INDUSTRIAS
Najri aboga por cumplimiento de las leyes para alcanzar desarrollo
¿Por qué se nos hace tan difícil actualizar aquellas leyes, normas y reglamentos, que estando desfasados de la realidad obstaculizan el desarrollo y encarecen las operaciones, mientras crean oportunidades para que los más atrevidos las burlen?
Con ese cuestionamiento el empresario Marcial Najri marcó hoy el escenario en el cual participaron funcionarios del Gobierno y empresarios el desarrollo del almuerzo anual de la Asociación de Industrias (AIRD), con motivo del 55 aniversario del gremio industrial.
Como sociedad deberíamos dedicar más tiempo en analizar cómo hacer de nuestras leyes motor de desarrollo, agregó Najri al participar como orador invitado con el tema “Vivencias y Esperanzas de un Empresario Neo-Retirado”, en el almuerzo de la AIRD, celebrado hoy en el hotel Jaragua.
De acuerdo con el industrial, las leyes deben normar, sin obstaculizar las oportunidades, facilitar la creación de empleo dentro de un clima justo y equitativo, que no incentive su evasión y que no se tolere su incumplimiento.
Con frecuencia el sector oficial ante una infracción, en vez de penalizar al incumplidor, regula con imposiciones generales o incrementando la burocracia, afectando las operaciones de la mayoría, que si son cumplidore, adujo.
En ese contexto, indicó que la evidencia más a la vista de todos es el hecho que la burocracia oficial obstaculiza el desarrollo de los negocios formales es el tamaño actual y el continuo crecimiento del sector informal de la economía.
Dijo estar de acuerdo con expertos que sugieren una baja tasa del ITBIS y casi sin exenciones, al entender que mientras el tributo sea más alto que el beneficio bruto de comercializar un producto, existirá la motivación de evadirlo.
En el país se ha creado la percepción de que ser exitoso en los negocios es sinónimo de operar en el filo de la navaja de la legalidad, y con frecuencia y vehemencia, a través de varios medios de comunicación, se ha construido una imagen algo despreciable del empresariado.
“Y nada más alejado de la verdad, sin dejar de reconocer que hay empresarios quienes con su proceder contribuyen a crear esa imagen”, indicó.
Adujo que pareciera que tener una empresa, dar empleos, cumplir las obligaciones impositivas, acumular mensualmente un pasivo laboral equivalente a casi el 50% de la nómina, pagar seguro médico, público y privado, plan de pensión, y además competir dentro del mercado local y con el competidor del exterior, es tarea fácil.
Mientras, con facilidad se olvida que solo a través del impuesto sobre la renta contribuimos con un poco más de tres de los 12 meses del año para el Estado.
Creo es hora de que la sociedad en general se concientice que por los impuestos que paga tanto el empresariado como las personas físicas, somos el principal motor de los diversos planes sociales que implementan los gobiernos, algunos muy loables por cierto, otros más orientados a objetivos políticos.
Sostuvo que algo similar sucede con el tema de las exenciones fiscales, cuando el 73% de las exenciones va a las áreas de salud, zona franca, generación eléctrica y educación.
Ese sacrificio fiscal, salvo tal vez alguno que otro puntual, no es, y repito, no es un privilegio al sector empresarial, es un beneficio otorgado a la población canalizado a través de los sectores intermediarios, sean públicos o privados, y por tanto como clase debemos de ser más diligentes en informar a la opinión pública la realidad sobre estos temas, corrigiendo informaciones que, dirigidas o no, afectan la imagen del sector, recalcó.
A continuación la exposición completa de Marcial Najri, en el almuerzo anual del 55 aniversario de la AIRD:
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"Vivencias y Esperanzas de un Empresario Neo-Retirado"
Estar de pie frente a tanta gente de por sí, para mi, es algo intimidante y más cuando en la audiencia está presente la señora vicepresidenta de la República, Margarita Cedeño de Fernández.
