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Compraventas

Tenis de marca, los artículos que más se empeñan

El 70% del movimiento económico en las compraventas se da por el empeño de tenis, así lo aseguran Luis Acosta y José Antonio Lovera. JORGE CRUZ/LISTÍN DIARIO.

El 70% del movimiento económico en las compraventas se da por el empeño de tenis, así lo aseguran Luis Acosta y José Antonio Lovera. JORGE CRUZ/LISTÍN DIARIO.

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Patria Reyes RodríguezSanto Domingo, R.D.

Tres o cuatro décadas atrás, el mayor volumen de negocio en las compraventas se daba por el empeño de prendas de oro o de plata (cadenas, relojes, guillos, anillos), sin embargo, en la actualidad, lo que da dinamismo a este tipo de negocio es el empeño de tenis de marca.

Me pareció increíble cuando Luis Acosta, propietario de una compraventa ubicada en Villa Juana, afirmó que este tipo de negocio ha ido desapareciendo en los barrios y que cerca del 70% de los empeños diarios son jóvenes que acuden en busca de dinero con sus tenis de marca.

Estos jóvenes logran conseguir entre RD$300.00 y RD$1,000, dependiendo la marca y el estado del tenis y regularmente, según Acosta, los empeñan los lunes y los retiran los viernes o sábados, al parecer para poder lucirlos en el fin de semana.

Tienen seis meses para conseguir el dinero de sacarlos de la compraventa, pagando un interés quincenal de un 5%, si en ese tiempo no consiguen el dinero, entonces pierden definitivamente los tenis que son puestos en exhibición para venderlos.

Refiere Acosta que estos jóvenes que empeñan sus tenis regularmente no los dejan perder y con regularidad se mantienen empeñándolos.

“Alrededor del 70% de los empeños diarios son tenis, de cada diez negocios que se hacen al día, seis o siete son con tenis Jordán, Nike”, afirmó don Luis, en una amable entrevista concedida al LISTIN DIARIO en el interior de su negocio.

Explicó que las compraventas se han reducido en más de un 50%, que de 10 que había en la zona solo quedan tres. Esta misma información fue corroborada por José Antonio Lovera, propietario de una compraventa ubicada en Gualey, quien sostuvo que el tiempo de las vacas gordas pasó en este tipo de negocio.

“Estamos en la era de las vacas flacas, antes en las compraventas se negociaba con prendas de oro y otros objetos de valor, pero hoy las compraventas se han convertido en el “Banco de los Pobres”, para el que tiene un tenis y quiere 500 pesos para la comida, o tiene un martillo, una plancha, para una gente que necesite el dinero de una receta o para una emergencia”.

Lovera, quien tiene 51 años negociando en este punto de Gualey, dice que “el cliente más difícil que se puede tratar detrás de un mostrador es el cliente de compraventa porque es un cliente que viene con necesidad”. Asegura que a veces prefiere darle algo de dinero solo para ayudarle y no entrar en negocio..

“Esta mañana vino una señora con una olla para que le consiguiera 200 pesos para la comida, me dijo que tiene dos hijos, pero eso no se podía empeñar, yo creo que hasta pichada estaba la olla, pero uno no la deja ir en blanco, uno le da los RD$200”, eso expresa Lovera indicando que tiene clientes viejos desde que él inició con 19 años y que ya se han convertido en familia, llegan a la compraventa cuando necesitan dinero para cosas tan elementales como sus medicamentos.

Realidad de las compraventas

Luis Acosta, luego de ser empleado por muchos años compró la compraventa que tiene hoy día y en la que trabaja junto a su hijo. Pertenece a la Asociación de Dueños de Compraventa y dice que de 300 socios que tenía la organización quedan menos de la mitad. “Hemos sobrevivido, porque cuatro o cinco negocios de estos cerraron y los clientes de ellos los hemos captado y hemos logrado mantenernos”.

Sentado detrás de un mostrador protegido por una gran reja de hierro y a sus espaldas mercancías de todo tipo, Luis explica que desde que el oro subió de precio y los delincuentes popularizaron el robo de cadenas de oro, guillos y anillos, la gente dejó de comprar prendas y también de empeñarla, por lo que ya las compraventas es muy poco lo que negocia con oro y se ha inclinado más a otras mercancías e incluso muchas han optado por convertirse en tiendas de electrodomésticos que ofrecen artículos nuevos y usados.

