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REFLEXIONES DE CUATRO EXPRESIDENTES

Impeachment y referendo

Encuentro. Desde la izquierda, Carlos Mesa, José Luis Rodríguez Zapatero, Rosa Lidia Lora, de la JCE, Miguel Franjul y Martín Torrijos.

Encuentro. Desde la izquierda, Carlos Mesa, José Luis Rodríguez Zapatero, Rosa Lidia Lora, de la JCE, Miguel Franjul y Martín Torrijos.

En el debate organizado por la Junta Central Electoral, en ocasión de la celebración de las pasadas elecciones, Miguel Franjul, director de LISTÍN DIARIO, y moderador del encuentro con los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Carlos Mesa, Martín Torrijos y Vinicio Cerezo, pidió a los mandatarios una reflexión sobre las figuras del impeachment, el referendo y el plebiscito.

José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del gobierno español Haré una afirmación que es convicción, pero sé que es discutible: la democracia es ante todo democracia representativa. Si quiere funcionar, si desea consolidar instituciones, si supone de verdad un régimen de equilibrio de poderes ejercido de manera racional (porque en democracia debe haber parámetros de racionalidad). La superioridad de la democracia representativa es para mí inequívoca. Por eso yo me alejo mucho y tengo una predilección activa, de profundo convencimiento a lo que son los instrumentos de democracia llamada directa. Desde el referendo a otros similares, que pueden exigir la responsabilidad de un Presidente o algunos como el que se ha comentado aquí... La democracia debe tener la siguiente regla de juego: 1) la legitimidad de origen, la elección, 2) la disputabilidad de las decisiones del poder, que sean contestadas en el Parlamento y en las calles, para lo cual la libertad de expresión y la participación de los medios de comunicación es fundamental; 3) el derecho de propuestas en democracia, que no es el derecho de participación exactamente. El derecho de propuestas, de iniciativas de todo orden. Hoy la red es un mecanismo fantástico para ejercer el derecho de propuestas, y que eso acabe en los partidos políticos, acabe en el proceso racionalizador que tienen los parlamentos, y 4) es que la democracia está pensada para la unidad, busca la unidad, los grandes consensos, por eso reconoce toda la pluralidad, toda forma de pensar distinta que hay en la sociedad. Pero busca la unidad, la cohesión, la cohesión cívica, la cohesión social y la cohesión económica.

Corresponde a la seria identidad de la democracia la solidaridad y la cohesión social. Es la fase elevada de la democracia, la que en gran medida está en Latinoamérica. Me voy a permitir hacer una brevísima reflexión sobre esta región. Doscientos años más o menos de existencia de estas naciones. Si cogemos la historia de Europa antes del final de la Segunda Guerra Mundial y hacemos un viaje hacia atrás, comprobaremos algo que pocas veces se recuerda. Desde el Imperio Romano hasta la Segunda Guerra Mundial no hubo un período de más de 40 años de paz en Europa. De paz entre diversas naciones, es decir, en guerra permanente y en muchos casos en guerra civil de esos países. Digamos que el milagro se produce después de la Segunda Guerra Mundial, que se consolida el mayor período de paz de la historia del Viejo Continente (nunca mejor llamado Viejo Continente si ustedes ven las previsiones demográficas de Europa es para temblar. Ayer salió en la noticia que las mujeres catalanas son en este momento las que tienen mayores expectativas de vida de Europa y con las japonesas). Esta es la perspectiva de la historia. Y apenas en 200 años podemos decir que ahora se vive un período frente a veinte siglos en Europa, se vive un período en Latinoamérica de consolidación democrática y para ello la consolidación de las instituciones electorales es fundamental. Insisto tanto en las instituciones.

Si me preguntan cuáles son los dos temas pendientes que tiene Latinoamérica por delante, son claros: 1) la cuestión social, el avance continuado, progresivo de la reducción de las desigualdades sociales, que en mi opinión explican en gran medida los desajustes institucionales que hay en varios países. Reduciendo las desigualdades, cohesión social hay que seguir, hay que insistir, esa es la promesa de la democracia latinoamericana, es la gran promesa de la democracia latinoamericana, y 2) Latinoamérica debe tener un gran objetivo común y compartido y no puede ser más que un gran proceso de unidad política en Latinoamérica... de unidad política de Latinoamérica. No tienen por qué ver el modelo de Europa, es uno, el de la Unión Europea.