Gracias Campos y a todos los demás directivos de la Asociación de Industrias de la República Dominicana por esta distinción y tan especial experiencia.
Señoras y Señores,
¿Y de qué hablo?
Esa fue la primera pregunta que me vino a la mente después de aceptar la invitación que me hicieran Campos y Circe para ser el orador de esta, la actividad cumbre anual de la AIRD.
Sabiendo que habría presentes empresarios de mayores éxitos y experiencias que yo, empecé a barajar temas, pero ¿cuales?
Sabía que habría economistas, que no soy, por lo que descarté hablar de economía; que también habría financieros, que tampoco soy; políticos, mucho menos; y así fui descartando temas , mientras la respuesta a mi pregunta se hacía más difícil en cada momento, y fue entonces cuando me di cuenta del “gancho” que había caído con Campos y con Circe, y de lo mucho se me había complicado la vida.
Finalmente decidí hablar de algunas vivencias que han forjado conceptos y opiniones durante estos 47 años de trabajo, algunos de los cuales han variado con el tiempo, amoldándose como una escultura en manos de un artista, de nombre, en este caso: Experiencia de Vida.
Para los más jóvenes espero esta charla sirva de motivación para convencerles, a aquellos que tengan alguna duda, que hay mucho por hacer por este país tan bello, de gente buena, trabajadora y talentosa, que en su gran mayoría ama su país.
Así que relájense, no habrán muchas estadísticas en esta charla.
Empecé la vida comercial en el año 1971, recién llegado de Estados Unidos y como todo recién graduado con muchos sueños y dispuesto a enseñar que sabía más que nadie.
Nunca olvidaré cuando papá, luego de mi hermano mayor José Antonio graduarse de la universidad, le dijo: “Ahora vas a hacer un master”.
Y el incomodo le respondió, “papá yo no estudio más”, a lo que papá le comento: “Lo que te digo es que vengas a trabajar y hagas el master de la vida.”
Palabras proféticas las de papá, no solo para mi hermano sino para mi también.
En la década de los ’70, la administración pública en el país era muy disciplinada, fue siempre el estilo del Presidente Balaguer. Con una aversión a los préstamos internacionales, los ingresos públicos estaban sustentados principalmente sobre la exportación de azúcar y las recaudaciones de aduanas, que por los altos aranceles imposibilitaba que los productos importados llegarán a precios accesibles al público.
La contradicción era obvia.
El gobierno esperaba mayores ingresos vía las importaciones, sin embargo los productos importados no eran asequibles a la gran mayoría del consumidor por los altos precios a consecuencia de los altos aranceles.
La respuesta del comercio fue la subvaluación, la cual lejos de proporcionar mayores beneficios al importador, reducía los precios de los productos al público, incrementando la venta y la importación de los mismos. Y eso lo requeté sabían las instituciones oficiales.
Si algún ejemplo demuestra que los aranceles altos no necesariamente aumentan las recaudaciones, ese es uno de ellos.
Obviamente, era una situación difícil para el importador, después de todo era una violación a la Ley de Aduanas.
Y esta fue mi primera lección del master de la vida del cual hablaba papá.
En una de mis primeras participaciones durante el 1971 en las reuniones de la Asociación de Vehículos, el dueño de una de las principales empresas del ramo, representante de varias marcas de automóviles y camiones, informó a todos los presentes en la reunión que denunciaría las prácticas de subvaluación de algunos miembros del gremio las cuales, por ética, él no estaba dispuesto a hacer. Lo avisaba, según sus palabras, para que esta práctica se corrigiera y evitar situaciones de conflicto entre colegas.
Pasó el tiempo.
Y luego de lo que él consideró un tiempo prudente, confirmando que dicha practica se mantenía, con alto sentido de responsabilidad presentó, con la debida documentación, la denuncia ante las instituciones oficiales correspondientes.
