad jurídica, el clima de negocios, la transparencia y la seguridad ciudadana, confiando que, en Estados Unidos, la recesión sea menos letal, causando el menor daño posible en las remesas y el turismo.