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¿Soy un empresario antifrágil?

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Frederic Emam-Zadé GerardinoSanto Domingo, RD

¿Está tu empresa prosperando mejor que tus rivales durante la crisis sanitaria? ¿O la crisis económica? ¿Qué tal la crisis de salud mental de tus empleados? ¿y tu propia crisis existencial y familiar? Si es así, ahórrate la lectura de este artículo; ya eres antifrágil.

Si por el contrario, estás sufriendo los embates de todas estas crisis, entonces, estás en problemas y necesitas hacer algo con tu empresa. Qué hacer dependerá de cómo está reaccionando tu empresa. Hay varias maneras de reaccionar al cambio.

El empresario frágil – Si tu empresa se nutre de un nicho de mercado protegido dentro del cual no tienes que competir, tienes una empresa frágil.

Si aprovechando tu fragilidad emerge otra empresa más eficiente y entra a tu mercado, ésta trastornará tu existencia y tus días estarán contados si no puedes competir con tu disruptor. O te adaptas o te extinguirás.

El empresario resiliente – Si tu empresa ésta sufriendo el embate de las diversas crisis actuales, pero está recuperándose al estado en que estaba antes de las crisis; entonces, por su reacción, podemos definirla como una empresa resiliente y a ti como un empresario resiliente que se adaptó a las dificultades de las crisis y las superó por ahora.

Pero, ¿Estás listo para lo que viene después?

El empresario robusto – Si tu empresa no ha sido afectada de manera negativa ni positiva por las crisis y sigue operando inalterada e inmutable, podemos definirla como una empresa robusta que seguirá adelante, pero que se quedará atrás de las empresas antifrágiles.

Tú fuiste robusto pero tendrás problemas pronto con tus rivales antifrágiles.

¿Qué es ser antifrágil? – El empresario antifrágil se hace más resiliente y más robusto ante las crisis.

Al final no sólo sobrevivirá mejor que tú, sino que se beneficiará más de las crisis que sus rivales frágiles, resilientes y robustos; y será la peor pesadilla de todos al final de las crisis.

En fin, de poco les sirvió sobrevivir las crisis, si entonces van a tener que enfrentar a los que supieron aprovechar las crisis mejor que los demás. La pregunta más importante a hacerse desde ahora es: ¿Cómo entonces me transformo desde ahora en un empresario antifrágil?

¿Cómo hacerme antifrágil? – ¿Cómo me coloco estratégicamente con mi empresa en la mejor posición posible para fortalecerme ante las crisis y para ganarle a mis rivales frágiles, resilientes y robustos? Hay varias maneras de hacerte antifrágil:

Primero, visualízate en donde quieres terminar al final de las crisis. No puedes controlar ni cambiar el presente pero puedes prepararte para terminar mucho mejor que antes.

Esa transformación no será fácil, pero es posible. Empieza por simplificarte la vida al máximo y apégate a reglas minimalistas y simples. Reduce tu empresa al mínimo posible.

Dedícate en cuerpo y alma a pensar en tu empresa. Ocupa tu mente solo en soluciones y despreocúpate de los problemas que no puedes resolver. Corta tus pérdidas tan pronto puedas, para salvar recursos para tu relanzamiento.

Empieza tomando pequeños riesgos, sabiendo con certeza que vas a fracasar varias veces antes de lograr tu nuevo modelo exitoso de negocios. Eso sí, evita aquellos riesgos que puedan destruir tu empresa totalmente.

No te preocupes tanto por los números, tu mente es una súpercomputadora poderosa y singular; aprende a escucharla, medita y duerme, deja que tu inconsciente oriente tu consciencia y hazle caso a tu intuición. Decía Einstein: “La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado y la imaginación circunda el mundo”.

Mantén tu mente abierta a todas las opciones, haz muchas preguntas y escucha atento a todo el mundo por más absurdas que te parezcan sus respuestas. Experimenta y fracasa y sigue fracasando; descarta lo que no funciona y concéntrate en descubrir y perfeccionar lo que te funciona.

En resumen, olvídate del pasado, del presente y enfócate sólo en ganar tu juego a largo plazo. Lo perdido de nada te sirve ya excepto de aprendizaje. Al jugar a largo plazo, piensa en las consecuencias de primer y segundo orden de tus decisiones.

Atrévete a parecer un idiota o un loco a corto plazo. “Las buenas ideas siempre parecen una locura hasta que dejan de serlo” dice el cofundador de Google, Larry Page. Estarás en buena compañía.

Y ¡digitalízate!

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