Se hunden en la basura para “buscarse” el pan de cada día
El triciclo iba repleto de botellas de cristal, su canasto parecía una esfera a punto de explotar mientras el Mello, único nombre que nos dio, lo empujaba hacia la calle para llevarlas a vender y así ganar el dinero con que se mantiene y da de comer a sus d+os hijos y a su madre.
A cuatro por un peso le compran las botellas que saca de aquel montón de desechos con olor fétido que revuelven las tripas del más sano mortal.
Las agrupa una a una hasta completar 400 y las pone en sacos que acomoda en el canasto del triciclo que guía desde Villas Agrícolas hasta la avenida Máximo Gómez, donde se las compran.
El Mello tiene 25 años de edad y un año vendiendo botellas, hierro y papel que extrae de la basura que es llevada a la Estación de Transferencia de Desechos Sólidos del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN). Dice que en cada viaje hace RD$100 y que hace hasta 10 vueltas en un día, cuando le preguntó si hace RD$1,000 diario lo piensa mejor y afirma, que en “días malos” logra entre RD$500 y RD$600 y en “días buenos”, RD$1,000.
Igual que Mello, cerca de 40 personas viven de lo que sacan de la basura en este lugar. Se dividen en turnos que asumen como si se tratara de un trabajo formal. Muchos de ellos llegan bien vestidos y se ponen la ropa de basurero, cuenta David Hernández, quien trabaja allí para el ADN.
Refiere que aunque no son muy comunes en este tipo de oficio, unas cinco mujeres también participan de esta labor, que a simple vista no parece muy atractiva. Estas usualmente sacan ropa que arreglan, lavan y venden los domingos en un mercado de pulga en la calle donde está la Estación.
No cambian lo que hacen Miguel Salas es el líder de los “buzos” de este lugar y afirma que no cambia lo que hace por ningún empleo formal, que nunca se ha enfermado a pesar de convivir con la suciedad y el mal olor, además de que allí no permiten a ningún extraño integrarse a estas labores.
“Yo soy el más viejo de toda esta gente aquí, yo soy del tiempo de Johnny Ventura, de Milagros, Suberví, Corporán, yo tengo aquí 21 años y nunca me he enfermado con basura, la única protección es Dios Jehová, solo uso guantes, a veces bebo leche y mi romito para los poros”, manifesta Salas, entre la risa de sus compañeros.
Asegura que diario se gana entre RD$300 y RD$400, pero quienes trabajan en la Estación afirman que sus ingresos pueden oscilar entre RD$800 y RD$1,000 diario por tanda de trabajo.
“Sacamos botellas de cristal, plásticos, potecitos, hierro, cartón, aluminio, fundas plásticas y to¥ la vaina. Esos materiales se venden en diferentes partes, cada buzo tiene diferentes negocios a los que les venden dependiendo el material que extraigan de la basura”, indica Salas.
Leonel Santos, quien labora como asistente administrativo de la Estación de Transferencia de Desechos Sólidos de Villas Agrícolas, la única que existe en el Distrito Nacional, sostiene que reciben entre 180 y 200 camiones diario y que llevan a Duquesa entre 650 y 750 toneladas de basura.
Negocios que compran Hino Espinal compra papel y cartón para reciclar en una calle cercana a la Estación de Transferencia en Villas Agrícolas. Compra a RD$2.50 y vende a RD$4.50 y a RD$5.00.
Dice que hay distintos tipos de desechos de papel y que la compra depende del estado en que se encuentran. Se gana cerca de RD$2 por kilo y semanal negocia entre 30 a 35 toneladas de papel para reciclar. “Con el papel blanco reciclado muchas empresas fabrican servilletas y papel de baño”, apunta.
Juan Francisco Reyes García compra plásticos duros a RD$4.00 la libra, o sea, el plástico con el que se hacen las sillas y poncheras de lavar. También compra hierro a RD$7.00 el kilo, bronce a RD$50.00 la libra, cobre a RD$80.00 la libra, entre otras cosas que los buzos sacan de la basura.
Sentado en una silla, limpiando lo que compra, Juan Francisco explica que gana RD$1.00 y RD$2.00, pero como acumulan distintos materiales el negocio termina dejando buenos beneficios.
Exportación Carlos Mancebo es propietario de una empresa que exporta plásticos reciclados. Tiene distintos puntos para abastecerse para luego exportar a Asia y Estados Unidos.
Frente al vertedero de Duquesa tiene un colaborador que le compra el plástico que sacan los buzos y los transfiere a su empresa. Compra plásticos de botellitas (PET) y galones (HDP).
Tiene cuatro años dedicado al negocio y piensa que la eliminación del plástico de un solo uso no es la solución al problema que genera la contaminación del medioambiente. “El tema de reciclar funciona. Muchos actores que hablan del tema no lo conocen como lo hacen quienes viven día a día”, expresa.