REPORTAJE
Cambio climático pone en riesgo la agricultura familiar
El cambio climático se constituye en un obstáculo para la seguridad alimentaria mundial, afectando el cumplimiento del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio, que se propone erradicar la pobreza extrema y el hambre.
Un agravamiento de la inseguridad alimentaria se prevé como uno de los impactos del cambio climático, fenómeno que provoca un aumento en las temperaturas del planeta, generando variaciones en los patrones de lluvia y sequías más prolongadas, por lo que algunos cultivos básicos para la alimentación, como el maíz y el trigo, disminuyen su rendimiento. Si se toma en cuenta que más del 80% de las tierras agrícolas del mundo dependen de la lluvia, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en inglés), y de que la productividad se supedita, en parte, a una precipitación suficiente, el cambio climático se constituye en un obstáculo para alcanzar la seguridad alimentaria mundial, afectando el cumplimiento del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio, que se propone la erradicación de la pobreza extrema y el hambre. Los efectos del cambio climático sobre la agricultura afectarán doblemente a los pequeños agricultores, quienes ostentan el 90% del total de zonas bajo cultivo, pues sus medios de vida quedarían con una productividad disminuida. La FAO ha estimado que en el mundo existen 570 millones de explotaciones agrícolas, y que de esa cantidad, 500 millones corresponden a la agricultura familiar. En esos predios se genera el 56% de la producción mundial de alimentos. En República Dominicana también predomina la agricultura familiar. El 81% de las zonas bajo cultivo son pequeños predios agrícolas, lo que equivale a 281,000 explotaciones de un total de 347,000, conforme la fuente citada. Parte de esas informaciones fueron compartidas por Héctor Mata, representante asistente de la FAO en el país, quien disertó sobre agricultura familiar y seguridad alimentaria durante el Décimo Congreso Internacional Interdisciplinario de Investigación Científica, organizado por el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT) en la sede central de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). El Congreso dedicó una de sus conferencias magistrales al tema en apoyo a la decisión de la Asamblea General de la ONU, que en su sexagésimo-sexta sesión declaró 2014 como el Año Internacional de la Agricultura Familiar (AIAF), con el interés de llamar la atención mundial sobre el importante papel que esta desem-peña “en la lucha por la erradicación del hambre y la pobreza, la seguridad alimentaria y la nutrición”. Agricultura familiarBasado en los datos anteriores, el representante asistente de la FAO en el país afirma que la agricultura familiar está ligada de manera indisociable a la seguridad alimentaria. La define como la producción agrícola, pecuaria, forestal, pesquera y acuícola con acceso limitado a tierra y capital, predominio de la fuerza de trabajo familiar y cuya familia tiene esa actividad económica como su principal fuente de ingresos. Mata subrayó la relación existente entre pobreza e inseguridad alimentaria, y compartió con la audiencia el vaticinio de la FAO: la demanda de alimentos aumentará con el tiempo como consecuencia del crecimiento de la población y del ingreso en las economías emergentes. Para satisfacer esa demanda se propone como desafío el incremento de la producción de alimentos, de las actividades forestales y de la pesca, siempre tomando en consideración que ese crecimiento tiene que ser sostenible y con una estrategia que se adapte al cambio climático. Otros desafíos: garantizar un sistema agrícola integrado en los ámbitos local, nacional e internacional; mejorar los medios de subsistencia de las poblaciones de las zonas rurales; incrementar la resiliencia de los medios de vida para hacer frente a las repercusiones negativas del cambio climático, y reforzar los mecanismos de gobernanza a fin de satisfacer las necesidades de los sistemas alimentarios, agrícolas, forestales y pesqueros, con una mayor participación de los diferentes eslabones de la cadena. Claves de impulsoEn el ámbito local, la FAO identifica como los principales desafíos para el desarrollo de la agricultura familiar que los sistemas productivos son tradicionales y los rendimientos bajos y un limitado acceso a tierra, agua, financiamientos y mercados. A esto se suma el cambio climático, que también representa una amenaza adicional para la agricultura y los medios de vida rurales. El hecho de que los agricultores familiares tengan poco o ningún acceso a recursos para sustentar la actividad, limita que puedan adaptar sus predios y la actividad agrícola a los impactos de las altas temperaturas producto del cambio climático. Debido a esa situación, las políticas nacionales sobre producción agrícola, seguridad alimentaria y cambio climático deben prestar atención a la agricultura familiar, que tiene entre sus atributos el rescate de alimentos tradicionales contribuyendo a una dieta balanceada, su aporte para mantener un equilibrio de la biodiversidad de cultivos, y que representa una oportunidad para dinamizar las economías locales en las zonas rurales. Entre las acciones que propone ese organismo internacional para impulsar la agricultura familiar están elaborar políticas públicas a favor de la agricultura familiar, aumentar el gasto público y promover la agricultura sostenible y la resiliencia agrícola, con una producción orgánica, la reducción de fertilizantes químicos y la aplicación de técnicas apropiadas que no afecten el medio ambiente.
(+)LA INSEGURIDAD ALIMENTARIA MUNDIALAumentar producción impulsa los ODM “El crecimiento agrícola es particularmente eficaz para reducir el hambre y la malnutrición. La mayoría de los pobres extremos dependen de la agricultura y las actividades conexas para una parte significativa de sus medios de vida. El crecimiento agrícola con la participación de los pequeños agricultores, especialmente las mujeres, será más eficaz para reducir la pobreza extrema y el hambre si permite aumentar los ingresos de los trabajadores y generar empleo para los pobres”, recoge el informe de la FAO “El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo”, correspondiente a 2012. De lograrse ese incremento en la producción agrícola, los avances en el Objetivo de Desarrollo del Milenio de reducir la pobreza y el hambre podrían dinamizarse. Entre 1990 y 1992, años base para medir los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), la cantidad de personas subnutridas se estimó en 1,015 millones. Si bien en los últimos 23 años la cantidad de personas padeciendo subnutrición o hambre se redujo en un 17 por ciento, la reducción más significativa se produjo antes de 2007 - 2008, refiere el informe en cuestión. “Con casi 870 millones de personas aquejadas de subnutrición crónica en 2010 ñ 2012, el número de personas hambrientas en el mundo sigue siendo inaceptablemente elevado. La gran mayoría vive en países en desarrollo, donde se calcula que alrededor de 850 millones de personas, esto es poco menos del 15 % de la población, están subnutridas”, se resalta. Datos más recientes, correspondientes a 2011 -2013, colocan la cantidad de sub-alimentados a nivel global en 842 millones. En el país se estima que para el período 2011 - 2013 un 15.6 % de la población padece subnutrición o hambre. En 1990 ñ 1992 la cifra de sub-alimentados era de 32.5%.