Improvisamos, retrocedemos, año perdido
Generalmente, el poder es algo que al tenerlo implica prepararse mentalmente para perderlo. Y casi nadie tiene esa capacidad. Es como estar tirado en una playa de arenas blancas y aguas turquesas y pensar en la muerte.
Esa falta de preparación induce a que muchos se suiciden al perder el poder. Otros caen en depresión aislándose del mundo real. No faltan los que traicionan y le dan la espalda a quien fue su líder que lo hizo gente. Los tránsfugas se multiplican buscando otras opciones políticas para remediar su fracaso. Y los corruptos se esconden en madrigueras desconocidas huyendo de la justicia.
Pero el PLD tiene un gran problema. No se trata de que cometió corrupción, como ha ocurrido en todos los gobiernos. Aquí se trata de un poder absoluto que lo corrompió absolutamente todo.
Como dijo hace más de un siglo Concepción Arenal, famosa periodista española “Todo poder cae a impulsos del mal que ha hecho. Cada falta que ha cometido se convierte, tarde o temprano, en un ariete que contribuye a derribarlo”.
El PLD, que parece haber olvidado el mal que le hizo a este país, el daño moral que causó, el dinero que se robo y los abusos que cometió contra la institucionalidad y la justicia, debería hacer un retiro de dos años en una escuela de monjes tibetanos para que le limpien su conciencia, paguen por sus pecados y lean 100 veces el libro de Kenkyo Tannier sobre la “magia del silencio”.
O sea, deberían cerrar la boca por 16 años hasta que su conciencia este desintoxicada.
Pero que va. El PLD sigue nadando en su mundo de fantasías. Haciendo una oposición igual de maligna y per - versa, como fueron sus gobiernos.
Minutos después del discurso del Presidente Abinader el pasado miércoles al cumplir su primer año de gobierno, a la di - rigencia de este partido no se le ocurrió otra cosa que decir que el gobierno está improvisando, retrocediendo y que fue un año perdido.
¿Están enfermos de la mente?
Como diría John F. Kennedy “En el pasado, aquellos que locamente buscaron el poder ca - balgando a lomo de un tigre, acabaron dentro de él”.
Y es obvio que los peledeistas están atragantados en el intestino del tigre. No ven y no oyen nada de lo que esta pasando. Solo así se puede explicar una declaración tan burda y desafortunada.
Ladran Sancho, señal que cabalgamos.