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ECONOMÍA

En la economía circular, nada se pierde: todo se transforma

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Felivia MejíaSanto Domingo, RD

En las esquinas más concurridas de las principales avenidas de Santo Domingo se apostan unos cajones amarillos en donde los ciudadanos pueden depositar las botellitas de agua y de otros productos ya usadas, las cuales están hechas de material PET. Se trata del proyecto Nueva Vida para los Residuos (Nuvi).

Esta iniciativa es el esfuerzo de reciclaje más significativo del sector privado, en el que alrededor de 20 empresas se han unido para impulsar un modelo de economía circular, que consiste en recaudar del material antes citado, un tipo de plástico muy usado en la elaboración de envases de bebidas y textiles, para posteriormente reciclarlo.

Aunque hace más de una década que se habla de esta tendencia en el país, ha sido con la promulgación, el pasado octubre, de la Ley 225-20 o Ley General sobre Gestión Integral y Coprocesamiento de Residuos Sólidos, que ha cobrado más fuerza la intención gubernamental y también empresarial de transformar el modelo de producción actual, ya que por fin se sientan las bases de un marco jurídico que señala el camino a seguir para llegar al propósito de una gestión integral de los desperdicios.

Pero, la entrada en vigencia de esa ley no es suficiente. Está pendiente que el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales redacte las reglamentaciones que realmente harán operativos los aspectos que rigen esa norma, la cual establece que en un plazo de tres años será obligatoria la separación de residuos en las fuentes de origen, al tiempo que ordena a los productores establecer mecanismos para retirar los residuos que llevan al mercado a través de los productos que comercializan.

En la sesión de noviembre pasado de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la secretaria ejecutiva de ese organismo, Alicia Bárcena, dijo que la economía circular será uno de los principales ejes de un nuevo estilo de desarrollo para la reactivación económica post Covid-19, sumado al turismo sostenible, una nueva matriz energética, la electromovilidad urbana, la revolución digital, la industria manufacturera de la salud y la bioeconomía.

El vuelco hacia este modo de operar es un movimiento extendido a toda América Latina y el Caribe (ALC), el cual ha concertado el apoyo de diversos organismos internacionales. La Fundación Ellen MacArthur, por ejemplo, forma parte del grupo de organizaciones líderes que acaban de presentar una coalición para apoyar a la región en la transición.

Esta coalición tiene como objetivo poner en práctica estos principios a través del trabajo colaborativo entre gobiernos, empresas y la sociedad en conjunto. Estará encabezada por un comité directivo compuesto por cuatro representantes gubernamentales de alto nivel, que rotarán en esta función, comenzando por Colombia, Costa Rica, Perú y República Dominicana para el período 2021-2022.

Mientras tanto, en la media isla el sector privado va avanzando con proyectos como Nuvi, liderado por la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD). También hay otras iniciativas particulares de grandes empresas, como Recicla 100+, de Cervecería Nacional Dominicana, que desde que inició en 2019 ha acopiado cerca de 1,450 toneladas de residuos PET, pero tiene la meta de alcanzar más de 5,440 al año. En la lista también se encuentra Mundo sin Residuos, de la embotelladora de Coca-Cola Bepensa Dominicana, que tiene la misión de recoger todos sus envases para el 2030.

A esto hay que añadir que también han surgido pequeños emprendimientos independientes que igualmente buscan aprovechar los desperdicios para cambiar la economía lineal que domina actualmente, por una circular, en la que todo se aprovecha y nada se desperdicia.

“No es fácil. Para que la economía circular pueda ser realmente efectiva hace falta no sólo voluntad, sino concertación del sector empresarial, pues de nada sirve trabajar en un modelo de negocio de forma aislada cuando toda la cadena se mantiene lineal. Aquí implica que tienes que involucrar alianzas no sólo a nivel privado sino público-privado”, opina Circe Almánzar, vicepresidenta ejecutiva de la AIRD.

Además, señala que la economía circular va más allá de un enfoque ambiental y considera que debe verse también como una fuente de generación de empleos.

A pesar de que los industriales han dado pasos importantes para empujar ese tipo de modelo económico, lo cierto es que sin la colaboración gubernamental no llegarán muy lejos, concluye el III Foro Internacional de Economía Circular celebrado el mes de febrero.

“El Estado debe acompañar a los industriales en la innovación, en la tecnología, para lograr un cambio de matriz productiva; eso demanda también la búsqueda de nuevos materiales y capacitación de talentos, lo que significa invertir recursos”, opinó Jesús Salazar Nishi, presidente del Comité de Plásticos de la Sociedad Nacional de Industrias de Perú, al participar en el evento que reunió a empresario y ministros de países latinoamericanos, incluyendo funcionarios de República Dominicana.

RECOGIDA PENDIENTE “Lo más complicado es recuperar los residuos”, opina María Alicia Urbaneja, directora ejecutiva de la Red Nacional de Apoyo Empresarial a la Protección Ambiental (Ecored), quien además considera que un punto clave es educar a la población acerca de la segregación en origen, de cara a garantizar la calidad de los residuos para su reaprovechamiento.

“No es sólo recuperar sino cómo lo recuperas y cómo generas esas cadenas para luego poderlo procesar. Me preocupa de sobremanera la poca capacidad técnica que tienen los ayuntamientos en el manejo de residuos”, dice Urbaneja. En este sentido, aboga por la creación de una Dirección de Residuos Sólidos desde donde se vele por el cumplimiento de reglas claras en el procesamiento de todos esos materiales.