Pasó el tiempo y tampoco pasó nada, y como nada pasó, gradualmente la práctica se fue generalizando.
Y nunca pasó nada.
Con el tiempo su negocio se fue deteriorando al no poder competir y finalmente decidió venderlo.
Estoy seguro que más de uno de los aquí presente ha tenido una situación similar en el transcurso de sus negocios, y habrá sentido una gran contradicción entre la realidad comercial y sus valores y principios.
Una triste lección para un novato en los negocios.
Lo lamentable es que esta situación pudo haberse evitado corrigiendo las distorsiones de un arancel totalmente desfasado a la realidad del momento.
En 1985- 86, no preciso el año, se presentó una situación similar.
Estando vigente una prohibición de importación de vehículos, también vía la Asociación, se otorgaron permisos para quien estuviese en disposición de pagar $1,000 por carro. En esa ocasión cuatro distribuidores decidimos no participar en esa acción y vimos pasar los carros de la competencia frente a nosotros.
Otra evidencia más cuando a través de leyes o resoluciones se motiva el incumplimiento de las mismas y como en los casos antes señalados, no solo el oficialismo lo tolera sino que hasta lo promueve, como lo fue en aquellos años.
Y esta situación aun tiene vigencia: la vivimos con algunas tasas impositivas, con los permisos urbanísticos, con las leyes de tránsito, con algunos trámites burocráticos y así sucesivamente.
Y me pregunto: ¿Por qué se nos hace tan difícil actualizar aquellas leyes, normas y reglamentos, que estando desfasados de la realidad obstaculizan el desarrollo y encarecen las operaciones, mientras crean oportunidades para que los más atrevidos las burlen?
Como sociedad deberíamos dedicar más tiempo en analizar como hacer de nuestras leyes motor de desarrollo.
Las leyes deben normar, sin obstaculizar, las oportunidades, facilitar la creación de empleo, que es progreso, dentro de un clima justo y equitativo, que no incentive su evasión y que no se tolere su incumplimiento.
Con frecuencia el sector oficial ante una infracción, en vez de penalizar al incumplidor, regula con imposiciones generales o incrementando la burocracia, afectando las operaciones de la mayoría, que si son cumplidores.
La evidencia más a la vista de todos del hecho que la burocracia oficial obstaculiza el desarrollo de los negocios formales es el tamaño actual y el continuo crecimiento del sector informal de la economía.
Mientras el ITBIS sea más alto que el beneficio bruto de comercializar un producto, existirá la motivación de evadirlo.
Opiniones de expertos sugieren un ITBIS mucho menor, generalizado y casi sin exenciones.
Yo estoy de acuerdo.
En el país se ha creado la percepción de que ser exitoso en los negocios es sinónimo de operar en el filo de la navaja de la legalidad, y con frecuencia y vehemencia, a través de varios medios de comunicación, se ha construido una imagen algo despreciable del empresariado.
Y nada mas alejado de la verdad, sin dejar de reconocer que hay empresarios quienes con su proceder contribuyen a crear esa imagen.
Pareciera como si tener una empresa, dar empleos, cumplir las obligaciones impositivas, acumular mensualmente un pasivo laboral equivalente a casi el 50% de la nómina, pagar seguro médico, público y privado, plan de pensión, etc., y además competir dentro del mercado local y con el competidor del exterior, es tarea fácil.
Con facilidad se olvida que solo a través del impuesto sobre la renta contribuimos con un poco más de 3 de los 12 meses del año para el Estado.
Creo es hora de que la sociedad en general se concientice que por los impuestos que paga tanto el empresariado como las personas físicas, somos el principal motor de los diversos planes sociales que implementan los gobiernos, algunos muy loables por cierto, otros mas orientados a objetivos políticos.
Algo similar sucede con el tema de las exenciones fiscales.
El 73% de las exenciones son en las áreas de salud, zona franca, generación eléctrica y educación.
