Economia & Negocios

De cara al pacto migratorio

Los Estados miembros de las Naciones Unidas se aprestan para adoptar en Marrakech el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, al que la región de América Latina y el Caribe ha entregado amplio apoyo. Este instrumento surge como una respuesta de la comunidad internacional frente a los desafíos y oportunidades que plantea la migración en una agenda global. Se trata de un instrumento histórico que constituye un ejemplo de renovado interés multilateral.

Asistimos a una intensa movilidad internacional de la población. Si bien esta realidad se ha replicado en otras épocas de nuestra historia, esta vez el fenómeno alcanza al mayor número de migrantes registrados (258 millones en el mundo, 30 millones en América Latina y el Caribe), y posee una diversidad de expresiones que han situado el tema de la migración en la agenda global, como lo ilustra su inclusión explícita entre los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030. Si bien la migración intrarregional en América Latina y el Caribe ha venido aumentando de manera importante, la mayor parte de los migrantes aún se dirige hacia fuera de la región.

Estados Unidos constituye el principal destino de la emigración centroamericana: hacia 2015, 78% de los emigrantes de Centroamérica residía en aquel país, rasgo que se intensifica en el caso de El Salvador (89%), Guatemala (87%) y Honduras (82%). Las personas migrantes hacen contribuciones positivas a la economía, la sociedad y la cultura de todos los países. Sus aportes son de tal magnitud que debieran alentar la construcción de una imagen positiva de la migración, desechando los prejuicios, riesgos y vulnerabilidades que la menoscaban.

La complejidad de la migración en la región ha ido en aumento, como lo revelan los movimientos en Centroamérica y las insuficientes respuestas frente a los llamados flujos mixtos, incluyendo niñas y niños migrantes no acompañados; la emigración desde Venezuela y las nuevas realidades que enfrentan los países receptores; la emigración desde Haití y las discriminaciones que sufren sus emigrantes; y como corolario, el cuadro de contrastantes realidades expresadas en el sinfín de adversidades que enfrentan muchas personas migrantes en sus travesías. Los países también han apoyado iniciativas en favor de la facilitación de la migración, como lo revelan los acuerdos de residencia del Mercosur que buscan además reducir la irregularidad migratoria, y el Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo de 2013, que define una estrategia para la gobernanza migratoria fundada en la protección de todas las personas migrantes con propuestas

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