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Lucas Vicens: in memorian

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Julio Ortega TousSanto Domingo, RD

Domingo 25 de octubre de 2020. Rancho Arriba y un sol de montaña resplandeciente. De repente suena mi teléfono. Me llama nuestro común amigo Luis Vargas. Me entraron escalofríos, pero no pude tomar la llamada por la interferencia de las “escarpadas montañas de Quisqueya”. Cinco minutos después me llama mi hermano Jaime y me deja petrificado: “Murió Lucas”. ¡No puede ser! Lorenzo me dijo que había salido de la UCI y que estaba mucho mejor.

En ese instante me pasaron por la cabeza, a la vez y desordenados, todos los recuerdos de la relación multifacética, apasionada y humana que tuve y seguiré teniendo con Lucas. Lucas y yo en la Caonabo. Lucas jugando en el equipo de baloncesto de nuestro Colegio Loyola y yo admirando sus destrezas. Lucas y yo discutiendo irnos a estudiar a Paris, que al final el no lo hizo. Lucas y yo construyendo un sueño igualitario a mi regreso de Francia. Lucas y Francis. Lucas y Laurita. Lucas, Francis, Elizabeth y yo. Lucas y los artículos de economía en el “Nuevo Diario” y en “El Socialista”. Los interminables debates en el Honda Civic, en Cuesta Brava frente al río Isabela, en el Parque Colón, en su casa y en la mía que sosteníamos sobre la revolución, sobre la libertad y el socialismo traicionado por el estalinismo, sobre nuestras ideas proscritas o estigmatizadas. Lucas y yo desmenuzando las obras de Ernest Mandel, de Samir Amin, de Michael Lowy, de Nicos Poulantzas y de muchos más.

Los debates sobre el Frente de la Izquierda Dominicana desde 1981 y nuestra relación con el Bloque Socialista y la teoría de Fafa sobre la Revolucion Inminente, después con el MST, de los llamados “Corecatos de la Base”, las noches interminables haciendo nuestro pequeño periódico “Qué Hacer” y la direccion fundamental de Alberto Malagón, nuestro maestro. Nuestra relación multifacética con Alberto Malagón, con Enrique de León, con Claudio Tavárez, con Luis Manuel Santos, con Enrique Caminero, con Roberto Rodríguez, con nuestro inseparable Jaime Ortega Tous, hermano de sangre y de complicidades.

Debates interminables sobre la invasión soviética a Afganistán, el próximo congreso de la Cuarta Internacional, la revolución sandinista, las ideas de Fidel y del Che y la revolucion cubana, las reuniones con los compañeros visitantes de los partidos de la Cuarta Internacional, Livio Gaitán, Luis Vitale, Charles Andre Udry, Jorge Aguilar Mora. Las preparaciones del aquel seminario sobre “La socialdemocracia ayer y hoy” en 1980. Las discusiones de como construir un partido marxista, democrático y revolucionario en nuestro país. Las discusiones sobre economía, la teoría del desarrollo desigual y combinado en la obra de Marx, Lenin y Trotsky. Isaac Deustscher, Leon Trotsky y la historia de la Revolución Rusa, el maoísmo en el país y el mundo, la socialdemocracia, el populismo y el PRD. El PLD de Bosch y la sociología política de “Composición social dominicana”.

La relación con los sindicatos –Poasi, la ADP, el Sindicato de los Telefónicos, el Sindicato de Falcondo…- las luchas campesinas por la tierra, el papel de la juventud, los estudiantes, entre otros. De cómo la dictadura estalinista en la URSS y su clon en los “países socialistas” terminaron por identificar socialismo con dictadura y ausencia de democracia, nada más alejado de los planteamientos de Marx y toda la tradición marxista desde la Comuna de París hasta la Revolución Rusa. La admiración de Lucas y compartida por nosotros por Rosa Luxemburgo, Karl Liebnecht y los espartaquistas en Alemania. El surgimiento del fascismo en Italia, en Alemania y en España. La Guerra Civil española. Los movimientos revolucionarios en América Latina y el Caribe. La importancia de Mariategui y la asimilación del marxismo a nuestra realidad de sociedades mezcladas. Gramsci y el marxismo renovado…

Una vida compartida desde el colegio de los jesuitas, las relaciones familiares de dos troncos mallorquines, Vicens Coll y Tous Llado. La Tía María que me despertaba en El Golfito, la Tía Margaritin, más que hermana de mi madre, las largas charlas de Don Tiste, su padre, el papel de mi abuelo Julio Ortega Frier en la dictadura trujillista, de mis tíos Ducoudray Mansfield en la introducción del primer partido socialista, en fin, no existió un rincón de la vida que no compartiera con Lucas, mi amigo, mi compañero, mi camarada, hermano. ¿Cómo será la vida ahora sin Lucas? ¿Cómo será sin sus ocurrencias geniales y sus errores que me afectaban como si fueran propios?

Lucas Vicens Bello nos ha dejado como una víctima más de esta pandemia asesina y artera. Pero en realidad no nos ha dejado. Creo que ahora estará más presente en mi vida, y en la vida de los que lo queríamos apasionadamente y lo querremos ahora que su cuerpo nos deja. Adiós querido amigo, querido compañero, hombre de bien y de un importante legado para la posteridad. Sit tibi terra levis.

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