ENTREVISTA
Baena Soares evoca error de OEA al intervenir a RD
EXSECRETARIO GENERAL, JOAO BAENA SOARES, DICE PARA INTEGRAR A LATINOAMÉRICA HAY QUE FIJARSE EN LA GENTE
Con una carrera diplomática de cuatro décadas y un mandato de diez años en la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Joao Baena Soares considera necesario fijar la vista en la gente para lograr una real integración de Latinoamérica.
“Usted tiene una zona de fronteras donde hay integración natural, pero yo voy más allá, sin el respaldo de los pueblos, sin el respaldo de la gente no habrá integración”, precisó Baena Soares, quien actualmente preside la Comisión Jurídica Interamericana.
Sobre la OEA, organismo que dirigió en dos períodos consecutivos de cinco años cada uno (1984-1994), dijo que su principal pecado ha sido el apoyo a la invasión norteamericana de 1965 en República Dominicana.
En entrevista para LISTÍN DIARIO, Baena Soares indicó que le preocupa cuando juristas y académicos plantean que la soberanía es cosa del pasado. “Hay que tener cuidado. La soberanía que dicen que acabó es la de los pequeños, la soberanía de los grandes nadie la cuestiona”, añadió el embajador Ad vitam de Brasil.
¿Cómo resume sus diez años en la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA)? Me parece que una de las virtudes de la OEA es la capacidad de renovarse. Durante mi gestión, tres de las cuatro enmiendas a la Carta Democrática fueron hechas en ese momento. La principal fue la que atribuyó al secretario general poderes especiales. Yo diría que fue un período de transformación, de actualización, de respuestas de la OEA a los nuevos retos y las nuevas circunstancias del hemisferio.
¿El escenario ha cambiado mucho desde ese momento? Sí, ha cambiado bastante. En ese tiempo no había preocupación con la democracia y las instituciones, que ahora es el principal asunto, la principal materia de la organización. Son situaciones distintas, las circunstancias cambian, pero ahora hay un esfuerzo permanente de reformar, de dar respuestas nuevas a situaciones nuevas. Claro que el mundo actual no es el mismo de cuando asumí la OEA. Hay nuevas situaciones en la política internacional como la presencia de organizaciones terroristas institucionalizadas, algo muy grave, igual que el tráfico de drogas. Hay otros históricos que son actuales, como Rusia, que se siente cercada. Históricamente es el problema de Rusia y ahora resurgir.
Hay una serie de países que han estado cuestionando el desempeño de la OEA, especialmente Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua. Si tú eres socio de un club y aceptas las normas de ese club, entonces tienes que respetar esas normas. Por eso todos los países son parte de un tratado que es la Carta Democrática de la OEA, entonces tienes que actuar dentro de ese marco jurídico y político. Por ejemplo, cuando vemos la observación electoral, me parece una innovación importantísima de la OEA para el fortalecimiento de la democracia. Permite dar una garantía de que las elecciones fueron legítimas, correctas, bien organizadas, limpias y una expresión de la democracia. Siempre habrá críticas de gente que se ha quedado en el pasado, porque piensan que la OEA es un organismo estático, y no es así.
Pero la OEA ha cometido sus errores, como el apoyo a la invasión de 1965 en República Dominicana. Claro, ese ha sido el principal pecado de la OEA, la invasión de 1965 en República Dominicana. Eso fue un retroceso en la OEA. La OEA fue llevada a una acción intervencionista y de ocupación en violación a su propia Carta. Pero eso ya se acabó, la OEA ha dejado de ser un instrumento y ahora tiene su propia personalidad. Por eso las críticas que se le hacen ahora están desactualizadas y no se corresponden con la situación actual.
¿Ha mermado la influencia de la OEA ante el empuje de otros organismos como la CELAC? Son organizaciones totalmente diferentes, en realidad actualmente se multiplican los organismos regionales, tanto institucionales como informales, pero ninguno tiene la presencia y la autoridad que tiene la OEA como organismo regional.
¿Cómo evalúa el protagonismo que ha otorgado la OEA en los últimos años a las Organizaciones No Gubernamentales (ONG)? Ese es un problema que siempre me ha preocupado, porque las Organizaciones No Gubernamentales usan la OEA y no pagan nada, no aportan nada a su presupuesto. Hay que recordar que la OEA es una organización de Estados americanos, no de organismos no gubernamentales. Los Estados pagan una cuota a la OEA. Las organizaciones sociales son una realidad actual que hay que tomar en cuenta, pero para mí personalmente es un abuso usar las facilidades de la organización y no pagar nada, no son responsables por nada en la organización. Insisto hay que leer la Carta, un documento poco leído, y no olvidar que la OEA es una organización de Estados, no de organizaciones no gubernamentales.
