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ENTREVISTA

Cornelia Margarita Torres: “Escribir es vivir una pasión”

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Ivelisse VillegasSanto Domingo, RD

La travesía literaria de Cornelia Margarita Torres hace una parada con dos nuevos títulos, que dejan ver entre líneas el ímpetu de una mujer que se enfrenta a las adversidades con su vocación a cuestas.

Única cronista social de Santiago en su época, dejó su vida provinciana y sus pinceladas en el periódico La Información para emprender el vuelo hacia la Capital. Su primera parada laboral fue en el matutino El Sol, luego en El Nacional, donde además editaba la revista Eva. Posteriormente, conduce el programa “Somos así y así somos”, por 15 años.

Este recuento es necesario porque es la síntesis que forjó la prosa que estrenó con su novela El niño que no tuvo un tambor, publicada en 2019 y basada en la biografía y trayectoria de Joaquín Balaguer.

Ahora, ella atrapa al lector con dos nuevas publicaciones: la novela El rastro de tu aroma y el cuento Sopa de murciélagos, en donde la escritura creativa se da un banquete con el drama, el amor y la ficción.

Ella sigue El rastro de tu aroma con una experiencia que lleva al lector a la sociedad dominicana desde los años 40 hasta la llegada del ciclón David en 1979.

“Esta novela la escribí hace 20 años y pasó por muchas revisiones, pero cuando Alfaguara me manda las últimas correcciones muere mi esposo, Radhamés Gómez Pepín, quien fue director de El Nacional. A los tres meses muere mi mamá y me fui a Canadá. Fue demasiado. Ellos eran mi vida. Regreso y entonces, para engañar la tristeza, me dediqué a escribir y es ahí que la termino”, dice la periodista empírica y también filósofa de profesión.

Cuenta que la novela se estructura en tres partes. En la primera, dos excombatientes de la Revolución Constitucionalista regresan del exilio y van repasando los acontecimientos de sus vidas antes de la guerra del 65. Ellos traen planes que se ven trastocados por la eventualidad del ciclón David, mientras que en la segunda parte, es a través del diario de una jovencita llamada Adelaida Guridi que el lector se va empapando del estilo de vida de la juventud dominicana en los años 60.

En la tercera, se concatenan las dos primeras en una trama matizada por acontecimientos sorprendentes, muchos datos de la historia política dominicana, amores de incendio, notas culturales sobre arte, creencias, música y la moda en el vestir.

Cuando describe las intimidades del tomo se ve feliz. Su labial rojo, los colores vibrantes de vestuario y el entorno primaveral en su biblioteca evidencian su bienestar en ese momento.

“Ya estoy retirada de la parte laboral, pero volví a patinar, escribir y tocar guitarra. Todos los hobbies que había dejado atrás porque entendí que llegó el momento de retomarlos”.

Ella es así, y sus hijos Orlando y Adriana reconocen estas cualidades, y la motivan a escribir en los días de pandemia los cincos cuentos que está presentando.

Narra: la trama del primero, “El vientecillo Tasu Tao”, se desarrolla en Wuhan, China, cuando en el mercado de la ciudad, el encargado de un puesto de venta de peces vivos se deleita comiendo una sopa de murciélago.

“Lucifer y el Arcángel Miguel” aborda los hechos ocurridos en el más allá a raíz de la llegada de las almas de las víctimas del COVID; “Barbie en el toque de queda” cuenta cómo la joven Barbie logra saltarse legalmente el toque de queda; “Aterrizaje en la nueva normalidad” relata el deseo de una sobreviviente de COVID y “El colmo de los colmos” expone lo que ocurre en una reunión de amigos que buscan alternativas de solución para evitar la quiebra de un auto-adorno.

MÁS PERSONAL

Dice que la vida siempre le ha dado un lado bonito y ha aprendido que todo lo que uno se propone lo consigue. Recuerda que fue la cuarta esposa de un hombre que ya era padre de cinco hijos, a quienes acogió como suyos, y con quienes mantiene una bonita relación.

“Mi vida ha dado un cambio increíble. Cuando las mujeres me ven patinando dicen que sí se puede y me hacen sentir la mujer maravilla. Así también me hacía sentir mi esposo, cuando él me veía llegar me llenaba de elogios. Ahora, tengo días que son más tristes que otros y cuando estoy así, de inmediato me pongo a coser o hacer algo, menos escribir porque no puedo hacerlo deprimida. Ser escritor requiere una fuerza de voluntadad e inspiración”.