La fase siguiente después de consolidar la democracia, después de la cohesión social, será la unión política de América Latina. ¿Por qué? Porque lo va a imponer la globalización, porque nosotros tenemos la tendencia a decir los responsables políticos, pero los poderes financieros, los poderes de los mercados, la tecnología, la red, ya la política pierde peso. Es un problema político... la respuesta a ser político. No hay otra que la de unir, unir, eso es lo que puede hacer fuerte un proceso de fortalecer la democracia. Fortalecer la democracia hoy es fortalecer las instituciones globales, las grandes decisiones globales. Para bien o para mal lo que sucede con el cambio climático, con el sistema financiero global; lo que sucede con el riesgo cierto de inseguridad que tenemos en algunas regiones; no lo podemos resolver país a país en una elección o en otra elección, si no hacemos un proceso de unidad política. Ese es para mí el gran reto de Latinoamérica, pero no se agobien que nosotros tardamos 20 siglos, los europeos, y eso que Europa ha producido las grandes instituciones políticas, los grandes conceptos políticos tienen cuna en Europa.

Y por último, sobre la democracia directa y la participación (ruido).

Esta última idea me parece que es importante: la democracia tiene sus señas de identidad, sus reglas clásicas, las formas dan el ser a las cosas en democracia. Yo soy muy partidario de defender las viejas instituciones, el proceso de deliberación pública. Una democracia se le puede medir por la calidad de la deliberación pública que produce; la deliberación pública entre partidos, entre organizaciones sociales, y en los medios de comunicación. El nivel de esa deliberación pública, el debate, y dentro de eso, cómo se mide: 1) por el respeto con que debe dirigirse alguien cuando habla públicamente a la sociedad o al confrontar con el resto de los partidos, y 2) la disposición a la racionalidad, es decir, la disposición a cambiar de opinión, que es un sanísimo ejercicio y saludable en democracia. En definitiva la aceptabilidad de la derrota. Ganar es deseable pero saber perder es lo que hace una buena democracia. Ganar es deseable pero saber perder es lo que hace una democracia saludable.

Sufragio universal, antes dije que era el pasaporte a la democracia que nos iguala a todos. Los revolucionarios franceses, es maravilloso recordar los textos, establecían en los primeros albores del sufragio universal un día entero, dos días enteros de deliberación antes de la votación para elegir a los revolucionarios que iban a la Asamblea y establecieron que no más de 900 personas en esas unidades. Es decir, que pudieran deliberar y debatir un día y medio antes de votar. Deliberar, intercambiar ideas, viéndose, entrando todos por la misma puerta a deliberar. Todos teniendo la palabra, fueran ricos o pobres, jóvenes, mayores. Mujeres no, porque en aquel momento no tenían los derechos que luego han ido conquistando aunque todavía queda la mayoría para los derechos de las mujeres.

Por eso definiendo tanto las urnas, los colegios electorales, que la gente se vea yendo a votar, los vecinos nos veamos yendo a votar. La democracia es compartir, es convivir. Uno de los grandes retos de la democracia son los barrios residenciales cerrados, la falta de vida común de la ciudadanía y la concepción de que somos semejantes.

Hay textos maravillosos de los revolucionarios franceses. Una sociedad de semejante no quiere decir que seamos iguales y por eso los privilegios en democracia son difíciles de digerir... una sociedad de semejantes, que lo común se pueda compartir y que nos tengamos una cierta identidad. Por ello hagamos deliberaciones... este es un buen debate. Y cuando le he dicho que las asambleas en Francia duraban un día y medio no los invito a que hagan lo mismo, pero sí es un recordatorio de lo sano que es este debate, de verse, de mirarse racionalmente, y eso los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad para que vayamos a un debate de calidad pública.