Apunta que se han formado muchos técnicos ambientales para trabajar en el Estado, pero como no son de carrera administrativa, cada cuatro años, cuando cambia un gobierno, pierden sus empleos, en muchas ocasiones afectando la continuidad de los proyectos.

“No va a ser sencillo, pero están dadas las condiciones para impulsar la economía circular”, sentencia Urbaneja.

Otro desafío es el concerniente a las normativas técnicas de calidad de la materia prima “de segunda mano” para su procesamiento y lo relacionado a los reglamentos que hacen falta para que la ley funcione, para lo cual el Ministerio de Medioambiente tiene un plazo de seis meses para redactarlos. Sobre esto, el ministro de Medioambiente y Recursos Naturales, Orlando Jorge Mera, asegura que ya iniciaron un ciclo de consultas con diferentes sectores sociales para consensuar los aspectos que se reglamentarán.

Indica que para eso ha convocado a todos los alcaldes del país, porque la idea es que el Reglamento de Aplicación que se logre sea incluyente y tenga una visión globalizada.

“A la par del trabajo para crear las reglamentaciones, estamos mejorando el clima de negocios en el país, simplificando trámites administrativos y promoviendo financiamiento para tecnologías verdes”, agrega el funcionario.

OPORTUNIDADES Existe un mercado de residuos reciclables con una generación de 2,475 toneladas por día, equivalentes a 903,040 toneladas al año, de las que sólo alrededor de 200,600 son manejadas por gestores o recicladores, los cuales operan entre al 40% y 55% de su capacidad total de instalación, arrojó el Diagnóstico de las cadenas de producción, portación y comercialización de envases de producción para identificar oportunidades hacia la economía circular, realizado por la AIRD, el Laboratorio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID-Lab) y Serviguide Dominicana.

El informe determinó que existe un potencial de ampliación de infraestructuras para el procesamiento de residuos de envases y embalajes, en función de las cantidades de residuos generadas, la capacidad instalada de procesamiento y el volumen de residuos gestionados.

La investigación concluye que actualmente se desaprovechan 62,628.74 ton/año de capacidad de instalación de las empresas recicladoras o gestoras. De los 903,040 toneladas de residuos, apenas el 22.2% es intervenido por recicladores, por lo que se podría extender una ampliación de infraestructuras para procesamiento de material equivalente a 639,824.16 ton/año.

Asimismo, el país cuenta con una capacidad de instalación en las plantas recicladoras o gestoras no aprovechada de un 6.9%.

En primer lugar, los residuos más abundantes generados por los dominicanos son los restos de alimentos, le siguen los desperdicios de jardinería, los vidrios, residuos sólidos peligrosos como baterías y pilas, y las fundas plásticas.

Los materiales PET representan el séptimo material más desechado, con alrededor de 265 toneladas diarias. Esta actividad es realizada por iniciativas como Nuvi, en la que se trabajan los sistemas integrados de gestión, se realizan las campañas de comunicación, los acuerdos y convenios interinstitucionales. De igual modo se desarrollan planes en conjunto con las instituciones gubernamentales y municipales.

Una empresa que complementará este trabajo es Recolectiva, que se encargará de financiar todo el sistema de recolección hasta lograr construir una planta de reciclaje, para la que se ha contemplado una inversión de aproximadamente 30 millones de dólares, en los próximos siete años, explica Almánzar.

La ejecutiva de la AIRD puntualiza que la idea es convertir al país en un centro regional de reciclaje de botellitas PET. Hasta ahora en promedio recolectan 150 toneladas al mes, que se exportan a Perú, pero la meta es llegar a las 600 toneladas en los próximos cuatro años. Con ello se podrá construir la planta de reciclaje, de modo que sea rentable y se dejar de exportar el material hacia Sudamérica.

“No es tan sencillo; para lograr lo de las botellitas, las empresas de agua y refrescos se pusieron de acuerdo para unificar el color y forma de elaboración de los envases, de manera que pudiera funcionar la recolección”, explica Almánzar.

La AIRD está concentrada en diseñar el “sello Nuvi”, que será una certificación que recibirán las empresas que asuman el compromiso de ser responsables con la cadena de gestión de residuos.

Como parte del proceso, después de la positiva experiencia reuniendo el PET, la asociación ampliará el proyecto a la gestión de los residuos de los materiales de construcción, que coprocesados pudieran servir como rellenos de carreteras y agregados.

Los gestores y recicladores de ese tipo de residuos operan a aproximadamente a 8% de su capacidad de instalación, por lo que existe una gran oportunidad de negocio para el sector construcción.

Hay un mercado de residuos reciclables con una generación de 2,199.84 m3/día, lo cual equivale a 802,941 m3/año, de los que actualmente sólo se aprovechan aproximadamente 127,750 m3/año, de acuerdo con un levantamiento de información que realizó la AIRD el año pasado.

Más adelante, pretenden incluir en su plan de reciclaje el tetrapak y las cajas de cartón: “Nosotros podemos tener unos ahorros importantes de divisas si sabemos aprovechar el cartón, porque aquí no se fabrica papel, eso viene de otros países”, indica Almánzar.

Un cambio de matriz de materia prima representa un cambio de tecnología, que demandará tiempo e inversión pública y privada. Por lo pronto, los actores principales de este concepto también deberán valorar la transformación de los patrones de consumo en la población, para que los productos puedan ser reusados por más tiempo.

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