Economia & Negocios

Diputado cae mareado por bombas lanzó PN

Diputado Pedro Botello mareado por las bombas.

Florentino DuránLa Romana, RD

El diputado Pedro Botello, quien padece de diabetes, fue afectado ayer por los gases lacrimógenos lanza­dos por la Policía Nacional mientras se manifestaba a favor de la entrega del 30 por ciento de los ahorros en poder de las Administrado­ras de Fondos de Pensiones (AFP) en esta ciudad.

Se informó que el legis­lador se recupera en la Pla­za de la Salud de Santo Do­mingo adonde fue llevado a pedido de sus familiares, tras ser impedido de reali­zar una marcha a favor de que se libere el 30% de los fondos acumulados por los trabajadores en las diferen­tes AFP.

La doctora Medrano, quién le atendió en la emer­gencia de la clínica Canela II de la calle Padre Abreu, explicó que Botello llegó al centro ya reaccionando. El legislador se había desma­yado al sufrir los efectos de la bomba lacrimógena lan­zada en contra de la mani­festación que encabezaba. Medrano explicó que su pulso y ritmo cardíaco eran normales, por lo que no fue referido, pese a que sentía dolores en el cuerpo. Fue tratado con analgésicos, di­jo la doctora de emergen­cias.

Botello, antes del desma­yo, casi estuvo a punto de un enfrentamiento a golpes con el subdirector de investiga­ciones criminales de la Poli­cía Nacional, coronel Alber­toTrejo.

Sus familiares informaron que su recuperación conti­nuaría en un centro de salud privado de Santo Domingo, para no exponerse.

Durante la mañana de ayer, unidades de la Policía Nacional lanzaron bombas lacrimógenas hacia ciudada­nos que participaban en una protesta, organizada por Bo­tello, que buscaba la libera­ción del 30 por ciento de los fondos de las AFP.

En el suceso fue apresado el reportero Pedro Quevedo a quien la Policía le incau­tó el celular y le borraron las imágenes del conflicto entre el legislador y el coronel Tre­jo. Quevedo, quien fue libe­rado posteriormente, expli­có a Listín Diario que Trejo le dijo: “Tenía que apresarte. Esas imágenes no podían sa­lir”, pese a que reflejaban los hechos ocurridos a plena luz del día.

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