Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

ORLANDO DICE

El dilema del PRM y el caso Odebrecht

LA MANO QUE MUEVE.- El PRM hace por el presidente Danilo Medina lo que el presidente Danilo Medina no puede hacer por sí mismo. Asumirse como la mano que mueve la cuna del caso Odebrecht. Un partido como Moderno que se reúne poco, realizó una especie de asamblea para denunciar persecución política por los sometimientos de sus dirigentes y declarar “presos de Danilo Medina” a los compañeros sometidos a coerción. La acción tiene lógica. Si me va mal en el plano jurídico, me salto al campo político. Así se libran de igual a igual, sin que haya Procurador de por medio, ni Juez de Instrucción, ni tampoco Suprema Corte de Justicia.

Solo que por esa vía ayuda y beneficia al jefe de Estado, pues lo coloca como ente de moralidad y realiza su discurso de febrero pasado, en que expresó indignación por la corrupción y la impunidad y –de algún modo– reconoció justas las demandas de la calle. Si la población quería lista, y la lista la dio el mandatario; y si se quería encarcelamientos, y estos los hace también el jefe de Estado, la autoridad está por el librito.

PRESOS DE BRASIL.- Ahora, una cosa es lo que quiere el PRM y agradecería el presidente Danilo Medina; y otra la realidad de los hechos. Los presos –todos– corresponden a las investigaciones de las autoridades brasileñas y las confesiones de los gerentes de Odebrecht. El sometimiento es obra de la Procuraduría, es decir, del gobierno, pero lo hizo siguiendo guión ajeno. ¿Que falta gente? De seguro que sí. Pero hay dos cosas a considerar. La primera, que la Procuraduría motu proprio interrogó a exfuncionarios que no fueron incluidos en el paquete; la segunda, que los fiscales de Brasil no han terminado el trabajo. Entregaron el interrogatorio, y todavía peor, una transcripción. No se conoce por tanto la delación premiada ni la cooperación eficaz, las cuales se suponen más jugosas, puesto que después de padecer los rigores de la cárcel, el imputado canta más despacito.

LO INAPROPIADO.- Ni Hipólito Mejía ni Luis Abinader hablaron en la especie de asamblea del PRM para no afectar el carácter institucional del encuentro. El documento lo leyó uno de los presidentes en funciones, ya que tienen uno para cada ocasión, e intervinieron otros dirigentes. Incluso de manera inapropiada. Orlando Jorge Mera no era el más adecuado, si se recuerda que su padre Salvador Jorge Blanco fue protagonista de un proceso comparable en cuanto a la finalidad. El PRD, ahora PRM, siempre anda cerca o dentro de los tribunales. Jesús Vásquez por igual se olvidó de que estos no son tiempos para discurso de barricada, o que la oratoria de José Francisco Peña Gómez era suya, y puede ser referente en curso de retórica, pero no fuente ni ejemplo a imitar.

SHOW SIN TARIMA.- Hipólito Mejía habló al día siguiente al visitar a sus “hermanos” Andrés Bautista y César Sánchez, y calificó de “show político” las incidencias de estos días.

Odebrecht no existió y los apresamientos y medidas de coerción son un espectáculo de tarima. Alejandro Fernández cantando de gratis en el Olímpico. O si se quiere: un circo sin pan. No puede decirse que sea algo combinado, pues los perremeístas no son buenos en estrategia (Peña Gómez era “genio táctico”), pero queda claro que se tiene decidido defender a los compañeros imputados, y que la línea maestra es desacreditar la coerción y descalificar el proceso. Todo show concluye cuando el cantante y las bailarinas abandonan el escenario, los músicos recogen y el público abandona el aforo.

Si Yogui Berra fuera del PRM diría que el juego se termina cuando se acaba.

Tags relacionados