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Para muchos, las mascarillas son un artículo de lujo o un simple requerimiento de los negocios

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Jhenery RamírezSanto Domingo, RD

El título de esta noticia lo dice todo, y es que para muchos ya las mascarillas han perdido el sentido, no importan incluso si están caminando por una avenida muy concurrida o simplemente están en un supermercado, porque para esas personas este artículo que en marzo del año pasado era “un salvavidas”, ahora es solo parte del cumplimiento de algunas reglas.

Listín Diario realizó un recorrido por la avenida Duarte, donde se evidenció el poco miedo que muchos le tienen al COVID-19. Ellos caminaban por la calle con la mascarilla colocada en sus barbillas dejando al descubierto la nariz y la boca y sin importar si había otras personas a su alrededor sin mascarillas también.

Cuando esta reportera se acercó a un vendedor de cables de cargar teléfonos para preguntarle por qué no tenía puesta una mascarilla, el señor, a carcajadas, dijo: “Me vas a dar una, es que se me cayó desde esta mañana y no tengo más y estoy esperando que pase uno de los que las venden a RD$10”.

Al aconsejarle que alguna persona contagiada del COVID-19 podría acercarse a él y luego se enfermará, volvió a reírse y ahora su comentario burlón volvía, “pero, ¿me vas a dar una mascarilla?, es que no tengo, se me perdió”.

Un señor de una edad avanzada tampoco tenía puesta su mascarilla. Al esta reportera acercarse a él, sus palabras fueron: “Es que la guarde para arrastrar esta carretilla. La tengo en el bolsillo, pero mire, mire, ya me la pongo”, como si su fuerza dependiera de una mascarilla o como si su salud depende de un consejo.

En la parada de autobuses que van al interior, ubicada en los alrededores de la Avenida Duarte, las personas se colocaban su mascarilla antes de abordar a las guaguas por exigencia de los conductores a pesar de que dentro es más difícil controlar quién se la quitara y quien se quedara con ella puesta.

La gente andaba este sábado en la Duarte olvidada del COVID, pero al ingresar a los comercios, el requerimiento principal era que debía colocarse la mascarilla. En ese momento, las personas cumplían, pero ya dentro de los establecimientos, cuando no se observaba la vigilancia de alguien de la tienda, se descubrió la nariz y la boca y volvían a cubrirse solo la barbilla.

En la parada de motores, los jóvenes dedicados a transportar personas en sus motocicletas, ignoraban el riesgo de no usar mascarillas y solo se la colocaron cuando se dieron cuenta que estaban siendo fotografiados por este medio.

Listin Diario también realizó un recorrido por plazas comerciales, donde la gente accedía al lugar con mascarillas y en las tiendas no se la quitaban, pero se observó en el pasillo de un reconocido mall a un joven caminando con la mascarilla protegiendo su barbilla.

En el área de comida, mientras los clientes hacían su fila para comprar, tenían puestas las mascarillas y solo se la quitaban cuando ya iban a sentarse a la mesa a comer.

Este mismo comportamiento se da en los restaurantes. La gente entra con su mascarilla, ya que si no la tiene no tendrá acceso al lugar, pero al estar en la mesa compartiendo, se la retiran y se la vuelven a colocar a la hora de irse.