Economia & Negocios

PROYECCIÓN

Industria azucarera busca nuevos caminos

Santo Domingo.- Desde hace cientos de años la economía de la isla de Santo Domingo ha estado directamente vinculada al dulce jugo de la caña. A finales del siglo XIX este alimento hecho azúcar se convirtió en el principal producto de exportación de la naciente República Dominicana. La inversión extranjera, específicamente de inmigrantes cubanos y puertorriqueños, hizo que la industria creciera vertiginosamente al compás de los mercados de Europa y Estados Unidos. Ya para 1970 el 12% de la tierra cultivable del país (alrededor de 1,568,900 tareas) estaba destinado a la siembra de caña para procesar en los 12 ingenios administrados por el Consejo Estatal del Azúcar (CEA), creado tras la caída de la dictadura de Trujillo, quien se había apoderado de la mayor parte del negocio. La producción de estos ingenios constituía el 40% de las exportaciones nacionales y requería del 60% de la fuerza laboral del sector. Al ofrecer estas informaciones, el CEA especifica que el resto de la producción azucarera estaba en manos privadas. Hoy, el azúcar no aporta la misma dulzura al Producto Interno. Después de una profunda crisis administrativa, alentada por la baja de los precios (de 1980 al 85 el precio de la libra varió de 18.9 a 4.09 centavos de dólar) sólo un ingenio estatal, el Central Barahona, pudo hacer la zafra 2008-2009 administrado por el sector privado, junto a los privados Colón y Central Romana, ubicados en el paraje El Guano, en San Pedro de Macorís y La Romana, respectivamente. Estos centros produjeron en la pasada zafra las 195,000 toneladas de azúcar destinadas a la cuota preferencial fijada en por Estados Unidos, donde el precio se mantiene a 22 centavos de dólar la libra, y otras 30,000 toneladas requeridas por el mercado europeo, a 20 centavos de dólar por libra. Los tres ingenios antes señalados poseen capacidad para procesar 33,000 toneladas métricas de caña por día y un promedio de 4.5 millones de toneladas por año, lo que equivale al 76% de la capacidad instalada, según datos del Instituto Nacional del Azúcar (Inazucar). Esta producción se distribuye de la siguiente manera: Central Romana produce el 73%, utilizando el 88% de su capacidad, el ingenio Cristóbal Colón aporta el 16%, y el 11% restante se atribuye al central Barahona. Los dos últimos solamente emplean el 58% de su capacidad. ColonosEl presidente de la Federación Dominicana de Colonos Azucareros (Fedoca), Bernardo Díaz, dijo que el estatal ingenio Porvenir se sumará a la zafra 2009-2010, con lo que aumentaría la producción nacional. Si esto sucede la industria estaría compuesta por cuatro grandes procesadores: los ingenios del Estado (Barahona y Porvenir) y los privados Central Romana y Colón. Barahona está arrendado al sector privado. En las tierras del ingenio CAEI, localizado en San Cristóbal, se mantiene el cultivo de caña, pero las plantas cosechadas son procesadas en el ingenio Colón, ambos propiedad del Grupo Vicini. Entre los productores, cuenta Díaz, rondan vientos de optimismo. La escasez en los mercados internacionales, debido a la sequía que afecta la producción de India y a la disminución de la producción brasileña, provocará un aumento del valor del dulce. El precio preferencial estadounidense podría pasar de 22 hasta a 40 centavos de dólar por libra. Mientras que los compradores europeos y de otros mercados pagan actualmente hasta 24 centavos de dólar por la misma cantidad. “Los colonos solicitamos el apoyo del presidente de la República para que relancemos nuevamente la industria azucarera”, dijo Díaz. “Con estos precios internacionales conseguiríamos muchos beneficios para el país”, agregó. Dando un vistazo a los archivos de prensa del 2008 se recuerda cómo la crisis del petróleo sacó de sus casillas a todos los países del mundo. El precio del barril del crudo se colocó por encima de los 147 dólares, desestabilizando las economías de las naciones subdesarrolladas como República Dominicana. Ante la situación, los gobiernos comenzaron a promover la implementación de fuentes alternas de energía. Los biocombustibles se convirtieron en el centro de las discusiones. El país concluyó el marco jurídico de incentivo al Desarrollo de Fuentes Renovables de Energía, con la aprobación del reglamento de la Ley 57-07. Algunos técnicos del Estado y del sector privado comenzaron a ver la caña de azúcar y los terrenos reservados para su cultivo como fuentes viables para la producción de etanol. La medida emularía el ejemplo de Brasil, país que este año fabricará alrededor de 28,600 millones de litros de biocombustible utilizando parte de su cultivo cañero. El CEA y el Inazucar aseguran que el Gobierno cuenta con importantes factorías paralizadas que podrían dedicarse a estos fines. La infraestructura también existe. Además, la Ley 57-07 ofrece a los empresarios que decidan invertir en este campo los siguientes incentivos: Exención tributaria para la importación de equipos, maquinarias y accesorios utilizados en la elaboración del combustible; exoneración de impuestos por 10 años a los ingresos obtenidos por la producción de cualquier biocombustible; reducción del 5% de los intereses a las empresas que requieran financiamiento externo. Estas y otras medidas promovidas en tiempo de crisis, sin embargo, no han sido suficientes para que el país comience a elaborar el etanol necesario para reducir la dependencia de los derivados del petróleo.

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