DRAMA FAMILIAR
¿A quién entregaron las autoridades los 4 varones menores hijos de la pareja acusada de incesto y encubrimiento?
LAS ADOLESCENTES ABUSADAS, DE 16, 14 y 12 AÑOS, ESTÁN BAJO CONTROL DE CONANI, PERO SUS HERMANITOS DUERMEN SOLOS SIN UN ADULTO
Las autoridades intervinieron. Los padres están presos, las hermanitas, que sufrieron abuso sexual, se encuentran bajo la protección de CONANI, pero ¿dónde están los cuatro hijos varones, menores de edad también, de la pareja acusada de incesto y complicidad en Capotillo?
Esta pregunta nos la formulamos en este diario. Al indagar sobre el paradero de los niños de 11, 9 y 3 años y el adolescente del 15, víctimas también de ese hogar desintegrado, establecimos que en el día los acoge una tía, madre de tres hijos y que no tiene empleo, y en la noche duermen solos a cargo del mayor, que como señalamos, solo tiene 15 años.
Sus padres fueron apresados por la denuncia de violación sexual de sus hijas de 16, 14 y 12 años, en Capotillo. (Por protección a las víctimas y mandato legal no se ofrece ninguna información que permita identificarlos a ellos o a su entorno.)
Hasta este martes que los niños de 11 y 9 años retomaron las clases en una escuela de jornada extendida, junto con su hermano de 3 años, pasaban el día en la casa de su tía paterna que tiene tres hijos a los que mantiene gracias a la tarjeta Solidaridad y uno que otro “picoteo” de su esposo en el mercado.
Desde el pasado lunes duermen solos los cuatro en la pequeña casa que compartieron con su padre, de 40 años, acusado de incesto, y su madre, de 32, acusada de encubrimiento.
Cuando las autoridades se llevaron a las tres menores para investigar la denuncia, hecha el 8 de septiembre, la pareja se mudó a Los Guaricanos, donde fue apresada el primero de octubre.
La mudanza impidió que los menores siguieran yendo a clases hasta esta semana cuando su tía paterna trajo de vuelta los ajuares y con ellos los uniformes de los niños de 11 y 9 años. El de 15 años estudia de noche y a veces un hombre que tiene un puesto del mercado se lo lleva a trabajar y le paga 200 o 300 pesos.
Hasta la semana pasada, los cuatro iban a dormir en casa de su bisabuela materna, quien también cuida a cuatro de sus nietos. Para mantener la casa recibe ayuda económica de dos sus hijos, que son tíos de la madre de los siete menores.
Al mediodía de ayer, la señora desconocía porqué sus bisnietos no fueron donde ella la noche del lunes, como hacían desde el apresamiento de sus padres, y admitió no saber si los menores estaban inscritos en la escuela. Tampoco estaba segura de cómo se llama la tía con quien pasan el día o dónde vive exactamente.
Un equipo de orientadoras de la escuela de los niños de 11 y 9 años, y la adolescente de 14, visitó el lunes a la tía para decirle que la escuela estaba disponible para cuando creyeran prudente enviar a los niños a clases.
Pero la condición en que este martes volvieron a la escuela no eran las mejores. El de 9 años llegó con sandalias a falta de zapatos.
Actualmente los varones cursan el 6to., 4to. y 3ro. de básica. El de tres años no está en la escuela.
Las hembras están en 3ro. de bachiller y 7mo. de básica. La de 12 años fue retirada de la escuela el año pasado cuando iba en 4to. grado. Las tres están bajo control de las autoridades.
Atención escolar
La mañana de este martes, durante una visita para confirmar la asistencia de los niños a la escuela, Elisaura Crisostomo orientadora de la escuela, habló de cómo están llevando la situación en las aulas.
Dijo que hablaron con los compañeros de curso de ambos niños para saber qué tanto conocían sobre el problema familiar que enfrentan, según informó, ninguno de los alumnos estaba al tanto de la situación.
“De todas formas les pedimos que, en caso de que oyeran comentarios feos sobre los padres de sus compañeros no hablaran del tema para que no los hicieran sentir mal”.
Sobre qué saben los niños de su realidad admite que hasta el momento no ha tratado el tema. Dijo que prefirió no hacerlo para no revictimizarlos.
Fiscal da seguimiento
La fiscal investigadora del caso, Carlenny Camilo, fue informada del regreso de los niños a la escuela. Según dijo Elisaura Crisostomo, durante una visita al centro la semana pasada ella pidió que se le avisara.
De acuerdo a Crisostomo, la fiscal Camilo dijo que en ese momento no tenía vehículos disponibles para mandarlos a buscar. Supuestamente pretenden llevarlos con psicólogos de la Fiscalía. La información no pudo ser confirmada por la negativa de las autoridades a hablar con la prensa.
