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INTELIGENCIA COMERCIAL

Crecimiento y poco desarrollo en 2018

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Jonathan D’Oleo PuigSanto Domingo

El crecimiento que experimentó la economía dominicana en el año 2018 es insoslayable en naturaleza. Sin embargo, cabe señalar que dado el contexto en el cual ese crecimiento tomó lugar, el mismo no se tradujo de manera efectiva en una dinámica de desarrollo integral y armonioso. La dinámica económica fue, en cambio, una donde el grueso del crecimiento lo experimentaron ciertos músculos del aparato productivo y no todo el cuerpo societario de manera proporcional. Esto gracias a la estructura oligopólica del mercado dominicano. Dicha estructura, en turno, se ha podido construir y solidificar a través de la historia sobre la base de un Estado clientelar que, a su vez, por razones electorales, concentra una gran parte del presupuesto de la nación en las ciudades donde actualmente reside más del 70% de la población.

Lamentablemente ese gasto desproporcional exacerba la migración interna y se hace, naturalmente, a expensas del desarrollo de la zona rural que comprende la mayor parte del territorio nacional. Cabe decir que además de constituir la mayor parte del territorio nacional, la zona rural es el lugar donde yacen aletargadas las mayores ventajas comparativas de la economía dominicana. Ventajas que en muchos de sus intentos de vuelo han sido abruptamente aterrizadas por intereses que contravienen el bienestar del pueblo.

Por otro lado, es preciso reconocer que el crecimiento que hemos experimentado en RD se debe, en medida significativa, a factores exógenos, no netamente endógenos. De estos factores, uno de los más importantes es la fortaleza de la economía estadounidense que en 2018 ha tenido un desempeño extraordinario como lo demuestra su tasa de desempleo de 3.7%, la menor en 50 años, y el nivel que han alcanzado los índices más relevantes de la bolsa de valores de esa nación. ¿Por qué incide positivamente el crecimiento de EEUU en RD? Entre otras cosas, por nuestra proximidad geográfica y afinidad cultural y empresarial. Esperemos que en 2019 esa relación RD-EEUU no se vea afectada por la forma en que el Estado dominicano llevó a cabo la normalización de relaciones diplomáticas con China comunista.

En 2019 la economía de RD puede continuar creciendo, pero quizás no de la manera más responsable. Tomando como referencia los años 2011-2012 y 2015-2016, habrá bastante líquido circulando por las venas de la economía, pero no necesariamente por causa de una mayor productividad de la economía como tal, sino por el concurso electoral que en el 2020 se va a celebrar. Más allá del 2020, la mano invisible de las fuerzas orgánicas de oferta y demanda le pasará balance a las políticas públicas y prácticas privadas que se han conducido de manera inorgánica. Cuando llegue ese momento tendremos que lidiar con los síntomas y las consecuencias de una enfermedad que, si bien ahora podría ser curada, en el mediano plazo será difícil contrarrestarla. Dicho eso, celebremos el crecimiento del 2018 que muy orgullosamente develaron las autoridades del Banco Central. Pero procedamos como el japonés, con sobriedad; esperando lo mejor mientras nos preparamos para lo peor.

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