Carlos Mesa, expresidente de Bolivia Recojo lo que ha dicho el presidente Cerezo. Prácticamente todos los países de América Latina estamos en la práctica democrática y estas reflexiones sobre los mecanismos que nuestras democracias tienen marcan el haber dado un salto cuantitativo fundamental. Es decir, la naturaleza de nuestro debate es cómo encaramos el mejoramiento de la democracia, cuáles son sus defectos y cómo planteamos sus posibilidades a futuro. América Latina, creo yo, está en una encrucijada en torno a su mecanismo democrático, entre el presidencialismo clásico y el parlamentarismo. Los elementos que construyen el parlamentarismo que permiten una flexibilidad interesante, no solamente el hecho de que el jefe de Gobierno tiene que estar periódicamente dando explicaciones, debatiendo con aquellos que lo han elegido, lo que fortalece el sistema representativo. El presidente Zapatero tenía que darle a la cámara, a la corte, una explicación periódica de sus acciones como Presidente y era interpelado por la oposición y respaldado por sus militantes en el Parlamento. Y el parlamentarismo te permite la construcción de la confianza, no en término subjetivo, sino a partir de la coalición de votos o la mayoría que tú has obtenido en el Congreso, lo que te da seguridad de la gobernabilidad o te obliga a rehacer el gobierno, a convocar a elecciones cuando has perdido la confianza. Esa es la flexibilidad del sistema parlamentario, que en el caso de AL, que mantiene un nivel de presidencialismo importante, trata de atenuarse con mecanismo como el brasileño, el impeachment, o mecanismo como el que tenemos algunos países: la revocatoria de mandato.

Esos mecanismos plantean la posibilidad de que si se genera una pérdida de legitimidad o si se debilita la posibilidad de gobernar o si hay observaciones de fondo al gobierno, a sus representantes más importantes en el Poder Ejecutivo, tú puedas interrumpir ese mandato. Por su puesto da lugar también, que es parte del debate hoy en el caso de Brasil, a preguntarse si los mecanismos mediante los cuales tú objetas al presidente o a la presidenta (en el caso de la presidenta Rousseff) son mecanismos de estricto control de mayoría política o tienen que ver con razones de fondo que justifiquen ese cambio.

Quiero recordar, porque a veces nos olvidamos, que Estados Unidos, una democracia presidencialista respetadísima, tiene el mecanismo del impeachment y que en dos oportunidades ese mecanismo pudo funcionar. En un caso no fue necesario porque el Presidente renunció y en otro caso estuvo a punto de llevar al Presidente a una salida del gobierno. El impeachment no funcionó en el caso del presidente Nixon porque renunció a la Presidencia, pero si no hubiese renunciado a la Presidencia hubiese sido sometido a un impeachment y hubiese sido destituido del gobierno. Y en el caso del presidente Clinton un elemento absolutamente ajeno a su gestión de gobierno, vinculado a su comportamiento personal, estuvo a punto de llevar a EEUU a una dramática crisis. Esto para que coloquemos las cosas en su dimensión exacta: cuál es la dramática gravedad del impeachment o los latinoamericanos tenemos mecanismos que están un poco fuera de órbita porque somos unos países un poquito de opereta.

¿Cómo se está resolviendo la crisis en Brasil es una pregunta interesante a ser respondida? Y el fondo de mi reflexión tiene que ver con el gobierno, la fuerza suficiente para terminar su mandato, vale para el caso de Brasil o para otras democracias que pueden enfrentar una crisis, el presidencialismo que mantenga una línea de inflexibilidad en cuanto la remoción o no del Presidente puede plantear callejones sin salida. ¿El referendo revocatorio, una pregunta, es una salida política en Venezuela? ¿Existe una opción de salida a una dramática crisis que no pase en el caso de Venezuela por la aplicación del referendo revocatorio, si no habría referendo revocatorio tendría la sociedad venezolana la posibilidad de pensar en un horizonte el tiempo que le queda al actual gobierno para concluir su mandato en el contexto de la dramática crisis que está viviendo?

En otras palabras, estos mecanismos debatibles que pueden ser partes de críticas, que pueden ser partes de manipulación partidaria, que pueden ser partes de las formas de sacarse de encima un gobierno son tan desmesurados o tan fuera de lugar en el contexto de un sistema mayoritariamente presidencial?

