Perspectivas del desarrollo ecoturístico en Ocoa

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El crecimiento de la provincia y su conversión en foco ecoturístico, solo será posible si se materializa el debido apoyo estatal

En una entrega anterior, analizamos aspectos fundamentales del ecoturismo, de cara al fomento de su práctica en San José de Ocoa. Es un tema sin intermisión, pues la naturaleza misma de la actividad turística encuentra su más firme sustentáculo en la innovación; por eso es pertinente mantenerse en constante ejercicio investigativo y creativo.

Uno de los factores que incidirán en el éxito de una operación turística aliada con el medioambiente, es el connubio entre conservación y entretenimiento; para establecer conceptos que vayan de la mano con el ecoturismo, es primordial pensar fuera de la caja que tradicionalmente sirve de molde al diseño de la oferta turística. Es de vital importancia pensar como ecoturista, pues, aunque no existe un modelo fijo de esta categoría de viajero, los conceptos fundamentales del turismo verde son invariables.Colocada la conservación en primer plano, le sigue la creación de una oferta que se ajuste a las expectativas de quienes se inclinan por esta práctica. Una oferta cuyo resultado sea una experiencia enriquecedora, alejada del esplendor artificial y enfocada en las convicciones de turistas que ponen en primer plano el bienestar de la madre tierra.

¿Qué ofrecer?

Las prácticas de conservación medioambiental son fundamentales para desarrollar el turismo ecológico; la seguridad del visitante también. Por lo tanto, en su implementación deben fomentarse actividades de bajo impacto, en entornos armónicos con la comunidad y seguros para los visitantes.

Podemos poner como primer ejemplo el senderismo, disciplina de alta demanda entre amantes de la naturaleza. La provincia San José de Ocoa cuenta con rutas montañosas que pueden satisfacer tanto a caminantes de moderada condición física y corto trayecto, como a quienes buscan grandes retos en duración y en niveles de dificultades. Si agregamos un nivel moderado de convivencia con miembros de algunas comunidades, estaremos creando un espacio de singular atractivo para amantes de la salud, el medioambiente y las experiencias de vida comunitaria. Sabemos, por testimonios y experiencias propias, que el resultado es altamente gratificante. Un buen ejemplo es Jarabacoa, donde este concepto es uno de los principales atractivos para sus miles de visitantes.

Otras buenas y atractivas opciones son los espacios de meditación, muy demandados por grupos con tendencias a la espiritualidad. Lugares donde se consigue una pernoctación básica, se vive con lo indispensable y se dispone de espacios libres de ruidos artificiales y de distracciones mundanas. En este ejemplo volvemos a Jarabacoa, donde esta práctica genera el interés de los grupos mencionados. Es común encontrar practicantes de religiones de predominio occidental, como grupos aficionados a la espiritualidad oriental. Esto agrega como elemento importante una alta dosis de tolerancia a las prácticas ajenas al entorno. Una traba religiosa, una risa burlona o un simple cuestionamiento a las prácticas del visitante, pueden arrojar resultados negativos para el huésped y para el anfitrión.

Otra tendencia recomendable es la instauración de santuarios de observación de aves, las cuales a veces son imperceptibles para los nativos de la comunidad, pero resultan ser promotoras de deslumbrantes espectáculos desde el punto de vista de los visitantes. Desde la abundancia de nuestra Dulus dominicus, hasta las escasas y exóticas ciguas de pecho amarillo que establecieron colonias en la comunidad de El Naranjal, los amantes de las aves tienen oportunidades de visualizar una impresionante diversidad de formas y colores; admirar las construcciones arquitectónicas de sus nidos y deleitarse con las encantadoras melodías provenientes de nuestra fauna alada.

Otra práctica es la observación de mariposas. El arcoíris primaveral que proyectan puede ser aprovechado siempre que existan manos expertas, dedicadas a la apropiada identificación, recolección y cuidados de este simbólico ser de luz y esperanza. Una vez más, nos encontramos ante una práctica que puede no ser apreciada por un turista tradicional; pero en el amante de la naturaleza es una opción reconfortante. Para los practicantes de las ciencias, la observación de mariposas es un medio idóneo para promover el concepto de ciencia ciudadana o demociencia.

El encanto de

las montañas

San José de Ocoa cuenta con una diversidad de alturas en su sistema orográfico, las cuales favorecen las bajas temperaturas. En la zona montañosa, aun durante el verano, es posible disfrutar del frescor que acompaña a las ramas acariciadas por el viento. Por eso es viable la práctica del acampamento en nuestras exuberantes montañas; aunque existen diversos grupos que realizan esta práctica de manera ocasional, la misma tiene el potencial de convertirse en un excelente motor del interés turístico organizado. Esta posibilidad, al igual que la mayoría de las que exploramos, requiere del establecimiento de niveles de seguridad que repelan a ladrones y merodeadores. No es posible el crecimiento sostenible y sostenido del turismo, sin el establecimiento gradual de niveles de seguridad que se equiparen a la demanda. En 1975 el entonces previsible desarrollo turístico dominicano dio origen a la Policía Turística, estableciéndose con 20 miembros en el Aeropuerto Internacional de las Américas, para luego crecer de acuerdo al ritmo ascendente de la actividad turística. Los destinos en desarrollo deben contar con instituciones de la especie.

Otra vertiente en alta estima es la que fomenta el paisajismo, tanto en fotografías como en pinturas o dibujos. Es precisamente, a través de las artes visuales, que San José de Ocoa ha logrado una mayor proyección de cara a potenciales visitantes. La provincia cuenta con buenos artistas del lente y el pincel, que han puesto empeño en la divulgación de hermosos paisajes. Crédito aparte y de igual magnitud merecen los aficionados, esos que, celulares en mano, dedican horas a seleccionar y divulgar con amor y entusiasmo nuestros paradisíacos paisajes en las redes sociales.

También, en condiciones de extrema seguridad, en Ocoa se puede fomentar la navegación controlada en pequeñas embarcaciones no contaminantes. Si las barcazas esparcen contaminación de alguna clase, entonces pierden la condición ecoamigable, aunque pueden encajar en un turismo de aventuras o de otra índole.

La historia como

elemento ineludible

Insistimos con la inclusión de nuestra rica historia aborigen, corroborada por cronistas de Indias e historiadores, cuyas huellas todavía son rescatadas en poblados de la provincia ocoeña.

Es irracional ignorar nuestra génesis y el impacto cultural de los aborígenes en nuestros ancestros y en nosotros mismos. Basta una mirada a la vida campestre de cualquier rincón de San José de Ocoa, y encontraremos la presencia del conuco, vital para la subsistencia; la sinigual altisonancia de rubros agrícolas heredados de los taínos (maíz, yuca, batata, auyama, yautía, entre otros). 

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