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REPORTAJE

Campesinos de Valle Nuevo denuncian hambruna y esperan por su reubicación inmediata

Situación. Autoridades de Medio Ambiente han prometido en varias ocasiones la reubicación de los campesinos, pero todavía no cumplen, según indicaron los dirigentes comunitarios de Valle Nuevo.

Ricardo Santana y Adolfo PaniaguaValle Nuevo, Constanza

El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales informó que reubicará a más tardar el 14 de febrero, como regalo de San Valentín, a 53 familias que ocupan áreas restringidas del Parque Juan Bautista Pérez Rancier, de Valle Nuevo, especialmente en los parajes de El Castillo y La Silberia.

Sin embargo, campesinos que viven en esas montañosas y casi inhóspitas localidades, expresaron que las autoridades les han hecho tres promesas que no han cumplido y que están pasando hambre y otras calamidades.

Lo que dice Medio Ambiente El jefe de gabinete de Medio Ambiente, Alejandro Jáquez, quien supervisaba el proyecto habitacional, declaró que se ha comenzado un proceso de adaptación con las personas que residen en esas comunidades, porque a pesar del ‘confort’ de las viviendas que se construyen, muchas personas no quieren mudarse de los espacios que ocupan en Valle Nuevo.

“No vivirán en una convivencia tan estrecha como la que ahora van a tener”, proclamó el funcionario.

Explicó que el proyecto habitacional que alojará a las familias campesinas de El Castillo y La Siberia se construyen con madera de cedro, caoba y tejado en blocks, y que tendrán una planta de tratamiento, agua potable, energía eléctrica, aceras, contenes, electrificación interna, un club comunal que funcionará como escuela e iglesia, y otras comodidades.

“Cada detalle que se ha implementado en estas viviendas tiene una intención muy marcada de dignificar la calidad de vida de sus habitantes”, indicó.

Subrayó que no creen mucho en la versión de Medio Ambiente, ya que le dijeron que el 24 de diciembre del 2017 los reubicarían, además de que han incumplido con la promesa de distribución de raciones alimentarias.

Asimismo, se quejó porque supuestamente algunas de las familias que están en la lista para ser beneficiadas con la entrega de las viviendas que se levantan en Río Grande, no están incluidas en el proyecto de entrega de tierra para trabajar.

Díaz manifestó que están pasando mucha hambre porque desde hace un año y siete meses no se les permite a los campesinos de Valle Nuevo cultivar nada en sus parcelas y no tienen fuentes de trabajo.

“Cuando el proyecto comenzó nos dijeron que teníamos que colaborar, los dirigentes de las comunidades logramos que entre 20 a 30 hombres trabajaran de manera voluntaria y así lo hicimos a cambio de nada durante tres meses”, indicó.

Según Díaz, a los habitantes de El Castillo y también de La Siberia les molesta que “conociendo las calamidades” que están pasando las familias de la zona, en la construcción avanzada del habitacional fueron contratados empleados de Medio Ambiente, a los que además de sus sueldos de RD$9,000, supuestamente les pagan RD$800 por día por sus jornadas extras.

“Yo pienso que Medio Ambiente debió ser más condescendiente con nosotros; queremos trabajar, pero no hay donde, con RD$300 a RD$400 al día, nos conformamos, porque tenemos que mantener a nuestros hijos y no hay forma”, expresó el líder comunitario.

Hambruna afecta comunidades Seneida Fernández, una ama de casa, manifestó que en la zona hay una gran hambruna, porque los hombres y las mujeres no están trabajando, ya que desde hace un año y siete meses no se les permite sembrar nada.

“Aquí (en El Castillo) hay una escuela de tanda extendida, les dan comidas a los niños, pero ellos en vez de comérselas allá las traen a las casas para compartirlas, porque no tenemos nada de comer, los profesores se oponían, pero ya reconocen la realidad”, expresó la mujer.

La comerciante expresó que lamentablemente cerró el crédito a muchos vecinos, incluyendo a familiares que tienen deuda, pero pidió comprensión, porque los acreedores y distribuidores la están presionando y no le quieren despachar.

El jefe del Gabinete de Medio Ambiente manifestó que la resistencia de los campesinos puede ser normal, porque les resulta difícil adaptarse a un nuevo ambiente, después de 20 a 30 años. Estimó que resulta comprensible que se muestren renuentes a cambiar su estilo de vida.

Jáquez explicó que los labriegos ya empiezan a apreciar el cambio que van a tener y que se están instalando las tuberías para el agua de riego que necesitan para que comiencen a producir; pero que tienen que dejar el individualismo y trabajar en colectividad.

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