CINE

“Avenida Converfield 10”

El director Dan Trachatenberg es bueno en la edición, cosa que se demuestra porque maneja su fotografía no solo en interiores sino en lugares cerrados y poco espaciosos.

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Armando Almánzar R.Santo Domingo

Sorpresa porque en este filme el único conocido, leyendo los créditos, es John Goodman, porque a su director y co-guionista, Dan Trachtenberg, jamás lo habíamos oído mencionar. Pero, para que vean, desde el mismo instante en que se inicia la historia, sentimos, intuimos, que era algo diferente eso que veíamos.

Michelle, con expresión y mezcla de disgusto y desesperanza, recoge a toda prisa su ropa, sale y emprende una carrera en su auto. Suena su móvil y ella ve que es Ben quien llama. Titubea, pero luego contesta y él intenta disuadirla de irse, argumenta que un pleito lo tiene cualquiera, que la ama, etc., pero ella cierra el celular y continúa su marcha sin responder. Transcurrido un rato, en la soledad de la vía nocturna, sufre un fuerte accidente y, cuando despierta, está en una habitación sin muebles, encerrada, tiene un suero puesto; pero también está encadenada a la pared.

Luego aparece Howard, quien le dice que no puede marcharse porque están bajo ataque de seres del espacio que han invadido, que nadie puede salir porque el aire está contaminado. Ella no cree y se resiste; casi inmediatamente aparece Emmett, quien le informa que tiene dos días allí, que sabía del “bunker” de Howard y llegó malherido para refugiarse allí de la invasión extraterrestre Hasta ahí podemos contarles algo congruente; porque, a decir verdad, esta historia no es cosa común, ni tan sencilla como aparenta a primera vista. Este guión escrito de Mathew Stuecken, Damian Chazelle y el mismo Trachtenberg experimenta unos extraños giros, que a nosotros, tan acostumbrados a especies extrañas en el cine, nos tomaron por sorpresa. Desde ahora, le retamos a ustedes, aficionados al cine, a pensar una o varias maneras para continuar hasta el final, basados en el planteamiento mostrado.

Advirtiéndoles que, además de la singularidad de la historia, comprobamos que los creadores de esta singular narración, con casi nada de experiencia en largo metrajes, supieron manejarse adecuadamente para contar esa historia.

Su banda sonora es efectiva, no efectista, no solamente por la música de Ben MCCreary, sino por el sonido en general, antes y durante el desarrollo de la estadia en el Bunker hasta los pocos minutos que transcurren fuera del mismo, en la parte final.

Trachtenberg es bueno en la edición, cosa que se demuestra porque maneja su fotografía no sólo en interiores sino en lugares cerrados y poco espaciosos. Apenas unas pocas habitaciones en las que se mueven los tres intérpretes, porque, precisamente, no hay posibilidades de variar porque siempre tienen que estar frente a uno de ellos, o dos de ellos, o los tres moviéndose de una habitación a otra. Muy buen movimiento de cámara, muy buena edición. Insistimos, amparada en esos sonidos que mezclan música con ruidos, a ratos conocidos, otros extraños y perturbadores.

Buenas actuaciones; además, el gran John Goodman en un personaje cuyas expresiones físicas y orales nos dejan en principio sin poder definirle como héroe o villano; Mary Elizabeth Winstead y John Gallagher están igualmente bien y, vaya sorpresa...la voz que se escucha en el móvil, es de Ben, es decir, la de…¡Bradley Cooper! Acepten el desafío que les planteo, vayan a ver este tan peculiar relato cinematográfico, tomen como pie esta parte que les he narrado desde el principio, y prueben... para luego comprobar si han acertado con las conclusiones a que llega el filme.

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