De usuarios a productores de tecnologías
Hace unas semanas el Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (INFOTEP) se refirió a la necesidad de preparar profesionales técnicos para la industria 4.0, la cual no es más que la integración de un conjunto de tecnologías que permiten gestionar de manera inteligente las cadenas de valor, es decir, las operaciones y procesos internos de entidades que generan productos y servicios a un número determinado de consumidores.
Es importante aplaudir la iniciativa del Infotep de ampliar su currículum e impartir conocimientos técnicos de gran relevancia no solo para nuestro país sino para el mundo. Sin embargo, esta visión no debería de estar limitada a instituciones como el ya mencionado Infotep, el Instituto Tecnológico de Las Américas (ITLA) o el Instituto Técnico Superior Comunitario (ITSC).
En el transcurso de nuestra cotidianidad la tecnología ha tocado casi todos los aspectos de nuestras vidas, desde comunicarnos con nuestros seres queridos hasta la adquisición de conocimientos en nuestras escuelas y universidades.
Sin lugar a dudas, vivimos en un mundo en donde casi todo lo que nos rodea está o será automatizado. Planteada esta realidad, es importante que nuestros gobernantes tomen acciones más drásticas para que nuestros jóvenes no solo sean usuarios y consumidores efectivos de soluciones tecnológicas, sino también productores de las mismas.
Hace casi una década, Forbes publicó un artículo llamado “Why Estonia Has Started Teaching Its First-Graders to Code” en donde detalla cómo Estonia, un país de tan solo 1.3 millones de habitantes, en ese entonces, enseñaba a programar a personas desde edades de 7 años hasta los 19 años y como el propósito de esta iniciativa era producir personas que tuvieran una relación más inteligente con la tecnología.
Pero, ¿en qué beneficia a nuestra sociedad que nuestros ciudadanos tengan conocimientos de cómo opera la tecnología internamente? Primero, en el contexto del desarrollo de software y sin dudas en otras áreas de los estudios tecnológicos, el desarrollo del pensamiento lógico es inevitable, lo cual consecuentemente mejora el desenvolvimiento cotidiano de las personas. A esto le podemos agregar que la tecnología provoca un acercamiento a otras materias ya existentes en el currículum educativo, como las matemáticas y la física.
De igual manera, desde la perspectiva macro, enseñar tecnología desde temprana edad en nuestras escuelas pondrá a nuestro país a la vanguardia y en la disposición de proveer mano de obra a empresas que necesitan personal altamente capacitado en tecnología.
Pero para llegar a la realización de esta idea se necesita no solo de buenas intenciones, sino de acciones concretas que se dirijan no sólo a mejorar la educación de nuestros niños y jóvenes, sino también a cómo estos podrían impactar a nuestras comunidades positivamente, generando bienestar social y económico.
Es imperante que nuestros legisladores presenten proyectos de ley que permitan preparar al país para la inevitable transformación tecnológica que está teniendo el mundo.
El autor es Ingeniero en software Graduado del Rochester Institute of Technology