Debemos plantearnos la pregunta, de si el camino al parlamentarismo es un camino interesante. Planea sobre nuestras cabezas la crisis permanente en el caso de Italia, por ejemplo, que vivió a lo largo de su historia relativamente reciente y no tan lejana, un cambio permanente en su cabeza de gobierno, que no necesariamente garantizaba estabilidad. En un cierto tono de ironía el presidente Zapatero dice en España vemos que un gobierno en funciones no marca la posibilidad de pensar en desconfianza o en crisis, ¿por qué? Porque hay una construcción institucional en el Estado Español que permite eso. ¿Sería viable eso en países de AL, que todavía tienen fragilidad institucional? En el rango del abanico de modelos políticos piensen ustedes en Suiza, el país de los referendos. Suiza tiene dos características extraordinarias: 1) nadie sabe quién es el Presidente, lo que demuestra la fuerza de sus instituciones, y 2) todo se resuelve a través de referendo. Puede parecer un mecanismo un poco excesivo, pero no deja de ser importante como un ejemplo en el que es posible plantearse respuestas importantes.

No creo que debamos ser demasiado ortodoxos en la posibilidad de aplicar mecanismos en los que la representatividad, que coincido es el elemento central de un sistema democrático en el sentido de su organización con aspectos complementarios que fortalezcan esa representatividad o que le den un oxígeno de otros caminos. El camino de la consulta popular es uno de esos caminos, pero el punto es, ¿puedes transformar el sistema presidencial de tal manera que no corra el riesgo de desnaturalizar su esencia? De pronto en ese contexto podría ser importante de plantear una respuesta, de decir vamos a dar el salto al parlamentarismo. Ese es un viejo debate en AL que no ha sido resuelto porque implica una transformación muy significativa de nuestra mentalidad, una mentalidad en que el liderazgo individual ha sido transferido, una característica histórica hispánica, una característica histórica colonial y una característica histórica republicana, que define un poco nuestro sentido de identidad política.

Termino diciendo algo interesante: AL fue la primera región del mundo que como región definió su camino hacia la república, hacia republicanismo, hacia las constituciones demoliberales. Después de la experiencia de la Revolución Francesa, de la revolución estadounidense y a veces olvidada Constitución de Cádiz, redactada por españoles y latinoamericanos, entonces hispanoamericanos, entonces españoles de los dos océanos. La región en su conjunto, en la primera parte del Siglo XIX establece un camino común cuando Europa estaba gobernada por la monarquía todavía bajo el nepotismo ilustrado y tardó mucho en esa transición.

El problema de AL es que no aplicó el modelo democrático en estricto censo a lo largo del siglo XIX y tardamos muchísimos años eso que, nominalmente era una construcción democrática, hace que se convirtiera en una realidad democrática, que es lo que estamos viviendo.

Termino diciendo en el análisis de los mecanismos latinoamericanos para perfeccionar o para darle oxígeno a momentos de crisis leer el impeachment o referendo revocatorio o los referendos para consultas sobre temas sensibles (el caso de la marihuana en Uruguay para poner un ejemplo muy evidente o una pregunta sobre el aborto, que sería un tema de alta sensibilidad) son elementos dignos de ser considerados. ¿Eso desnaturaliza la esencia de nuestro sistema democrático, creo que no, aunque siempre tienes el riesgo de la politización o de la desnaturalización de los objetivos mayores para lo que se hicieron esas transformaciones. Termino diciendo algo parecido a lo que dije al principio: el gran punto aquí es que las propuestas de transformación democráticas o de transformación de nuestro sistema democrático no sea la respuesta a quiero hacer un cambio a la imagen y semejanza de mi poder personal y sea un cambio que realmente desea la sociedad, porque hay una necesidad colectiva de modernización, de transformación y de dinamización. Y creo que este es un elemento clave y para ser francos en términos generales, las modificaciones constitucionales de los últimos años más han tenido que ver con objetivos personales de quienes administran y controlan el poder, que por requerimientos objetivos de la sociedad latinoamericana.