Uno de los conflictos más frecuentes de algunos países con la OEA tiene que ver con la soberanía de los Estados. ¿Se coloca la OEA en muchos casos por encima de esa soberanía? Me preocupa el aspecto de la soberanía. Cuando se dice que la soberanía es cosa del pasado hay que tener cuidado. La soberanía que dicen que acabó es la de los pequeños, la soberanía de los grandes nadie la cuestiona. ¿Por qué no se cuestiona la soberanía norteamericana y de otros países del norte, y por qué se cuestiona la soberanía de los demás? La noción jurídica de la soberanía no se acabó, los países son jurídicamente soberanos porque tienen el poder de asumir compromisos internacionales, entonces la soberanía no es cosa del pasado, es una cosa muy presente. Un Estado si no es soberano es una colonia. Me preocupa mucho esta tendencia que veo, incluso en algunos políticos y académicos, de que no hay más soberanía. Hay una tendencia a plantear que la soberanía se acabó, pero solo con los países pequeños, los grandes conservan su soberanía, esa es una contradicción evidente y que se debe combatir.
Ahora bien, cuando usted como Estado participa de un organismo internacional, usted acepta las normas, cuando usted como Estado firma un acuerdo con otro Estado, una relación bilateral, entonces hay límites de la soberanía.
¿Qué opina del conflicto que tuvo la República Dominicana con la OEA, a raíz de la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional dominicano? Los reclamos de derechos humanos tienen dos respuestas en la OEA: la Corte y la Comisión. La Comisión es un órgano político y sus resoluciones no tienen el valor jurídico de una sentencia, pero la Corte sí. Usted acepta o no acepta la jurisdicción de la Corte, y si la acepta debe cumplir las sentencias de la Corte. Lo que sucede es que en los últimos años la Corte ha estado mucho más activa que en el pasado. Y ¿por qué hay más reclamos en materia de derechos humanos, no solamente en la OEA sino en todos los organismos? Porque hay más conciencia de las obligaciones, hay más libertades democráticas. En el mundo todas las cortes de derechos humanos tienen mucha actividad. Hay sentencias que los Estados pueden considerar equivocadas e injustas, y pueden manifestarse en contra de eso. Pero si se aceptó la jurisdicción de la Corte tiene que aceptar sus sentencias.
En el caso de Venezuela ¿hubiese invocado la Carta Democrática, como hizo el actual secretario general del organismo Luis Almagro? En ese caso actualmente no. Porque aunque es un caso difícil y Venezuela no transita por el mejor de los caminos, no hubo un acto claro de rotura del proceso democrático. Hay situaciones en que la oposición no puede manifestarse. Pro hay que tener mucho cuidado, pues de la autoridad de la organización depende la legitimidad de su intervención.
El Senado de Brasil acaba de destituir a su presidenta Dilma Rousseff. ¿Cómo cree que saldrá el país de este proceso? Es un proceso legítimo dentro de las instituciones. No hay ningún golpe de Estado a mi entender, ya que las instituciones han funcionado. Ha sido un proceso con derecho de defensa y el juicio final estuvo a cargo del Senado de Brasil, encabezado por el presidente de la Corte Suprema, entonces las instituciones han funcionado. Con la presidenta destituida, el vicepresidente asume, ese vicepresidente fue elegido también. Esa es mi posición.
¿Por qué ha sido tan difícil lograr la integración de América Latina? Yo digo que ha faltado una voluntad política constante, permanente. Hay momentos de aproximación y alejamiento. También tiene una base humana. Si yo estoy trabajando por la integración, mi diploma de médico de un país debe ser reconocido por el otro, esa es mi protección en otro lado. Hay que facilitar eso, hay que facilitar primero la integración de la gente. La integración no es el Estado y las estadísticas, eso es fácil. Pero ¿y la gente? El comercio entre los países de Mercosur es una realidad concreta y que también se haya logrado integrar las normas internas con las normas externas. Pero nos falta, y siempre digo esto, mirar a la gente. Usted tiene una zona de fronteras donde hay integración natural, pero yo voy más allá, sin el respaldo de los pueblos, sin el respaldo de la gente no habrá integración.
¿El escenario mundial se presenta bastante convulsionado. Qué le preocupa de la realidad actual? He estado planteando en mis diálogos académicos que el mundo está mucho más complicado, mucho más complejo. En el pasado usted tenía dos campos, si usted está conmigo o no está conmigo, eso era muy claro. En todos los niveles de relaciones internacionales se procesaba así. Ahora hay un grave peligro que es la institucionalización del terrorismo. El terrorismo se puede decir que es un acto egoísta, una decisión personal, pero ahora esa decisión personal tiene que ver con la institucionalización del terrorismo. Pero no es sólo la institucionalización del terrorismo, está también el tráfico de drogas. No es verdad que sea un problema sobre todo de América del Sur, no es verdad, es un problema mundial, universal, es un problema de relaciones internacionales. La gente habla de crimen organizado, yo hablo de crimen institucionalizado. Es distinto y más grave. Entonces, usted no puede anticipar que va a ocurrir, siempre hay una sorpresa. Ahora hay otro problema muy serio: la migración. Y además se trata de un problema humanitario importante y político que puede ser causa de desentendimientos, con consecuencias que no se quieren. Yo no tengo futuro, yo tengo pasado. Pero veo un futuro para mis hijos y mis nietos mucho más difícil que en mi tiempo. Las fuentes de poder internacional son más complicadas.