“Conape no negocia el abandono”

Un diagnóstico de la realidad y el estatus familiar de cada adulto mayor que vive en un hogar permanente u hogar de ancianos está realizando el Consejo Nacional de la Persona Envejeciente (Conape), organismo estatal encargado de dirigir las políticas a favor de esta población, estimada en 1 millón 263 mil.

A Nathalie María, directora de ese organismo, le preocupa la realidad de abandono familiar, que asegura afecta al 80% de los envejecientes que viven en esas residencias, por lo que junto a la Unidad contra la Violencia de la Procuraduría General de la República y a la Unidad Jurídica del Conape se trabaja en ese levantamiento, para proceder a procesar judicialmente las familias que no respondan a sus adultos mayores.

“Conape no negocia el abandono con nadie”, asegura la funcionaria, quien explica que cuando lo dejan en un hogar y no lo visitan, no lo buscan ni lo visitan el día de su cumpleaños, ni en Navidad, no participan de las actividades del centro y no dan fondos al hogar, “es un abandono y eso es condenable”.

Revela que el 99 por ciento de los adultos mayores dice que su deseo es ver a sus hijos, aunque sea una vez al año.

Hogares abiertos Aunque su interés y el del Gobierno es lograr instalar hogares abiertos en todas las provincias y municipios del país, “la idea es que sean espacios de atención integral para los adultos mayores, no centros de abandono para el envejeciente”.

María detalló Listín Diario las acciones y planes de ese organismo, al cual, a través del decreto 83-15, le fueron traspasados todos los centros y programas de protección a la vejez que pertenecían hasta ese entonces al Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social.

Explica que la política del gobierno no es poner los envejecientes en asilos, sino convertir esos centros en hogar permanentes como centros abiertos que los adultos puedan pasar el día o dormir, y que la permanencia sea un acto propio de decisión del adulto mayor.

“No es que causa problema en la casa y lo llevan al hogar, eso es un abandono y estamos trabajando en eso”, insiste.

La directora del Conape señala que como organismo su función es impulsar una política de continuidad del contacto con la familia y la corresponsabilidad. “Ellos mismos nos ubican, vamos a la casa, y llevamos esas familias a la mesa del diálogo. Hemos visto casos de que la casa donde vive el hijo con su familia, es de la madre o padre, que ahora están en el asilo.

Aseguró que para lograr ese acercamiento, si la persona es pobre Conape se compromete en ayudar para tenerlo en casa o visitarlo, y si se niegan a aportar, entonces será procesado por abandono. “Los casos que hemos tenido, la familia reacciona cuando los llevan a la Procuraduría”.

Bajo la escalera Como forma de documentar lo expuesto, María detalla los reencuentros que ha logrado establecer Conape dentro de su labor de dignificar la vida del envejeciente. Cuenta el caso de una abuela, que estaba viviendo en una casita debajo de la escalera, la hija le mandaba la comida y la trabajadora le tocaba la puerta y la bañaba. “Resulta que la casa, una mansión con 1,000 metros cuadrados era de ella. ¿Qué hicimos?, negociamos y le dimos 30 días para que le construyeran una casa en el patio debajo de una mata, donde ella la quería, cerca de sus nietos. La hicieron en 21 días.

PROGRAMAS DE APOYO Humanizar La funcionaria revela que el abandono ocurre muchas veces con hijos profesionales, donde los nietos no saben dónde están sus abuelos, ni comparten con ellos. La idea no es perseguir, sino humanizar, concientizar que hoy eres padre y mañana abuelo serás. Porque como tratas a tus adultos mayores, asimismo te tratarán.

Lo hacen sin saber que tener el abuelo cerca le aporta a la familia, le da fortaleza, integración intergeneracional y su presencia influye positivamente en los hijos.

Revela que por lo general los casos de maltratos familiares hacia los adultos mayores son denunciados a Conape.

Conflicto con la ley Conape trabaja también con envejecientes en conflicto con la ley, que guardan prisión en Haras Nacionales. María detalla que un personal de ese organismo acude y ahora no se sienten abandonados y purgan sus penas en condiciones dignas. “Hicimos un levantamiento y encontramos envejecientes que tenían 85 años, personas que habían cumplido sus penas, pero no había nadie que le canalizara los casos, así como casos de familias que no lo quieren aceptar de retorno y entonces lo reubicamos. Dice que en todas las cárceles modelo se tiene una unidad de adulto mayor y que los planes es extender ese programa a todos los recintos penitenciarios.