Martín Torrijos, expresidente de Panamá Es importante recordar que en esta región tan desigual el hecho de que la democracia no ponga en un plano de paridad, donde cada ciudadano cuenta, no es poca cosa. Y regresando a la pregunta de estos mecanismos, como el referendo y el plebiscito, de cómo encontrar cambios es también indudable que las transformaciones que se han dado en las telecomunicaciones, y no quiero decir que toda esta era digital va a reemplazar muchas de las democracias representativas, pero si ha cambiado a los ciudadanos. Los ciudadanos hoy tienen mucho de querer que todo se solucione inmediatamente. Cuando hoy uno le escribe a un gobernante o a alguien que está encargado de una institución para quejarse y sabe que la persona recibe vía electrónica su descontento, su queja, su reporte, también espera que al día siguiente esté reparada. Es decir, hay una sensación de inmediatez que está afectando la forma como los ciudadanos están repensado la forma de la democracia representativa y nos obliga a pensar en nuevos mecanismos de una democracia participativa que sea más activa, más directa y allí los referendos y los plebiscitos no pueden ser partes de esos mecanismos, pues ya no solo están conforme con darle el voto a un partido o algún gobernante y que cada cuatro o cinco años aparezca a tener esa oportunidad de redefinir qué va a hacer esa persona al cual le han dado la confianza.

Nosotros hemos hecho referendos y plebiscitos, sobre todo para definir temas que estaban muy apegados no solo en nuestra historia, sino a nuestro sentir. El tema de la presencia de Estados Unidos en el territorio panameño. En los EEUU se define por vía del Congreso para la ratificación de un tratado y en Panamá se hace vía un plebiscito. Y luego de eso definimos que para la ampliación del canal se requería de un referendo para poder aprobar una obra de infraestructura y muchos se preguntaban, ¿ustedes están locos, ustedes están haciendo una obra de infraestructura y para eso están preguntando a los ciudadanos si se hace o no, pero además que tiene mucho sentido económico, sentido de oportunidad. Pero claro tenía otras implicaciones de nuestra historia, de convivir cien años con la presencia militar norteamericana, con el desmantelamiento de una colonia dentro de nuestro territorio y estos mecanismos de participación nos ayudaron a aclarar y definir el rumbo del país. Sin embargo, hay otros mecanismos que no deben preocupar. El hecho, que se habló y hablaba el presidente Mesa, se habló el día de hoy del impeachment en Brasil. Hay que pensarlo bien, porque si hacemos una memoria no muy larga hace poco en Honduras por plantear la discusión de la posibilidad de que los ciudadanos pudieran definir si existiera o no una reelección, se fue a la asamblea y hubo un mecanismo legal, se burla de alguna forma la decisión soberana del pueblo hondureño que había emitido en una elección y pocos años después se vuelve a hablar de una posibilidad de una reelección, pero como existe otra correlación de fuerzas y otra correlación de intereses dentro del país, pareciera que hoy va terminar en otro golpe de Estado. Lo mismo pasó en Paraguay donde rápidamente se organizan las fuerzas políticas por distintas circunstancias o descontento, por el motivo que fuese, y terminan juzgando al Presidente en un periodo récord y no ha pasado nada, seguimos dentro de un mundo democrático. Igual debe ser preocupante con independencia de los problemas de Brasil, que sea esto a través de mecanismos, estos de impeachment, que puedan activar mecanismos que lejos de fortalecer la democracia puedan ser mecanismos que en un momento dado fuerzas fácticas o descontentos populares por temas, ayuden a distorsionar mayores mecanismos de estabilidad de la región, pero creo que esto es parte de los problemas que tenemos que resolver como en un momento dado buscamos nuevas formas de participación, para que la sociedad se sienta más representada, que se pueda hacer no solo a la hora de las elecciones pero también de una manera permanente, sin abandonar el mandato para el cual uno fue electo o por el plan por el cual uno luchó. Pero se necesitan de nuevos mecanismos para que no sean los famosos outside que dejen fuera de sistema y de alternativas, que podrían terminar siendo alternativas que juegan más allá del entendimiento democrático que podamos tener en nuestras naciones.

Vinicio Cerezo, expresidente de Guatemala Quiero darle un poco de seguimiento al pensamiento que dejé planteado y es que la afirmación de que la democracia donde está constituida es perfectible. Y para poder lograr eso la puesta en marcha, eso son sus mecanismos, debidamente aprobados en las leyes y las constituciones es fundamental. Pero para lograr eso a través de lo que está sucediendo en estos momentos, la democracia si es representativa pero está viviendo una exigencia social y política de mayor participación, que también es parte esencial de la democracia. Y nosotros, y por eso quiero contarle una experiencia personal en la Fundación Estipula para la integración centroamericana, la paz, el desarrollo y la democracia, estamos en estos momentos desarrollando un plan que se llama 30-20. Y este plan es 30 por 30 años de haberse iniciado el proceso democrático en Guatemala después de 32 años de gobiernos totalitarios, 30 después de la firma de Estipula que dio origen al proceso paz en América Central y 20 porque hace 20 años que se firmó la paz en Guatemala, después de 10 años de discusiones con los movimientos guerrilleros y que tuvieron como resultados finales la elaboración de una agenda muy importante de cambios necesarios en el país.

