NEGOCIOS
El coronavirus trae devastación a los artesanos tradicionales
Las cerámicas, los objetos de mimbre, los muebles de hierro forjado se amontonan en las desiertas tiendas del centro artesano de Oulja, ubicado en Salé, cerca de Rabat. El coronavirus ha dejado sin ingresos ni actividad a los artesanos, devastados por la epidemia.
“El coronavirus, es el KO final: sin ayuda, nuestro oficio va a desaparecer” se lamenta Youssef Rghalmi, un alfarero de 49 años que acaba de volver a abrir el local donde expone el fruto “de un arte transmitido desde hace generaciones”.
En el taller familiar, la arcilla se seca, el horno está apagado, y los nueve empleados ya no vienen. El último pedido, destinado a una cliente de Francia que anuló su viaje por el cierre de las fronteras, se llena de polvo en un rincón.
“Antes ya nos costaba sobrevivir porque los modos de vida han cambiado, los oficios tradicionales se pierden porque los jóvenes no quieren tomar el relevo, y ahí se produce el golpe de gracia” coincide Mohamed Touel, artesano especialista en yeso esculpido para la decoración.
Este activo sexagenario ha adosado un pequeño restaurante a su tienda, pero tuvo que cerrarlo debido al estado de emergencia sanitaria instaurado desde mediados de marzo.
Los turistas extranjeros han desaparecido, el confinamiento obligatorio ha paralizado la vida económica y la clientela local “tiene otras prioridades que comprar alfombras” se lamenta Ahmed Driouch
Este comerciante, “afectado a un 200% por el impacto del virus”, piensa que necesitará “al menos dos o tres años para reanudar una actividad normal”.