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República Dominicana propone Comisión de Países Amigos para Venezuela

Canciller Miguel Vargas en la XXIX Reunión de Consultas de Ministros de Relaciones Exteriores de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Cancún, México.

Canciller Miguel Vargas en la XXIX Reunión de Consultas de Ministros de Relaciones Exteriores de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Cancún, México.

República Dominicana propuso la creación de una Comisión de Países Amigos con la misión de acompañar a las partes en conflicto en Venezuela en una negociación de amplio espectro para solucionar la crítica situación política de la nación sudamericana.

El ministro de Relaciones Exteriores, Miguel Vargas, sometió la propuesta al intervenir en la XXIX Reunión de Consultas de Cancilleres, previo a la 47 Asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA), que abordó la situación de Venezuela.

Vargas reiteró la postura dominicana de que Venezuela solucione su conflicto por sus propios mecanismos democráticos pero consideró necesario aumentar los esfuerzos de conciliación pues pese a éstos, la situación se ha agravado.

“República Dominicana propone la creación de una comisión de países amigos que acompañe a las partes en conflicto en una negociación de amplio espectro que contemple alternativas de solución con todas las variables políticas y sociales en juego para alcanzar un acuerdo de reconciliación nacional y convivencia pacífica”, expresó el Canciller.

Añadió que esa comisión, de carácter permanente, deberá actuar conformada por cinco o más países amigos a los que se les asigne la encomienda de establecer una hoja de ruta para una agenda a partir de las prioridades de las partes.

Puntualizó que en este momento trascendente en la historia de Venezuela, las naciones latinoamericanas están en el deber de marchar a su lado en defensa de su democracia sin más pérdida de tiempo, al tratarse de una situación que gravita sobre millones de venezolanos que ven agravarse su estado de vida, constantemente expuestos a los rigores de la inseguridad, la inestabilidad y el desabastecimiento.

Desde la reunión en Washington el pasado 31 de mayo, había dos textos sobre la mesa y las delegaciones estaban haciendo esfuerzos por llegar a un consenso o por lo menos la adopción de una decisión, lo que creo las expectativas para que se estableciera un acuerdo.

Al respecto, la República Dominicana decidió abstenerse de votar a favor o en contra de esos dos documentos, favoreciendo de que se continúe buscando mecanismos que favorezcan un diálogo entre las partes con el acompañamiento de países amigos de Venezuela.

El Canciller argumentó que durante las últimas tres semanas la crisis de Venezuela se ha agravado exponencialmente, con aumento de la violencia de los grupos beligerantes y creciente represión oficial a los manifestantes callejeros.

Refirió que hasta ahora no ha sido posible para los países miembros de la OEA lograr un acuerdo sobre la mejor fórmula para buscar solución negociada a la crisis política más aguda de las últimas décadas en Venezuela y relató los esfuerzos directos de República Dominicana por una solución basada en el diálogo.

En este sentido indicó que bajo la convicción de que a Venezuela hay que dejarle espacio para que supere esta crisis a partir de su tradicional vocación democrática, República Dominicana ha confiado en la actitud positiva y en el patriotismo de la mayoría de los líderes venezolanos “con quienes hemos mantenido vínculos políticos”.

Añadió que para mantenerse como ente imparcial en un conflicto cuya solución exige fundamentalmente la buena voluntad de las partes, el Gobierno del Presidente Danilo Medina ha invocado en numerosas ocasiones la comprensión de la comunidad internacional para que se convierta en parte de la solución y no de la crisis.

“Es decir, nuestro país ha preferido exponerse incluso a la diatriba y al descrédito de grupos fanatizados para plantear alternativas de solución armónica y sustentable al conflicto de Venezuela insistiendo en la necesidad de que se trata de un problema de los venezolanos y que tienen que ser los venezolanos quienes busquen y encuentren el mejor camino para superarlo”, expresó.

Dijo que con el convencimiento de que los venezolanos están en capacidad de hallar ese camino, desde el primer momento se ofreció el territorio dominicano para acoger a los actores del conflicto.

“Hemos acogido a representantes de todas las tendencias políticas, del gobierno, de la oposición y de la sociedad civil a quienes acompañamos discretamente en largas conversaciones tanto en conjunto como separadas, para estimularlos a que contribuyan para dejar atrás un conflicto que desborda el interés de nuestro hemisferio y causa preocupación en todo el mundo”, expresó.

Puntualizó que el país ha sido persistente en el planteamiento de fórmulas armónicas para acercar a las partes y se ha ofrecido para integrarse a otros países que quieran acompañar una negociación que alcance solución sustentable en el tiempo, algo que no sería posible de excluirse algunos de los sectores en pugna.

“No no nos cansaremos de proponer el diálogo como herramienta ideal para economizarle a los venezolanos enfrentamientos inútiles entre hermanos que sólo provocan derramamientos de sangre y estimulan la división social.

Expresó que la comunidad internacional tiene el deber de evitarle a Venezuela trastornos mayores con un quiebre definitivo de su orden constitucional y, peor aún, que una confrontación política interna que todavía puede ser contenida, degenere en un conflicto de mayor calado que erosione aún más su frágil gobernabilidad e institucionalidad.

Dijo que aunque con Venezuela se está frente a un conflicto político difícil de manejar por todas las implicaciones que le rodean, aun se dispone de tiempo para evitar que siga agravándose con consecuencias ominosas no sólo para los venezolanos sino para todo el hemisferio.

Destacó que lo que no puede hacerse es “inmiscuirnos en los asuntos internos de una nación amiga, ya que siempre resultará importante destacar que la diplomacia no puede confundirse con la injerencia ni la solidaridad con la intervención”.

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