CINE
“Love, Rosie” Rosie, Rosita, tan rosadita
Bien, es una historia romántica. Sentimental, y nosotros, al chequear su fiche técnica y descubrir que fue hecha por ingleses y alemanes, pensamos que podía ser algo hasta más que interesante.
Pero, vaya, nos equivocamos media a medio.
Porque, vaya (otra vez), tiene uno que pasarse una hora y nada menos que 42 minutos viendo a Rosie desde que era una niñita de paños y manteles con Alex, que van creciendo y sigan igual de amartelados, que usted, señor espectador, está a la espera de un guiño para que la parejita quede como los del Paraíso, o sea, en los puros cueros, y ya.
Pero no, todo era un cariño tan filial que casi da asco, y cada uno por su lado hasta que a Rosie se le atasca un preservativo y sale en estado en tanto el amante de ocasión huye por la izquierda, y ahí tenemos a Rosie consolada por su maravilloso padre criando a la hijita linda como un sol, como debe ser en una historia como esta, y que asoma de nuevo Alex pero amigos del alma siempre, y que reaparece Greg, el chico del preservativo, y oh, el amor, hasta que fuás, todo se va a la mismísima porra y mientras Alex prendado y prendido de una belleza vanidosa y superficial, lo cual le hace suponer a usted lo que ya se está imaginando porque estas peliculitas son escritas por guionistas adolescentes que no pueden ir muy lejos en lo que relaciones humanas se refiere como no sea esa idea tan “descarada y atrevida” del preservativo atorado (debemos confesar que es la primera vez que escuchamos de tal situación en centenares de películas buenas y malas).
En otras palabras, que esta “Love, Rosie” es un caramelito santo apenas chupable pero que, para consumirlo, se precisan todo esos muchos minutos a que hicimos referencia, lo cual lo convierte (al caramelito Rosie) en algo bastante áspero y amargo al final.