POR INTENTO DE HOMICIDIO

La triste historia de Miguelina Llaverías, acusado sonríe al dictarle 30 años de sentencia

SANTIAGO.- Dámaso Novas Peralta, el albañil que el 2 de octubre disparó contra Miguelina Llaverías, sonrió cuando el juez José Rafael De Asís Burgos le anunció la condena de 30 años y pago de 10 millones de pesos a favor de la dama. Los ojos rasgados del hoy condenado, siempre sentado junto a Adriano Rafael Román (autor intelectual del hecho), se plegaron, nueva vez, cuando las cámaras de televisión le asaltaron luego del fallo. "Habrá otro juicio", fue lo único que dijo. Culminadas las prédicas de cada bando, los imputados y la víctima, regresaron a estrado. Adriano Rafael Román, de 68 años, dijo que aún "apreciaba" a Miguelina". Minutos antes, ella mostró la blusa con manchas de sangre seca, que llevaba la tarde en que fue baleada frente a su casa del reparto Oquet, de esta ciudad. También enseñó una fotografía donde se vieron los moretones y rasgaduras de la tortura sufrida en la finca de Román en 1978, y señaló como culpable "al padre de mis cuatro hijos". Llaverías definió el proceso como "largo, doloroso y vergonzoso" y aseguró que teme por su vida, la de sus hijos, esposo y nietos. Fausto Aris Pérez, quien conducía el vehículo que trasladó a Dámaso Novas dijo que era inocente y le apenaba ver llorar a "doña Miguelina", pues "pienso en mi viejita que no duerme desde que estoy preso". Por su parte, Dámaso Novas Peralta, quien disparó contra Llaverías, confesó que nunca había matado a nadie "y mucho menos a una dama". Engels Carela Castro, el dueño de la compañía de detectives que siguió los pasos de Miguelina LLaverías, prefirió hablar desde su asiento. Seguro de sí y sin pausar, se dirigió a Yenny Berenice Reinoso, del Ministerio Público, para decir: "Fue muy buena su estrategia para lograr la medida de coerción en mi contra. Yo nunca he provocado un reenvío de la audiencia. Tampoco acepté ser testigo y culpar a Adriano Román como me sugirió la Fiscalía. Espero que se haga justicia con Miguelina y sea absuelto quien sea inocente". LA SENTENCIAEl juez Rafael de Asís Burgos, del tribunal colegiado, expresó: "Luego de ponderar las pruebas y argumentos, el tribunal le ha dado preponderancia a las declaraciones de William Román, Antonia Candelario y Miguelina Llaverías, por considerarlos precisos y concordantes. Determinamos que las mismas son suficientes para corresponder responsabilidad penal a los imputados". Concluyeron en que hubo tentativa de asesinato y asociación de malhechores contra Miguelina Llaverías de Lora. A mitad de exposición, los faroles se apagaron. Los segundos de pausa fueron eternos. Los policías y militares de la Unidad de Traslado de Alto Riesgo,mantenían las manos en el gatillo. El juez concluyó el veredicto con la luz de linternas, celulares y focos de cámara de televisión. La salida del Palacio de Justicia también fue tortuosa. Adriano caminaba esposado, tropezó y se cayó. "No me empujen c.....!" se oyó gritar en el pasillo en penumbras. El Palacio de Justicia Federico C. Álvarez es una estructura amplia, moderna y hermosa. Carece de una planta de emergencia. La sentencia contra los acusados de la tentativa de crimen es semejante a las penas solicitadas por el Ministerio Público. La indemnización económica sugerida por el defensor técnico, no fue la esperada. Jordi Veras y Alejandra Veras Pola, de la defensoría técnica pidieron 100 millones a pagar por Adriano R. Román; 50 a Dámaso Novas Peralta y 20 millones tanto a Fausto Aris Pérez y Engels Carela Castro. El colegial decretó 10 para Dámaso y 5 millones para los restantes. El desenlace del juicio fue sazón y tema de los programas de televisión matutina de Santiago. ANTECEDENTES¿Por qué acusa a Adriano Román?, le inquirió el abogado de la defensa a Miguelina Llaverías en el interrogatorio realizado el pasado jueves en el Palacio de Justicia de Santiago. "Porque es la única persona que conozco, que me ha hecho daño. Es el padre de mis cuatro hijos y siempre ha querido verme muerta", respondió la mujer baleada frente a su casa el 2 de octubre del 2005. Durante 4 horas, la dama respondió preguntas de representantes del Ministerio Público, la defensa de los 4 imputados del atentado criminal y su abogado, Jordi Veras frente al presidente del primer Tribunal Colegiado, Wilson Moreta Tremols. Ascacia Reyes y José Rafael de Asís, completan la bancada. Luego del interrogatorio, Miguelina fue ingresada a la clínica Corominas por problemas de presión. El juicio es grabado por un camarógrafo a quien supuestamente Adriano Román, acusado de ser autor intelectual del intento de asesinato, paga la fílmica para verla en su celda de Rafey. "Nací biológicamente hace muchos años, pero volví a nacer en octubre del 2005", expresó emocionada la señora Llaverías al relatar el acontecimiento vivido hace 1 año y medio. Desde su asiento señaló a Dámaso Novas Peralta, como la persona que "me voló encima y me pegó el tiro", frente a su casa. "Mi vida ha cambiado. No tenemos paz. Ellos están presos en Rafey y yo en mi casa", confesó frente a Adriano Román, su antiguo esposo, a quien cuidan 7 militares de la Unidad de Traslado de Alto Riesgo. Llaverías dijo que aún tiene pólvora en su rostro y residuos de metal en la mandíbula. Por el balazo en la sien, aún tiene dificultades para tragar, aseguró la mujer visitada, en 2005, por más de mil personas en su lecho de Corominas. La defensa de Adriano Román Román, objetó que Llaverías recordara la tragedia sufrida en 1978 cuando fue torturada y violada por un obrero de la finca, por orden de su ex esposo. Por el hecho ocurrido hace casi 30 años, decenas de mujeres de Santiago marcharon por la calle Del Sol, clamando justicia.

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