Prosperar en la nueva realidad
La respuesta a la pandemia, desde un punto de vista organizacional, impactó como pocos acontecimientos, las distintas dimensiones de la empresa. La disrupción que produjo hizo emerger las fortalezas y problemas en los distintos niveles de la organización.
A nivel individual: afectando el lugar de trabajo, las rutinas y hasta las tareas de cada integrante de la organización. A nivel de equipo, requiriendo colaboradores fortalecidos en la ambigüedad, que conecten y trabajen más unidos que siempre, pese a estar a distancia.
En cuanto al nivel de liderazgo, quizás una de las dimensiones más desafiadas, demandó líderes resilientes, capaces de leer un contexto diametralmente diferente, adaptándose y liderándolo, casi sin margen de preparación, mientras que a nivel organización cambió la forma en la que trabajamos, colocando hoy en la agenda de muchos comités ejecutivos las siguientes preguntas:
¿Qué mensajes nos dejaron estos últimos meses?, ¿qué sigue y cómo prepararnos para liderar el futuro?, ¿qué transformación requiere nuestra organización para continuar siendo relevante?Acompañando a muchas organizaciones a nivel global, regional y local, visualizamos que dichas preguntas se hacen recurrentes, delinean y dan sentido a una oportunidad única de adelantarse a lo que está por venir, respondiendo a los cambios y oportunidades fundamentales que trajeron consigo el 2020 y el 2021, creando la posibilidad de reconstruirse y de potenciar a la organización para liderar el futuro.
Para responder al impacto generado por COVID, las organizaciones debieron cambiar la forma en la que trabajaban, impactando dónde se realiza el trabajo (trabajo virtual, hibrido y presencial), quién realiza el trabajo (nuevas coordinaciones para dar respuesta a situaciones particulares, nueva tecnología implementada, IA, RPA, etc.), y qué trabajo es realizado (cambios en la naturaleza del trabajo para dar respuesta a nuevas demandas y realidades del mercado).
Durante la pandemia las organizaciones han focalizado sus esfuerzos, en mayor medida, en dar respuesta a: dónde trabajamos, acomodando sus modalidades de trabajo para continuar operando más allá de la presencialidad. Asimismo, tímidamente comenzaron a explorar las dimensiones de quién y qué (quién realiza el trabajo y el valor del trabajo en sí mismo).
Los pasados meses han demostrado que las organizaciones requieren comenzar a transformarse para adaptarse de manera exitosa a las distintas disrupciones emergentes.
Así, las organizaciones adaptables a los nuevos contextos evidencian una transformación fundamental en la gestión de su diseño organizacional, lo que posibilita a cualquier organización a operar con una mentalidad de start-up e impulsar prácticas modernas con foco en las personas, para lograr la agilidad a través de redes de equipos empoderados.