José Antonio Lovera, también empezó muy joven a negociar la compra y venta de mercancías y con él también trabaja su familia. Coincide con Luis en cuanto a que ya este negocio no es ni la sombra de lo que era y que han tenido que cambiar la dinámica del negocio para poder sobrevivir.

Al entrar a la compraventa de Lovera se puede observar como este negocio ha tenido que diversificarse para sobrevivir integrando artículos de venta como los cuadros, muebles. Este es el “banco de los pobres”, porque allí el único requisito es que tengan un artículo que soporte el préstamo.

Ambos comerciantes señalan que el artículo que más dinamismo económico produce en las compraventas actualmente es el tenis de marca, pero también señalan las herramientas que usan los obreros para trabajar construcción, mecánica y ebanistería, como: sierras eléctricas, martillos, taladros, pistolas eléctricas de pintar, pulidoras, máquinas de soldar, juegos de llaves para mecánicas.

Acosta apunta que muchos clientes que tiene han pasado de generación en generación. “Hay muchos que sus padres los enviaban a empeñar y ya son ellos los que vienen a hacerlo. He visto varias generaciones venir a empeñar a la compraventa”, señala exponiendo que aunque algunas familias recurren a las compraventas en forma ocasional, otras lo convierten en su modo vivendi..

Lovera refiere que cuando inició este negocio, hace 51 años, la gente empeñaba vestidos, camisas, pantalones, zapatos, electrodomésticos y prendas de oro (cadenas, anillos y hasta dientes de oro).

Señaló que hay artículos que ya casi no se ven en las casas de empeño como: gatos hidráulicos, bicicletas y las prendas de oro que por un asunto de la delincuencia se han dejado de negociar.

Cuestión de género Los hombres jóvenes tienen la primacía en el empeño de artículos en compra venta dice Luis, lo que no quiere decir que muchas mujeres no acudan a llevar algún electrodoméstico o prenda, pero no son la mayoría. Las mujeres jóvenes también asisten a empeñar sus tenis, aunque son menos asiduas a las casas de empeño.

Se manejan con cuidado Luis Acosta explica que una forma de lograr que a la compraventa no lleguen artículos robados o frutos de acciones que riñen con la ley, es que su clientela es conocida y son celosos cuando alguien lleva algo que no tiene clara su procedencia.

A pesar de que se cuidan, los “compraventeros” no escapan de que los engañen. Cuenta Luis que cuando se negociaba mucho con prendas de oro se daba el caso de que llevaban prendas falsas y las pérdidas económicas podían ser muy altas.

Además de los artículos robados, los dueños de casas de empeño se cuidan de artículos que la gente ha adquirido a crédito y aún no ha pagado “eso trae problemas”.

No empeñan celulares

Aunque reciben computadoras portátiles y algunos aparatos tecnológicos, las compraventas no están negociando con celulares, ya que eso es muy peligroso, explica Luis. “Sabes que hay delincuentes que han matado jóvenes para robarle un celular y la Asociación de Dueños de Compraventa estableció una regla que no se negocie con celulares y esa regla hay que cumplirla”.

Muchas historias tristes se ven en las compraventas

Los dueños de compraventa tienen que conocer a diario muchas historias tristes de sobrevivencia de la gente de su barrio, lo que les hace muchas veces solidarizarse con el drama que viven sus clientes. Mujeres que no tienen con que darle de comer a sus hijos, hombres que no consiguen trabajo y personas que sobreviven a vicios y enfermedades.

Nota jocosa

En los años 60 me enviaron a trabajar al sector de Borojol y una mujer se baja los panties y los lleva y yo le digo que no, pero la cajera del negocio me dice: sí, sí empéñaselo, 25 centavos tuve que darle. En esos años, se empeñaban los “mediofondos”, los refajos, las sábanas, cubrecamas, pantalones y vestidos.

También narró que tenía un cliente en Santa Bárbara que llegaba nervioso y le pedía 50 centavos e iba al colmado a comprar una tercia de ron y se la bebía de un solo trago y luego le decía “era nervioso que estaba”.