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Economia & Negocios

La dominicana que retrata el amor en París

Llegó a París por amor y ahora vive de fotografiar a los enamorados

Jhenery RamírezSanto Domingo, RD

Yoselcy Jiménez Morales es una joven dominicana de 34 años que en 2017 llegó a París enamorada y se casó con un ciudadano francés.La oportunidad de vivir en el encanto de esta cosmopolita ciudad le permitió desarrollar su talento como fotógrafa y realizar su sueño.

Su nombre artístico es Virginia junto a su apellido de casada, Honig, y a pesar de que tiene un bebé de apenas un año, no ha dejado de lado su carrera profesional como fotógrafa.

Ella es una apasionada de la vida y más allá que ganarse el sustento trabajando en fotografía, recuerda que desde sus 12 años usaba cámaras compactas de rollos y emocionada esperaba que las fotos fueras reveladas para ver su creación artística a través de la captura de imágenes.

La profesional de la carrera de publicidad, graduada de la Universidad APEC, cuenta irónicamente que mientras estudiaba este nivel de grado reprobó la materia del programa de edición de fotos, Photoshop.

“Y mientras estudiaba encontré un trabajo de editora de fotos. No tenía ni idea de cómo editar pero como siempre me había gustado la fotografía, decidí aplicar y les dije que no tenía experiencia, pero estaba dispuesta a aprender. Duré unos años aprendiendo en un estudio de fotos como empleada fija y también colaboraba con otros fotógrafos”, expresa Virginia al conversar con Listín Diario.

Para ella, su mejor escuela fue esta experiencia y a pesar de haberse graduado de una carrera diferente a la fotografía, pero que va acorde a esta, decidió que captar momentos era su pasión y tenía que seguir viviéndola.

“Esto es lo que quiero a diario, vivo cada momento que estoy trabajando y podría decir que la disfruto tanto, y más cuando me están pagando por vivirla”, cuenta Virginia.

Ella manifiesta que dedicará toda su vida a esta carrera, siendo sus ojos un lente fotográfico siempre dispuesto a disparar.

Antes de hacer una sesión de fotos, primero capta en su mente todo lo que podría hacer y le da paso a su imaginación.

Un nuevo comienzo Virginia revela que sus primeros días en Francia no fueron fáciles y le dejaron la lección de que su sueño estaba en sus propias manos.

“Hice de mi debilidad el escudo para salir adelante, no hablaba francés a un nivel de negocios. Entonces, me enfoqué en los turistas latinos que visitan París”, indica Virginia quien aprovecha ese nido de Mercado, ante la barrera del idioma, para ejercer su pasión y ganar dinero.

El trabajo de Virginia depende en la mayoría de ocasiones de las estaciones. En verano, por ejemplo, ella sale a trabajar antes de que salga el sol o en función de la disponibilidad del cliente y el enfoque de las fotografías a realizar.

Sus sesiones pueden tomarse desde hora y media hasta cuatro horas y en ocasiones, hay días en los que tiene de dos a tres clientes.

“Los organizo según la cantidad de lugares en los que les gustaría tomarse fotos”, expresa riendo porque increíblemente en invierno puede tener hasta 30 sesiones de fotos o más.

Recomendación A todos los jóvenes que como ella salen de República Dominicana porque se casaron con un extranjero, fueron pedidos por un familiar o porque quieren mejorar su nivel de vida haciendo negocios en otro país, Virginia les recomienda que estudien mucho para que puedan alcanzar sus sueños.

“Les digo que se adapten al país y su cultura para hacer el proceso menos duro. Las debilidades también pueden estar a nuestro favor si miramos el lado positivo”, recomienda la dominicana que solo aprendió en su país un nivel de francés y que ahora aprovechada debilidad para sustentar su familia.

Más del negocio Virginia comenta que ella capta momentos y experiencias en medio de la majestuosa arquitectura, monumentos, y rincones parisinos combinados con el encanto por la fotografía.

Este negocio tiene como misión brindar un servicio profesional en la Ciudad de la Luz que pueda captar la complicidad de pareja, las sonrisas más tiernas de los hijos o el estrecho vínculo entre familiares y amigos.

“Soñar es crear. Para mí cada cliente tiene un anhelo único. Por esta razón trato de conectar con ellos antes de la sesión, que me cuenten un poco de sus expectativas. El intercambio de ideas entre nosotros los harán sentir más confiados el día de la sesión”, manifiesta Virginia.

Para ella, esta es una forma de que el resultado final esté lleno de alegrías y emociones, lo cual es el mejor pago que todo artista puede recibir de su obra.

Precio Las sesiones de fotos de Virginia cuestan 280 euros por una hora y media. Los turistas la contactan casi siempre a través de su página web, Memories of Paris.

Branding Como marca personal y empresarial, Virginia se ha hecho llamar “la fotógrafa de los latinos”, ya que aprovecha como ventaja que su idioma es el español.

Sorpresa Junto a otras empresas de propuestas de matrimonio y sorpresas en general, Virginia se encarga de capturar esos inolvidables momentos en la vida de una persona.