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SERIE ESPECIAL (1)

Ser pobre y envejecer: un “drama ” en RD

El 80 por ciento de los que habitan en hogares de ancianos son abandonados por su familia, no le visitan ni cubren parte de sus necesidades.

Adultos mayores. En un país se estima que el 45 por ciento de los envejecientes es pobre y entre el 32 y 33 por ciento es muy pobre, mientras muy pocos reciben una pensión estatal que le permita cubrir sus necesidades básicas. De ahí que la mayoría depende para su alimentación y tratamiento médico del aporte que le den sus familiares y amigos.

Adultos mayores. En un país se estima que el 45 por ciento de los envejecientes es pobre y entre el 32 y 33 por ciento es muy pobre, mientras muy pocos reciben una pensión estatal que le permita cubrir sus necesidades básicas. De ahí que la mayoría depende para su alimentación y tratamiento médico del aporte que le den sus familiares y amigos.

Varios días sin recibir café o té mantenía inquieta a María, una envejeciente que acude a diario a un “hogar de día” para adultos mayores. “¿Usted sabe lo que es tener un viejo sin su café?, insistía, obviando explicaciones de que el pedido se había retrasado.

Esa misma inquietud tenía José Moreta. “Antes nos daban té y café y ahora no. Me pregunto ¿es que aquí no hay dinero para los viejos?”, repetía.

La preocupación de Ramón Antonio era otra. “Tengo cinco hijos y ninguno me visita, y no sé por qué, porque yo no fui un mal padre, siempre fui tranquilo”.

Josefa pierde la mirada cuando se le pregunta por sus hijos y cambia el tema. “Me mantengo con la misericordia de Dios”, dice.

Juana Martínez, narra con alegría que, pese al dolor que le provoca el tener hinchada la rodilla, camina cuatro kilómetros para llegar al Hogar de Día, donde la tratan bien y nunca le hablan mal, y además está aprendiendo a leer y escribir su nombre. “Yo me levanto a las cuatro y media para salir temprano, porque tengo que caminar al pacito (despacio)”

Cuando se le pregunta que medicamento toma para el dolor de rodilla, dice que nada.

45% es pobre Abandono, precariedades económicas, limitaciones de acceso a la medicina, la falta de afecto y cuidados, forman parte de las dificultades que enfrentan a diario miles de adultos mayores en el país, donde pese a las inquietudes, iniciativas y proyectos que acuña el Consejo Nacional de la Persona Envejeciente (Conape), el ser pobre y envejecer en República Dominicana sigue siendo una tragedia.

Sobre todo en un país donde el 45 por ciento de los adultos mayores son pobres y entre el 32 y 33 por ciento muy pobres, de acuerdo a datos oficiales. Se estima que en República Dominicana la población envejeciente supera el millón 200 mil.

Huérfanos de hijos De un promedio de 40 envejecientes que acuden de manera fija y permanente al Hogar de Día de Sábana Perdida en Villa Mella, sólo en tres de ellos hay hijos que han acudido al centro a ver como lo atienden y que reciben allí, del resto, la doctora Rosy Molina, directora y fundadora del mismo, nunca ha visto un familiar.

En algunos casos, cuando ve a un padre o madre muy deprimido, o necesita dar explicaciones sobre la aplicación de determinado tratamiento, la profesional los manda a buscar o toma su celular personal para llamar al hijo o nieto, incluso si viven en el extranjero, que por lo general creen que con mandarle un “dinerito” cumplen.

De ahí que la doctora Molina califica a esa población de adultos mayores, provenientes de empobrecidos sectores aledaños, y con quienes comparte desde hace nueve años, como “huérfanos de hijos”.

“Eso lo vemos a diario. Se sientan a llorar, mis hijos no me quieren, mis hijos no me compran nada”, señala la profesional, y reflexiona diciendo que ese es un déficit que tiene el adulto mayor dominicano, donde por lo general “se le dice ya tu eres viejo, ya no me sirve para nada, son muy pocos los hijos que quieren a sus padres después de viejos”, se lamenta la profesional.Como un ejemplo más de lo que cuenta, señala que en el centro hay una adulta mayor que no tiene cédula, porque no está declarada, y entonces tampoco tiene seguro médico, a pesar de que todos sus hijos están declarados.

Realidad Una realidad similar se registra con la mayoría de los envejecientes que viven en hogares permanentes o en el Centro de Acogida del Conape, donde son llevados temporalmente los envejecientes abandonados o que deambulan por las calles.

El desamparo se hace aún más latente entre aquellos envejecientes que cumplen condenas en el Centro de Corrección y Rehabilitación para Adultos Mayores Haras Nacionales, donde guardan prisión envejecientes que han cometido delitos que le han puesto en conflicto con la Ley.

(+) PENSIÓN SOLIDARIA 600 MIL SIN INGRESOS: El doctor Severino asegura que la Ley de Seguridad Social contempla la pensión solidaria, que debe darse automaticamente a toda persona al alcanzar los 60 años de edad, pero que el gobierno no ha definido el financiamiento.

Eso hace, asegura, que República Dominicana sea el único país de América Latina que no tiene ese tipo de pensiones. La mayoría de los países tienen el 100% de los adultos mayores pensionados y otros el 70 %. y en el país apenas el 12% ”.

Explicó que en el país hay más de un millón de personas de más de 60 años, de las cuales unas 600 mil no tienen ingresos económicos, ya que no trabajan, por lo que están pidiendo en las calles o dependiendo de familiares, sin una vida digna, como debe ser la del adulto mayor.

12% CON PENSIÓN Pensión no contributiva Para el doctor Fulgencio Severino, estudioso del Sistema de Seguridad Social, es imperactivo que el Gobierno garantice protección al adulto mayor, mediante el establecimiento de las pensiones no contributivas, ya que más del 50 por ciento de los envejecientes dominicanos vive en condiciones de pobreza y pobreza extrema, y apenas el 12 por ciento de los adultos mayores recibe una pensión.

“Conape no negocia el abandono”

Sólos. Con frecuencia se trasladan solos. La mayoría de los que acuden a hogares de día ubicados en sectores empobrecidos de la capital, dicen vivir sólos.

Mendigos. La imagen de envejecientes pidiendo limosnas en las calles sigue siendo común en el país.

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