Ese sacrificio fiscal, salvo tal vez alguno que otro puntual, no es, y repito, no es un privilegio al sector empresarial, es un beneficio otorgado a la población canalizado a través de los sectores intermediarios, sean públicos o privados.
Como clase debemos de ser más diligentes en informar a la opinión pública la realidad sobre estos temas, corrigiendo informaciones que, dirigidas o no, afectan la imagen del sector.
Algo similar sucede en el ámbito impositivo.
Con la teoría que una mentira dicha 1,000 veces se convierte en verdad, algunos técnicos fiscales y economistas extranjeros y del patio, nos quieren convencer de la baja presión tributaria del país.
Con este argumento ya se han justificado múltiples incrementos de impuestos bajo el nombre de reformas fiscales. Un amigo me las definió de la siguiente manera: “Esas reformas fiscales equivalen a salir a cazar animales salvajes, solo que en este caso, van al zoológico”. Algo así como agarrar los mangos bajitos.
Por eso debo reconocer el esfuerzo de la actual Dirección de Impuestos Internos en ampliar su gestión de contribución. Parece que el señor Diaz ha decidido salir a cazar fuera del zoológico.
Sin embargo esta gestión debe ser equitativa y no interpretativa para evitar crear un ambiente comercial pesimista que desmotive la inversión.
Asimismo, la devolución de impuestos por exportaciones y demás razones que apliquen, debe ser de manera expedita para que la gestión de la DGII conjuntamente con la eficiencia recaudadora se gane el respeto de los contribuyentes.
De ser esta una gestión a largo plazo, contribuirá a reducir las diferencias competitivas entre la formalidad y la informalidad y así aportará a la eliminación de la percepción que en el país hay una baja presión tributaria.
Y el tema de la informalidad nos lleva al tema salarial y el empleo formal.
Es indudable que a mayores ingresos para los trabajadores y empleados, mayor es la capacidad de consumo y más grande la economía.
Según publicación del 23 de junio en el periódico Hoy del presente año, el ministro de Economía, Planificación y Desarrollo al comunicar que la tasa de pobreza multidimensional en el país disminuyó 11.8 puntos porcentuales entre el 2012 y el 2016, expresó lo siguiente: “La principal determinante de la caída en la tasa de pobreza multidimensional entre 2012 y 2016, fue el mejoramiento en el ingreso del hogar, seguido por posesión de bienes duraderos, provisión de agua potable y logros educativos.”
El poder adquisitivo neto, lo que queda del ingreso bruto para comprar bienes y servicios y de ser posible ahorrar, es afectado por impuestos como el ITBIS, los aranceles de aduana, los impuestos a los combustibles, etc.
En consecuencia, no es solamente con el aumento salarial que aumenta el poder adquisitivo de la población.
Además, especulo que el ingreso podría estar sicológicamente afectado por aspectos culturales de los propios empleados.
¿De dónde saco esto?
Durante el último proceso de reajuste salarial que concluyó con el aumento de un 20% en dos tramos, le pregunté a un empleado me opinara sobre que él preferiría: Un aumento de un 30% sin beneficios colaterales o un 15% con beneficios colaterales, llámese la cesantía.
Le dije, tú ganas $25,000, por lo que un 30% de aumento sería $7,500 adicionales. Por el contrario, el 15% de aumento representaría $3,750.
Y le dije: Con un 30% de aumento, los $7,500 te permitirían incrementar tus gastos en $5,000, $1,250 más que con el 15% y además ahorrar $2,500 mensuales.
Cual prefieres?
Para mi sorpresa escogió el 15%.
La razón, me dijo: “La cesantía es un ahorro para cuando me quiera ir.”
El último aumento salarial representó un 20% para los que ganan salario mínimo, mientras representó un 30% de incremento en los gastos de la empresa formal de esa nómina. O sea un 50% del incremento salarial es un costo adicional para la empresa.
