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El COVID-19 puede llevar a una Latinoamérica más incluyente y mejor gobernada

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Álvaro Mellizo/EFELima, Perú

La crisis del COVID-19 en Latinoamérica puede llevar, si es “bien gestionada”, a una región más incluyente y con mejor gobernanza, apuntalada por las nuevas coaliciones y consensos sociales que se están alcanzando para combatir a la enfermedad y sus consecuencias económicas, así lo valoró en una entrevista con EFE el director regional del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para América Latina y el Caribe, Luis Felipe López-Calva.

El delegado del organismo internacional para Latinoamérica apuntó a elementos como la transparencia gubernamental, el compromiso fiscal con los más vulnerables y la inclusión de los ciudadanos más afectados en la creación de los planes de salida como los pilares que sostendrán una “nueva normalidad”.

Pregunta: ¿Qué puede esperar América Latina cuando pase la crisis del COVID-19?

Respuesta: En América Latina hay tres manifestaciones de gobernanza débil: los problemas de crecimiento económico, que son muy limitados; los grandes problemas de desigualdad, muy alta para el desarrollo que tiene; y los amplios márgenes de vulnerabilidad.

La pandemia interactúa con estos temas y los magnifica. Por ejemplo, la desigualdad se profundiza, se hace muy evidente y se incrementa con el choque.

Todo muestra una heterogeneidad muy grande de la capacidad de los Gobiernos de lidiar con esta situación de forma efectiva y magnifica las desigualdades.

En ese contexto vemos dos temas estructurales. El primero es cómo hacer la gobernanza más efectiva cuando había ganado espacio la idea de tener un Gobierno reducido. Si algo queda de esta crisis es replantear esa idea hacia, no ya tener Estados grandes, pero sí que sean fuertes. Eso es fundamental.

P: ¿Se impulsará una sanidad pública potente?

R: En Latinoamérica teníamos un contrato social fragmentado: los que tienen ingresos demandan servicios privados, y no tienen incentivos para apoyar fiscalmente sistemas de salud... Eso genera la brecha de un sistema privado caro financiado por las clases medias y altas y un sistema público sin financiación con muchos problemas y que deja a la mayor parte de la población desprotegida.

Ahora con esta crisis, gentes que antes se oponían (a una salud pública fuerte) se dan cuenta de que todos nos beneficiamos por tener algo fuerte, y eso es una oportunidad, porque la crisis redistribuye la capacidad de bloquear reformas, el poder y la influencia, y cambia la percepción colectiva de algunos bienes públicos.

P: Entonces... ¿se está rehabilitando la imagen del Estado, que era muy baja en la región?

R: Antes del COVID-19, era mala y la confianza en las instituciones del Estado venía cayendo... Decían que el Gobierno era para proteger a los que más tienen y la confianza en los Gobiernos venía cayendo... Pero ahora hay casos, como Perú, y en otros lugares, donde la gente está viendo como responden las instituciones, y eso es una luz positiva.

Eso puede ser una oportunidad de que se vea que, en momentos como estos, el Estado puede tener efectos importantes en nuestras vidas, recuperar su credibilidad aun cuando hay medidas excesivas como el confinamiento, que es percibido como negativo.

En general, la crisis del COVID-19 ha sido bien caracterizada por lo positivo, y eso genera una oportunidad. También se confía más en el otro, se ve cuán conectados estamos, y es positivo fortalecer las conexiones y la solidaridad comunitaria. Hay una potencial salida de esto con mejoría del tejido social y mayor confianza en el Estado.

P: ¿Cuáles son las claves entonces para que efectivamente América Latina aproveche en positivo esta crisis y mejore su gobernabilidad?

R: La comunicación y transparencia de las decisiones y las razones por las que se toman. Están demostrando que, donde hay mayor transparencia y explicación, se está dando un mejor cumplimiento y una mejor relación entre Gobierno y ciudadano.

También hay que dar una clara idea del compromiso fiscal con los más vulnerables y de que un acuerdo colectivo es una forma de respuesta correcta a la crisis. Hay que darse cuenta de que la inclusión nos beneficia a todos.