Enfoque
Qué se verá pronto y qué se verá mucho después
La llegada de Luis Abinader al poder arrastra muchas expectativas y esperanzas. Algunas serán satisfechas en el corto plazo y otras no tan rápido como muchos desearían. Comencemos por el Covid-19. Quizás la primera reunión del staff del presidente sea precisamente en el área de salud. Se supone que los funcionarios elegidos hace varias semanas tendrán un nuevo plan para atacar el virus. Aumentar el número de pruebas, la disponibilidad de camas, mantener el toque de queda, mayor aislamiento de las zonas de alto impacto y otras medidas innovadoras, serán puestas en la mesa de discusión, especialmente las necesidades presupuestarias.
Despúes lo económico.
¿Qué encontrara el presidente una vez se reúna con sus nuevos funcionarios del área económica? Los del área financiera, les dirán que hay suficiente liquidez en el sistema bancario para prestarle a las empresas y personas. Pero muchas Mipymes tienen meses en espera por sus préstamos ya que presentan un alto riesgo para la banca. Inicialmente, el BCRD ha dado facilidades por RD$120,000 millones a través de Repos y encaje legal. Y cuando aún quedaban unos RD$25,000 millones por colocar, dio otra facilidad de liquidez rápida por RD$60,000 millones. Lo más importante para el Presidente es saber en dónde se han colocado esos recursos. La pregunta que sigue es ¿Cómo hacer que la banca, sin poner en peligro su solvencia, canalice más préstamos a las Mypimes asumiendo un riesgo compartido?.
La respuesta debería ser mediante el Fondo de Garantía. Con este fondo en operación, los préstamos a las Mipymes estarían garantizados hasta un 60% por el Fondo de Garantía, lo que estimularía a la banca a orientar más recursos a ese sector. Eso sería de gran ayuda para evitar quiebras masivas de negocios. Sobre la política monetaria, algunos economistas del equipo estarán preocupados por la fuerte caída de las reservas (unos US$3,000 millones). Con el nivel de reserva actual, que estaría rondando los US$7,000 millones, hay poco espacio para contener la depreciación que puede producirse en los últimos 4 meses del año si no hay una entrada de capital fresco.
Más préstamos
En el 2020 se recibirán unos US$10,000 millones menos de divisas por la caída del turismo, zonas francas, exportaciones e inversión externa. Solo las remesas podrían mantenerse vivas. Ante estas circunstancias, el presidente debe enviar rápidamente a una comisión de funcionarios encabezados por el ministro de Hacienda, para que gestionen nuevos préstamos ante los organismos multilaterales y negocien una reprogramación de los pagos de capital e intereses de la deuda contraída, al menos por dos años. Igualmente, sondear con la banca de inversión las condiciones más favorables para colocar una emisión de bonos de US$1,000 millones lo más rápido posible. Con estos recursos los riesgos cambiarios se minimizarían y las promesas del Presidente en el área de la salud, asistencia social, crédito a la agropecuaria e infraestructura (vivienda), podrían ser posibles. Todo ello, le daría un impulso a la economía que registra una caída del 8% del PIB en el primer semestre.
Continuando la reunión entraría la gente de presupuesto. Estos deben presentarle al presidente un nuevo presupuesto revisado para los últimos cuatro meses del año a fin de enviarlo al congreso para su aprobación.
Este presupuesto revisado debería permitirle al presidente reasignar recursos por unos RD$25,000 millones, eliminando muchos gastos superfluos. Igualmente se discutirán los grandes lineamientos del presupuesto 2021. La eliminación o drástica reducción de la corrupción es otra vía de ahorrarse mucho dinero mediante compras y contratación más transparentes. Nada se compraba o se contrataba en el pasado gobierno sin un 25% de comisión de por medio. Finalizado el presupuesto viene el tema fiscal.
Las cifras que le mostrarán al presidente serán catastróficas. Hablamos de un déficit cercano a un 4% del PIB a julio (RD$200,000 millones) y un cierre del año de 6.5% del PIB (unos RD$350,000 millones). Quizás le propongan al presidente una amnistía fiscal para limpiar las deudas y recaudar algún dinerito adicional. Se analizarán algunos casos de grandes contribuyentes que tienen viejas o recientes deudas con el fisco y se adoptaran algunas medidas para que eso se resuelva a la brevedad posible.
Y nos referimos tanto a la DGII como a Aduanas. La deuda pública no es problema inmediato. Hay que buscar más dinero.
Con suplidores
Las deudas del Gobierno con suplidores y contratistas será otro tema difícil y todas tendrán que ser revisadas y auditadas antes de pagar un centavo. Muchas de esas deudas están contaminadas por la corrupción. El presidente hará fuertes recortes en algunas partidas gasto y en eso los técnicos del PRM han trabajado por meses. Esos recortes le darán mucho margen de maniobra para reasignar recursos. Mantener la estabilidad macroeconómica será de máxima prioridad para el presidente y se impondrá a cualquier acción que ponga en peligro los cimientos de esa estabilidad. Después se le dará paso al Gabinete Social. Hablaran de los planes sociales para los próximos cuatro meses y medio. El Presidente anunció que continuará varios de los programas existentes e iniciará otros de inmediato.
Igualmente, se ha puesto énfasis en el mejoramiento y construcción de viviendas, que tienen un efecto multiplicador en la economía, lo que no será de inmediato. Se comenzará a abordar la universalidad del seguro salud, integrando a dos millones de dominicanos. Quizás a finales de año esto se concrete. Todas estas medidas se implementarán relativamente rápido. Pero otras requerirán más tiempo y bajo un escenario económico más saludable. Por ejemplo, las reformas institucionales tomaran varios meses para concretarse, incluyendo el cierre de varias instituciones. Así mismo, el inicio de grandes obras de infraestructura, incluyendo las de carácter público-privado tendrá que prepararse y licitarse, requiriendo meses de trabajo. Hacer que el 4% del PIB a educación sea realmente una inversión productiva para mejorar la calidad de la enseñanza, implica medidas de carácter administrativo e institucional que tomarían un tiempo largo. Lo mismo con la atención primaria en salud para evitar un colapso del sistema.
Pérdida de empleos
La pérdida de cientos de miles de empleos generará desesperación y angustia en miles de hogares dominicanos y la demanda por ayuda se multiplicarán. Recuperar el nivel de empleo antes de la pandemia no será fácil y menos con un toque de queda que posiblemente se extenderá hasta diciembre y más allá. Sobre el comercio exterior, años de desidia no cambiaran de la noche a la mañana. Solo en el largo plazo podría cambiarse el modelo importador predominante a uno exportador, eliminando o reduciendo al mínimo el déficit comercial que supera los US$10,000 millones anualmente. Finalmente, la reforma fiscal habrá que trabajarla desde ya, pero pensando en el 2021. Lo mismo con otras reformas engavetadas por años. Le toca ahora a cada funcionario hacer sus planes, discutirlos y ponerlos en ejecución. Lo que está bien debe continuar, lo que está mal, eliminarlo y lo que está en carpeta ajustarlo a las prioridades del nuevo Gobierno.