Ante un mundo comercial cada día más abierto y competitivo, con la aplicación de tecnología en las transacciones de bienes y servicios, las actuales leyes laborales del país deben adecuarse a esta realidad.
Y antes que me envíen al paredón mediático, entiendo es responsabilidad de los sectores laborales y patronales evaluar alternativas que protejan a las personas en desahucio mientras se mantiene la dinámica competitiva requerida en el mundo empresarial actual.
Y es que no nos queremos dar cuenta.
La República Dominicana, por la diversidad de ofertas de productos de todo el mundo, es sin equivocarme el mercado más competitivo de todo el Caribe, Centroamérica y de algunos países de Sur América.
Había incluido un párrafo sobre lo que aquí significa ser empresario, sin embargo Inés Aizpun, a quien leo y admiro aunque no conozco, parece me leyó la mente de lo que pensaba escribir sobre el empresariado dominicano, y como ella escribe mejor que yo, prefiero citarle. En su artículo de fecha 30 de septiembre del año en curso en el Diario Libre, titulado “Alguien debería darse por aludido…….” , en referencia al descenso de 12 puestos en el Índice Global de Competitividad, ubicando la Republica Dominicana en el lugar 104 de 137 naciones analizadas por el foro Económico Mundial, y en el cual se señalan 9 áreas de deficiencias tomadas en cuenta por el estudio para establecer el índice, amplía su opinión: “Crear empresas, industrias, empleo…hoy es tan difícil como antes, si no más. Desde el anticipo que ahoga los pequeños emprendimientos y las trampas y peajes que tienen que sortear proyectos mas complejos, pasando por la competencia desleal de los propios gobernantes con sus proyectos “personales” y los llamados sindicatos que juegan a estorbar mientras se enriquecen sus líderes. Todo esto lo sabemos aquí y lo ha listado el foro.”
Y concluye: “Ser empresario (de los de verdad, de los buenos) en Republica Dominicana es realmente admirable”.
Según CREES, con información del Banco Central de la Republica Dominicana, la inversión privada, la formal, la que contribuye con impuestos, seguridad social, etc., como porcentaje del PIB se ha reducido de un 23% en el año 2011 a 19% en el 2016,
Y esto es preocupante.
Es una clara alerta que el modelo de desarrollo del país no está orientado en la dirección de creación de empleos del sector privado formal.
Nos hemos olvidado que cuando creamos puestos de trabajo en la industria nacional también creamos puestos de trabajo en el comercio local, a diferencia de cuando la creación de empleos en el comercio es por importación, la generación de empleos entonces ocurre en el sector industrial de otras naciones.
Solo hay que pensar en el desarrollo del Asia para confirmarlo.
Ante la apertura comercial consecuencia de la globalización, los retos para el desarrollo industrial cada día son mayores y más complejos.
Las exigencias regulatorias actuales y las por implementar, obligan a mayores inversiones de capital y a un mayor desarrollo de los recursos humanos, capacitándolos para cumplir con normativas medioambientales; leyes como la de lavado, normativas de buenas prácticas de manufactura, almacenaje, etc.
Y no nos equivoquemos, en un mundo interactuante adoptar un esquema regulatorio internacional es obligatorio.
Adicionemos la amenaza que ya representa la competencia internacional que por la tecnología cada día reduce las distancias y las fronteras que tradicionalmente definían los mercados.
Por lo tanto, todas las normativas comerciales, financieras, legislativas y especialmente las laborales, tendrán que estar alineadas con el único objetivo de crear oportunidades de desarrollo de la industria y el comercio.
En los últimos 20 años el país ha mantenido un crecimiento económico envidiable, liderado por el sector Servicios, Comunicaciones, Finanzas, y Turismo.
Y está a la vista de todos, evidenciada por las infraestructuras en las principales ciudades, en los campos agrícolas, en las zonas turísticas y en los pueblos y ciudades de casi todo el territorio nacional.
