Pesto casero

Una de las salsas frías favoritas para acompañar las pastas es el pesto. Este condimento de origen italiano, específicamente de la región de Liguria, se prepara en mortero; de hecho, la palabra pesto proviene del genovés “pestare” y significa moler o machacar en un mortero.

Es, además, muy fácil de preparar, pues solo necesitas hojas tiernas y frescas de albahaca trituradas, aceite de oliva, ajo, sal, piñones y dos tipos de queso: parmesano y queso de leche de oveja (pecorino).

Aunque encuentras esta salsa ya envasadas en tiendas y supermercados, ¿por qué mejor no aprender a prepararla para consumirla fresca? Te decimos cómo.

Ingredientes Dos tazas de hojas de albahaca, 2 o 3 dientes de ajo medianos, media taza de piñones, medio vaso de aceite de oliva, queso parmesano recién rallado, queso pecorino recién rallado y sal.

Preparación En una licuadora tritura las hojas de albahaca, los piñones (los puedes sustituir por frutos secos) y los dientes de ajo. Incorpora poco a poco el aceite de oliva hasta conseguir una salsa homogénea (ni muy líquida ni muy seca).

Añade los quesos y mueve.

Agrega la sal.

PESTO CLÁSICA. La salsa al pesto no se cocina, sino que se prepara directamente con todos los ingredientes crudos. Esta mezcla de ingredientes frescos, con la albahaca como protagonista, es la que le confiere su inconfundible color verde claro y aroma a yerba.