La exquisitez del vino

Para que un vino cumpla con las normas de exquisitez que demanda el paladar más exigente, debe llenar diversos requisitos. Y para que un amante de esta bebida conozca sobre su calidad, tiene que saber que el secreto comienza desde la cosecha de la uva.

Del tema habla el enólogo de Viña San Pedro, Nicolás Pérez, quien explica que, en el proceso de vendimia, la uva debe estar en perfectas condiciones. Para que esto se dé influye la calidad de la tierra, el tiempo, el clima y el proceso de añejamiento. “Todo depende de la planta. Al ser cosechada la uva se debe tener un control en cada paso”.

Calidad Encontrarse con una muralla de botellas y no saber cuál elegir no es agradable. Pérez recomienda ver la etiqueta y chequear lo especificado sobre la región de dónde proviene. “La etiqueta debe citar la región, no solo el país”.

Esto, explica el experto, se debe a que al mencionar el viñedo único o valle queda sobreentendido que hay un manejo de la uva, donde se busca calidad y se trabaja para lograrlo.

Paladear Al apreciar las características de un vino, la vista, el olfato y el gusto son tres sentidos que juegan un papel importante. “Observar el color es el primer paso. Con el olfato podrás inhalar los aromas, y con el gusto disfrutarás la variedad de la uva”.

Temperatura Antes de degustar un vino se debe tener en cuenta el grado en el que se conserva en el refrigerador.

“Si este no se mantiene a una temperatura adecuada, no se apreciarán sus características en la degustación”. En el caso del vino tinto, la temperatura ideal es de 17 o 18 grados.

“Este no puede estar en un grado muy frío, porque los aromas se pierden, y cuando está caliente se siente más el alcohol”. Esto opaca las propiedades del producto, puntualiza Pérez.

No obstante, el blanco debe estar a una temperatura de 12 grados. “Existe un mito de que este tipo de vino mientras más frío mejor, pero no es así”.

Maridaje La combinación de la comida con el vino, para los amantes de esta bebida, es ideal. Pérez dice que mientras más liviano y menos estructurado sea el vino se puede acompañar con un plato menos graso, con sabores no muy intensos, porque una comida grasa e intensa no le dejará sentir los sabores de la bebida.

Un vino tinto, con más cuerpo, se puede maridar con platos más grasos o más cremosos, considera. Los que desean acompañarlo con postres, pueden elegir cosechas tardías.

Viñedos chilenos Pérez cuenta que 15 años atrás, el vino chileno era conocido como de poca calidad, pero por su precio llamaba mucho la atención y ello permitió que los consumidores conocieran su potencial. “Esto, en los últimos años, ha cambiado. Las viñas de Chile están logrando mucha calidad en el mundo”.