Familia
Cómo podemos motivar a nuestros hijos e hijas
Hay tres factores que debemos tener presentes para lograr que nuestros hijos e hijas hagan las cosas motivados por ellos mismos: capacidad, conexión y elección.
Acompañamiento. Los padres podemos ayudar a nuestros hijos a mejorar sus niveles de motivación.
Uno de los temas que están surgiendo cada vez más en consulta con los padres, especialmente de adolescentes, es la falta de motivación de sus hijos con relación a todo: estudios, deportes, pasatiempos...
La motivación es algo que se encuentra en nuestra psiquis. Mientras más la forzamos a que salga y aflore, más se esconde en algún lugar de nuestra mente. Sin embargo, aunque no se puede forzar, los padres podemos acompañar a nuestros hijos y enseñarlos a mejorar sus niveles de motivación.
Hay tres factores que debemos tener presentes para lograr que nuestros hijos e hijas hagan las cosas motivados por ellos mismos: capacidad, conexión y elección.
Cuando hablamos de capacidad, nos referimos a observar dónde nuestros hijos están mostrando sus habilidades para hacer cosas, dónde tienen sus intereses, y apoyarlos en la búsqueda de eso, que sientan que estamos con ellos para que quieran más. Con esto irán ganando autoconfianza, lo cual se verá reflejado en sus acciones.
La conexión La conexión es la necesidad que tenemos de relacionarnos. Implica crear relaciones interpersonales fuertes, sentir que pertenecemos a un grupo. En los niños más pequeños, la tendencia es querer sentirse que se pertenece a la familia, mientras en la etapa de la adolescencia es más importante el sentirse que se pertenece a grupos de pares. Sin embargo, para que esta última etapa transcurra de manera sana y se sepa elegir un grupo de pares de manera saludable, esa primera necesidad de pertenecer al grupo de la familia debe darse de manera adecuada, el arraigo a la familia debe darse en un ambiente nutridor.
La elección La elección quiere decir hacer las cosas porque las elegimos, elegir hacer algo porque va en sintonía con el deseo personal (de adentro) en lugar de un control externo. Cuando podemos elegir lo que queremos hacer es más fácil apreciar las razones por las cuales lo queremos hacer. Cuando nos fuerzan a hacer algo es más difícil interiorizar la motivación para ello. Es por esto que, en lugar de ofrecer a nuestros hijos recompensas por hacer algo, vamos a ayudarlos en sus elecciones y vamos a darles la oportunidad de que asuman la responsabilidad de esas decisiones. En mi experiencia, cuando los jóvenes saben que detrás de sus elecciones y acciones hay consecuencias, normalmente tratan de no fallar porque, en ese caso, se fallan a ellos mismos.
Como padres, utilicemos y desarrollemos sabiamente esta sencilla fórmula, que es muy poderosa para lograr la motivación: C+C+E (capacidad + conexión + elección).