Sin embargo, la bisabuela materna y la tía paterna de los menores, que hasta ahora son señaladas como sus responsables, hasta la mañana de este miércoles no habían sido contactadas por la Fiscalía, según aseguraron.
Según la tía de los niños, la semana pasada una persona de Conani (Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia), a quien no pudo identificar, la visitó y le dijo que siguiera cuidando de los menores hasta que las autoridades decidan qué hacer con ellos.
Dice la tía, que lo que quiere es que las autoridades asuman a los niños de 11, 9 y 3 años, “porque el más grande se defiende solo”. Se dicen incapaces de asumir a sus cuatro sobrinos que sumados a sus tres hijos son siete menores que alimentar y atender.
Vivían en violencia
El entorno familiar de los siete menores era violento. Su madre era golpeada constantemente por su pareja, a quien se unió a los 12 años, la información la ofrecieron vecinos de la pareja.
Ese malestar se reflejó en el comportamiento de sus hijos de 15, 11 y 9 años quienes eran llevados al departamento de orientación psicológica de su escuela frecuentemente por peleas con compañeros.
Cristian del Carmen Lugo y Loyda Lugo, directora y psicóloga de la escuela donde estudian los niños de 11 y 9 años y su hermana de 14, dijeron que una prueba psicológica practicada hace dos años al mayor de los varones, evidenció que su entorno familiar era disfuncional y que había conflictos de roles en su hogar.
Dijeron que citaron a los padres para tratar la situación, pero que solo la madre se presentó, lo que dificultó tratar el problema que, según Lugo, que atendía al menor, debe ser trabajado con ambos padres.
Según dijeron, el rol que desempeñan es de trabajo con la familia para remediar cualquier situación que esté afectando al niño. Y, en caso de que en conversaciones con los padres no se llegue a una solución, la familia es referida a un psicólogo clínico. Pero admiten no tener control de la situación una vez hacen el referimiento.
El adolescente, que hoy tiene 15 años, no fue reinscrito en la escuela al terminar el 5to. grado. Según dijeron en la escuela y confirmó la tía. Ahora estudia de noche.
En cuanto a los niños de 11 y 9 años, el equipo escolar dijo que trabaja con ellos el tema de la violencia y que la madre iba cuando la mandaban a buscar. Pero dicen que su actitud era pasiva y no se reflejaba cambio verdadero en el accionar de los niños.
Las niñas no fueron atendidas
A los departamentos de orientación psicológica de las escuelas donde estudiaban las hermanas de 16 y 14 años solo son enviados los alumnos que presentan problemas de conducta o de aprendizaje. Por esa razón, las mayores de las hermanas nunca fueron atendidas por los psicólogos escolares quienes aseguran haberse enterado de la situación por la prensa.
Los responsables de sus centros educativos (un politécnico y una escuela de jornada extendida) describieron a ambas como silenciosas, responsables y con desempeño académico normal.
En el caso de la mayor, Elizabeth Adames, coordinadora escolar del politécnico, destacó el esfuerzo que hacía por cumplir con sus responsabilidades escolares a pesar de las carencias en que vivía, llegando a necesitar incluso la donación de uniformes por parte de la escuela ante el mal estado en que estaba el suyo.
Versiones no concuerdan
En el caso de la adolescente de 12 años, quien cursaba el 4to. de básica en el periodo escolar 2015-2016, las informaciones que ofrecen las autoridades escolares y la comunidad no concuerdan.
Según dijo Katty María, directora de la escuela, la niña fue inscrita el pasado año en ese centro para cursar el 4to. grado, pero la madre la retiró cuatro meses más tarde, supuestamente no podía estar yendo a la escuela cada vez que la llamaran para hablar del comportamiento de la niña. Dice la directora que tenía un lenguaje soez, peleaba con compañeros e incluso agredió a una maestra.
A decir de la mujer, que hace dos años dirige el centro educativo, visitaron a la madre para tratar de que la reintegrara, pero le perdieron el rastro.
Las declaraciones de la directora no concuerdan del todo con las Delfina López, la psicóloga que atendió a la niña. Según asegura, la menor era inquieta y llegó a pelear en dos ocasiones, pero asegura que nunca hubo visita a la familia.
Otra cosa que niega la orientadora es lo que aseguran dos tíos, una prima y una vecina de la familia que dicen que el abuso se descubrió hace un año porque ella los visitó y dijo que la niña se lo había contado.
Sustenta su versión en el hecho de que la niña duró solamente cuatro meses en la escuela y que las veces que la vio fue para conciliarla con las compañeras que había peleado.
Vecinos, que aseguran que el abuso era un secreto a voces, dicen que fue la mayor quien dio la voz de alerta en septiembre de este año. Supuestamente habló con una persona de su confianza y fue entonces cuando se hizo la denuncia mediante una llamada anónima.