CINE

‘El malquerido’ un melodrama al cubo

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Armando Almánzar R.Santo Domingo

Esta historia o biopic sobre el cantante Felipe Pirela es posible también que nos prodigue discusiones por haberla tachado de entrada como “melodrama al cubo” porque, argumentarán algunos, en especial los responsables del filme, que si la vida del Pirela fue así, pues así tienen que presentarla.

Pero olvidan quienes así opinen que, a menos que se trate de un documental con todas las de la ley, cuando se lleva la vida de alguien al guión y luego al cine, no importa si es tan importante como Beethoven o Napoleón o Einstein, no importa que sea Pirela o el Macho Camacho o Jack Veneno, desde el mismo instante en que alguien está escribiendo ese guión y pasa luego a las imágenes, hay que tratarlo como ficción.

Y lo que nos atragantamos sobre el bolerista venezolano es un melodramatazo de primerísima categoría.

Pero, además, es un melodrama aburrido, carente de dramatismo en su discurrir, insípido en su caracterización por parte de Jesús Chino Miranda, el Pirela del cuento.

En verdad no sabemos cuánto duró la cosa porque escapamos por la izquierda antes de saber si se había casado con alguna otra niña. Y escapamos porque eso de estarse uno zampando bolero tras bolero con el muy “ingenioso” planteamiento de pasar del rostro del cantante a saxofonista, de ahí a una chica extasiada, luego al batería, más adelante a una pareja bailando, otra chica extasiada, etc., a los cuatro boleros hubiéramos preferido una orgía de Boko Haram para variar y despertarnos.

Consideraciones aparte, alguien pudo señalar, aunque fuera al margen, que ese Billo Frómeta que puso a Pirela por las nubes era dominicano, el nombre del o de los dominicanos que pusieron una trama al Pirela para hacerle preso y, de ñapa, que tal y como se ve en algunos pasajes de la cinta, el chico era todo un tarado más allá de sus condiciones como cantante.

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