Ahora bien ¿está este desarrollo económico cimentado en bases sólidas de generación de empleo y productividad industrial, o como opinan algunos profesionales que el mismo ha sido en base a hipotecar el futuro?
Las opiniones sobre el tema, tanto de profesionales locales y extranjeros son múltiples y contradictorias, y como no soy economista prefiero no profundizar en el tema.
La realidad es una.
Según un articulo del 4 de septiembre del año en curso en el Diario Libre, desde el año 2,000 a la fecha se han contratado mas de US$30,000 millones para llevar la deuda publica consolidada al 47.6% de PIB.
Como dije anteriormente, las opiniones de los expertos en el tema son múltiples y contradictorias en cuanto a la viabilidad de la deuda.
Lo que no quisiera es que nos pase lo que según un amigo puertorriqueño me comentó, que aunque no puedo asegurar sea cierto, sin embargo es muy ilustrativo. Según él cuenta, a Luis Muñoz Marín, Gobernador de Puerto Rico desde el 1948 hasta el 1963, le preguntaron: a qué se debe el fenómeno del crecimiento económico de Puerto Rico?
El respondió: A que se debe.
Recientemente le preguntaron a un funcionario del gobierno actual puertorriqueño: A qué se debe la gran crisis económica actual?
La respuesta fue la misma: A que se debe.
Cuidemos que aun los organismos internacionales públicos y privados valoran positivamente nuestra economía, sin olvidar que los intereses de esos conglomerados financieros no necesariamente son los nuestros.
Con frecuencia ellos nos ven con mayor optimismo que nosotros mismos. Ellos ven el bosque desde arriba, nosotros en cambio vivimos en el bosque y es a nosotros a quien corresponde cuidarlo desde dentro.
El desarrollo de estas dos últimas décadas nos ha colocado en una posición de vanguardia.
Estamos a la vanguardia en comunicación; con una movilidad e independencia jamás vista en vehículos de motor de todos tipos; mayor acceso a la diversión; con una oferta de vuelos a todo el mundo, etc., sin embargo, un importante sector de la población exhibe un sentimiento de que no estamos bien.
Hemos sido capaces de hacer grandes obras e incapaces de resolver muchas de las situaciones más triviales de una vida digna.
En mi humilde opinión la sociedad ve con preocupación la ausencia del principio más básico de la educación familiar: Que toda falta conlleva una consecuencia.
Cuando no hay consecuencia al momento de cometer una pequeña falta, esta actitud se generaliza.
Y ha sido un proceso que empezó hace muchos años alimentado por la falta de aplicación de los correctivos establecidos en las leyes.
Para mí, ahora me doy cuenta, este deterioro comenzó desde que asistí a la reunión en esa asociación en el 1971.
Sin animo de meterme en política, siempre he considerado muy lamentables las palabras del Dr. Balaguer, uno de los hombres mas ilustrados de nuestra época, cuando dijo, y cito: "La constitución es un pedazo de papel".
Y con todo respeto de la clase política y algunos del sector privado, parece que le hemos creído.
Habiendo denostado nuestra Carta Magna, con el tiempo y poco a poco, sin prisa pero sin pausa, la sociedad dominicana se ha encauzado en un deterioro de la calidad moral y social.
Hoy es normal oír malas palabras en la radio; ver hombres orinando en las carreteras sin ningún decoro; del tránsito ni se diga; botar basura a la calle hasta desde un carro de lujo es común; cada quien pone un negocio o una vivienda en cualquier parte, y ni hablar del irrespeto por la vida misma.
¿Cómo justificamos que en el país haya más bancas de apuestas que kilómetros cuadrados?
Y la lista es larga, signo que la metamorfosis cultural hacia la perdida de valores está en una etapa muy avanzada.
Y sin embargo hacemos cosas muy trascendentales con efectos futuros positivos que todos debemos apoyar.
