TERCER CAMINO

El hogar es el sitio más dulce que hay sobre la Tierra y bajo el cielo

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Lavinia del VillarSanto Domingo

La frase es de John Howard Payne. ¿Alguna vez usted o uno de sus hijos, cuando eran pequeños, empacaron dos o tres ropas y decidieron irse de la casa? La mayoría de nosotros lo vivimos, y ahora que lo recordamos se nos hace gracioso pensar, ¿adónde creíamos que íbamos? Esta experiencia fue vivida por Dorothy, una niña huérfana, protagonista de la película “El Mago de Oz”, que imaginaba un lugar donde no había problemas, donde las personas escuchaban, y donde se podían realizar sus más profundos deseos. Trató de escaparse en busca de una vida mejor, y aunque no lo pudo realizar, en sus sueños, un huracán la arrancó de su casa y la llevó a un país lleno de magia. Después de disfrutar de su aventura, la nostalgia la invadió, y tuvo que enfrentar muchas experiencias de aprendizaje antes de lograr volver a su añorado hogar. En ese sueño de regreso, repetía: “No hay lugar como el hogar...”.

Como parte de mi trabajo en Estados Unidos, me tocó en muchas ocasiones participar en conferencias y entrenamientos que se realizaban por espacio de una semana en lujosos hoteles de distintos puntos, dentro y fuera de ese país. La llegada a esos hoteles siempre iba acompañada de un “waooo”, y la instalación en las cómodas y bien equipadas habitaciones nos transportaba a otra dimensión, y nos hacía sentir privilegiados. Los primeros dos o tres días todo era excitante y divertido: atenciones de reyes, buenas comidas, actividades nocturnas, paseos turísticos, pero, ¡increíble!, a partir del cuarto día nos entraba la nostalgia, y todo el equipo compartía el anhelo de volver a su camita, sin importar si los hierros de nuestro colchón nos arañaran las costillas. “No hay lugar como el hogar...”.

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