Y en este plan 30-20 nosotros estamos desarrollando por una razón específica. Hicimos un acuerdo con la Universidad de San Carlos, que en Guatemala es la Nacional, y ese fue ir de parte de la Fundación Estipula y con una representación de la Rectoría a todos los centros universitarios del interior del país a contarles de la historia de la construcción de la democracia, a contarles y hacerles un análisis de lo que estaba sucediendo de democracia y dejar planteada una serie de dudas y preguntas sobre qué deberíamos hacer para que esta democracia que se había logrado se consolidara.

El primer argumento es, el que no conoce la historia está condenado a volverla a vivir, esa es una vieja frase de un historiador alemán si no me equivoco, que tiene toda la razón. Si las nuevas generaciones que se van a tener que hacer cargo de perfeccionar la democracia no tienen conocimiento de lo que nos costó llegar a obtener esa democracia, que ahora se mira como un poco cosa, bueno estamos eligiendo a la gente y qué estamos obteniendo con la elección de nuestros presidentes, diputados y alcaldes, no se están resolviendo todos los demás problemas. Decidimos educarlos primero de lo que costó la democracia para que ellos valoren lo que significa un proceso democrático en los que ellos están participando, en las movilizaciones cívicas en Guatemala. Lograron incluso la renuncia de un Presidente y de una Vicepresidente por razones de sospechas serias que motivaron un juicio de enormes grados de corrupción administrativa y que fueron logradas por una movilización de jóvenes, pero también de toda la sociedad para exigirlo y no pasó nada. Esta movilización ciudadana fue desarrollada pacíficamente y el Estado reaccionó pacíficamente, garantizó la participación de todo el mundo sin ninguna represión.

Las instituciones del Estado encontraron motivos suficientes para abrir juicios contra el Presidente y la Vicepresidenta y están en estos momentos enjuiciados, se eligió un Presidente y un Vicepresidente a través del Congreso de la República. La problemática política en un país que ha sido extremadamente violento históricamente se resolvió pacíficamente y a través de los mecanismos institucionales. Esto lo tienen que aprender los muchachos porque ellos van a ser los encargados de dirigir a la sociedad, de ser partícipes en la política, de formar parte de un gobierno y de tomar decisiones, pero las tienen que tomar en función de los principios y valores fundamentales de la democracia, de la representatividad, y por supuesto del principio de sus autoridades. Pero porque eso es importante y porque estamos haciendo esto, porque nosotros creemos en eso y para que se mantenga y se pueda fortalecer la democracia, se tiene que conocer la historia, tener un sentido profundo de los valores y principios de la democracia y sobre todo de la concertación. Es decir, la concertación es el mecanismo de búsqueda de acuerdos para lograr el consenso, que es el máximo grado de acuerdo posible dentro del desacuerdo, porque a través de la concertación es que la democracia consigue la aprobación de políticas de Estado que van a perdurar en el tiempo. Porque el principal dilema de la democracia es por un lado la necesidad de la alternabilidad y por el otro lado la necesidad de aprobar políticas de Estado que deben mantener en el tiempo para producir cambios profundos, que solo se consiguen en largos períodos constitucionales.

Y si no hay una adecuada concertación a los objetivos políticos que queremos conseguir entonces tenemos un sistema que no resuelve problemas, porque cada cuatro años o cinco años dependiendo del período constitucional del Presidente se inicia la historia y no se logra consolidar esos procesos.

Miguel Franjul, director de LISTÍN DIARIO. Muchas gracias por sus interesantes reflexiones, que espero iluminen el pensamiento de los que aman la democracia.

Expresidentes. Vinicio Cerezo de Guatemala y Carlos Mesa de Bolivia.

Expresidentes. José Luis Rodríguez Zapatero, de España, y Martín Torrijos, de Panamá.

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