Entre alguno de estos, el programa del desayuno escolar en beneficio de cada vez mayor número de alumnos de las escuelas públicas es uno de ellos. La alimentación es la base de una buena educación, como lo dice el dicho popular: "Mal comío, no piensa".
Y aclaro, no participo como suplidor del desayuno escolar.
Esa es una gran obra, como también lo es La Barquita!
Y es que tenemos la capacidad de hacer cosas grandes y grandes cosas.
Otra gran obra, en este caso hecha por la administración del Presidente Balaguer, en mi opinión la de mayor retorno por peso invertido, tanto en lo económico como en lo social, fue la construcción de canales de riego en toda la geografía nacional.
Y en este caso lo digo a consciencia, vendo fertilizantes.
Sin embargo, el sector agrícola y especialmente el sector arrocero, privilegiado por la naturaleza y altamente beneficiado por la infraestructura hídrica, está bajo amenaza.
Y es lo suficientemente grave como para ponerle atención.
Para algunos economistas quienes comparan el sector agrícola y especialmente el arrocero, con el tamaño de la economía nacional, parece no lucir tan importante.
Mirémoslo con más detalle.
Las zonas arroceras son parte importante de la economía: 14 de las 31 provincias del país son arroceras, unos 50 municipios son prácticamente arroceros, con más de 30,000 agricultores dedicados a la siembra del arroz.
En la provincia Duarte el cultivo del arroz representa el 69% de la empleomanía de la actividad agrícola, en Nagua el 79%, en Valverde el 68%.
El valor agregado nacional del cultivo del arroz se estima en aproximadamente un 65% de los $22,000 millones de pesos anuales de contribución a la economía.
Solo en esas tres provincias hay casi tantas personas empleadas en el sector arrocero, unas 34,000 personas, que en la totalidad del sector bancario nacional.
Hoy los 10 millones de dominicanos y los 6 millones de turistas comen arroz dominicano. De no corregirse los efectos del DR-CAFTA, todo el arroz a consumir será de importación, al consumo de hoy, unos US$350 millones anuales, en un rubro que somos autosuficientes.
¿Y qué de los miles de personas que dependen directa e indirectamente del cultivo, a dónde irán?
La alimentación es un tema de seguridad nacional, es estratégica.
Consideremos el siguiente dato.
En los años ‘70 la producción de los 4 cereales básicos de la alimentación mundial -el trigo, el arroz, el maíz y la soya- era la mitad de la producción actual. El inventario estratégico mundial de estos 4 rubros equivalía a 8 meses de consumo.
Hoy, habiendo duplicado la producción, el inventario estratégico mundial es de apenas 2 meses. Imaginemos las consecuencias de una catástrofe en la producción de cualquiera de estos rubros.
Esta alerta que levanto hoy debe convertirse en una cruzada nacional, un tema de campaña, una prioridad de los programas de gobierno, un punto de la agenda legislativa de ambas Cámaras, y amerita desde ahora del diseño de una estrategia y un plan de acción que involucre representantes del sector público y privado.
La perdida del sector arrocero afectará considerablemente al colmado, la farmacia, al sector bancario, a los mecánicos, al transportista, al barbero, en fin, a todas las personas y actividades que directa o indirectamente participan en actividades económicas en las 14 regiones arroceras.
Y finalmente, concentraría al sector en manos de unos pocos.
Esta cruzada en defensa del sector arrocero será una lucha difícil, un proceso largo y complejo que posiblemente trascenderá más de una administración.
Aun así, como David se enfrentó a Goliat, es un pleito que vale la pena echar.
El presidente Medina dio el primer paso al referirse al tema durante su alocución el pasado año en las Naciones Unidas y posteriormente creando la Comisión de Alto Nivel para evaluar el impacto del Proceso de Desgravación Arancelaria y de Apertura Comercial que implica el Tratado de Libre comercio DR-CAFTA.
¡Senadores, diputados, gobernadores, empresarios, productores, hagamos causa común con el arroz y salvemos nuestro concón!
Deseo terminar esta charla compartiendo mi opinión sobre el futuro dominicano.
El futuro dominicano es optimista más no sin grandes amenazas. Tenemos un país rodeado de bellezas naturales como ningún otro país, una diversidad de paisajes y climas variados, la gran mayoría a menos de tres horas de la capital.
¿En qué país del mundo en dos horas de viaje se pasa de 30 grados de temperatura a 10 grados, o se va a un desierto como las dunas de Bani, o encuentra playas aún vírgenes como Bahía de las Águilas, o un tesoro natural como los Haitises?
Nuestro reto sigue siendo cómo crear una sociedad que aprenda a proteger nuestras bellezas naturales y aprovecharlas para su desarrollo.
Por eso el tema JUVENTUD es de primordial interés para nuestro futuro y por ello he considerado dedicarle la última parte de esta charla.
Según datos aportados por el programa de “Promoción para la inserción laboral de jóvenes en situación de vulnerabilidad”, el 61% de ciudadanos entre 15 y 24 años está desempleado.
La deserción universitaria según informe presentado en el 2013 por la ministra de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, Ligia Amado Melo, establecía que el 53% de los estudiantes universitarios dominicanos abandonaban la carrera iniciada, mientras un alto porcentaje, no precisado, dejaban la universidad.
En el Día Internacional de la Juventud del 2015, dedicado a la “Participación ciudadana de las y los jóvenes” se emitió un documento firmado, por el Panel Consultivo de Jóvenes del UMFPA, por Children Internacional, por la Unidad Modelo de Naciones Unidas del Ministerio de Educación, por el Comité de Estudiantes de Derecho de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, entre otras organizaciones locales y extranjeras, el cual establece que el 26% de la juventud ni estudia ni trabaja, citando como fuente las investigaciones de la Oficina Nacional de Estadísticas.
Las cifras de embarazos no planificados en adolescentes, con 90 embarazos por cada 1,000 adolescentes y de matrimonio a temprana edad, indican que el 36.5% de las mujeres entre 20-24 años se casaron o unieron antes de los 18 años, es sin lugar a dudas evidencia de un deterioro socio-económico en el país.
En consecuencia nos debe de alarmar que en el 2014 el desempleo juvenil alcanzó una tasa de 31.4%, la más alta de toda la región de América Latina y el Caribe.
Muy puntualmente, un análisis del Centro Integral para el desarrollo Local (CIDEL) y la Asociacion Dominicana de las Naciones Unidas (ANU-RD) señala: “El comportamiento del desempleo juvenil en el país responde en gran medida a condiciones particulares de la realidad social dominicana y no a las coyunturales de la región, lo que motiva a investigar los factores específicos de este fenómeno”.
Colegas empresarios:
No tengo la capacidad ni el conocimiento para enumerar cuáles acciones podrían corregir tan alarmante realidad de la juventud dominicana, nuestro futuro.
Mi intención es concientizar de la gravedad de la situación y motivar a las asociaciones empresariales, tanto de representación nacional como regional, y a todos los empresarios del país, para que juntos con organismos gubernamentales y entidades internacionales, podamos crear oportunidades para el emprendimiento juvenil, crear condiciones para facilitar empleos temporales mientras estudian y sabrá Dios cuántas alternativas más.
Y sobre todo, crear esperanza para la juventud.
Ahora bien, bajo las actuales leyes laborales será muy difícil crear las condiciones que motiven al empresariado, principalmente al pequeño y mediano empresario, participar en estos programas.
Un ejemplo de que es factible establecer programas exitosos de integración de la juventud, es el programa Creando Sueños Olímpicos, CRESO.
Esta institución, establecida por un grupo de empresarios, ha creado las condiciones para el desarrollo del talento deportivo mientras estudia y en muy poco tiempo ha exhibido grandes logros.
Invertir en la juventud es invertir en nuestro futuro y además, es un buen negocio.
Muchas Gracias.