DÍAS DE CINE

Oscar 2016

“The Revenant” tiene una espléndida puesta en escena, pero “Spotlight” tiene una historia más importante, una soberbia denuncia contra la Iglesia Católica.

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Armando Almánzar R.Santo Domingo

Por si acaso todavía existen habitantes de este tan peculiar país que no sepan sobre mi edad provecta y sobre mis 53 años rezongando acerca del cine, les recuerdo a esos que nuestro trato con Oscar nunca ha sido demasiado amable.

Muy en especial luego de ciertos desaguisados memorables, como aquella vez que la tan convencional “Rocky”, protagonizada por aquel a quien muchos creyeron había actuado de manera excelente sin percibir que era así como lo hacía todo, pues que la tal velada boxística (calcada de “El estigma del arroyo”, Robert Wise, 1947), venció como mejor filme nada menos que a “Taxi driver”, de Martin Scorsese. Y así, como ese, abundan los ejemplos.

Pero, en esta oportunidad, y muy a pesar de tener que esperar hasta la 1:00 a.m. para saber el filme ganador, pues miren que no nos cayó mal el asunto.

Primero, nos dimos un buen gustazo con Chris Rock, que vapuleó un tanto a los enfervorecidos boicoteadores de la ceremonia recordándoles que todos ellos eran millonarios trabajando para Hollywood y poniendo un simple ejemplo: “Peor fue que a Will Smith le pagaran 20 millones por un disparate como “Wild Wild West”. Eso, y los cortos paródicos sobre los nominados, me permitieron sobrellevar las horas.

Pero, además, habíamos pronosticado el triunfo de “The Revenant” como mejor película muy a pesar de que nuestra favorita era “Spotlight”, y al parecer para llevarnos la contraria le dieron el triunfo a la de Tom McCarthy. Cierto que la de Iñárritu tiene una puesta en escena espléndida, razón por la cual no objetamos el premio a la Mejor dirección, pero lo que nos hace preferir la otra es, precisamente, por poseer una historia más importante, una soberbia denuncia contra uno de los poderes más enquistados en nuestro pequeño mundo desde hace más de 20 siglos: la Iglesia Católica.

John Singer y el mismo McCarthy manejaron ese tema con infinita delicadeza pero haciendo resaltar lo duro de la lucha que tuvieron que enfrentar para sacar a la luz tan tremendo desastre a nivel mundial partiendo desde Boston.

No hubo mucho que discutir entonces sobre ese punto, la Mejor película, sobre todo porque la única que me parecía más o menos a ese nivel es “The Big Short”, sobre todo por el muy astuto manejo de su director, Todd Haynes, de un tema tan difícil para las grandes audiencias, lo cual implica, por supuesto, que nos gusta mucho el guión, adaptado de un libro de Michael Lewis por Charles Randolph y Adam McKay, sin olvidar que el reparto, al igual que el de “Spotlight”, es un prodigio de estupendas caracterizaciones.

Dato éste que nos lleva al Mejor actor, ganado por Leonardo DiCaprio, decisión que no nos place: cierto que el DiCaprio está estupendo, pero también es cierto que todos sabían, desde los chinos de Bonao en adelante, que se lo iban a dar porque la queja generalizada era que nunca se lo habían dado a pesar de proezas interpretativas tan señeras como la de “El lobo de Wall Street”, mucho mejor que la presente.

¿Se hizo justicia? Eso nos suena al señor que ejecutó a un asaltante detenido y tendido en el suelo: ¿hizo justicia o asesinó? Sin ir más lejos, preferimos la impresionante personificación que hace Michael Fassbinder de Steve Jobs en el filme homónimo, un despliegue increíble, apabullante de gestualidad psicológica durante dos horas y en un personaje que no cae muy bien al espectador por ególatra y vanidoso.

En lo que se refiere a las actrices, ahí no tenemos mucho que objetar: cierto que esperábamos que triunfara Cate Blanchett, para nosotros, posiblemente, la mejor intérprete del momento a nivel internacional (y eso incluye a Meryl Streep, por si acaso), pero no tenemos objeción porque ese jovencita Brie Larson demostró de manera clara que tiene material para hacer grandes personajes: ella y el pequeño se tragan la película y ni hipo les da.

Otra sorpresa Para Mejor actor de reparto se daba como segura la elección de Sylvester Stallone, algo que no nos gustaba para nada porque, precisamente, no nos placen esos revolcones en el pasado: que llevara haciendo siete veces su Rocky Balboa y que ahora todos lloren porque lo mata nos parece reincidir en su pobreza histriónica: no ganó antes, no debió ganar ahora.

Y no ganó. Y, para que vean, se lo dieron a todo un desconocido (en comparación con sus pares): Mark Ryalance, formidable enfrentando a Tom Hanks en “Puente de espías”. A lo mejor pueden decir que a Spielberg algo había que darle, pero, no tenemos duda alguna: aunque Mark Ruffalo es tremendo en “Spotlight” y Christian Bale en “The Big Short”, aceptamos de buen grado este galardón.

En lo que se refiere a la Actriz de reparto, teníamos el ojo echado a la incomparable Jennifer Jason Leigh por “The Hateful Eight”, pero esa chica casi novata, Alicia Vikander, aparte de su estupenda participación en “Ex Machina”, rivaliza fieramente con su coestrella, Eddie Redmayne, y no son muchos ni muchas los que pueden parársele al lado a este joven y formidable intérprete.

Y llegamos a la Fotografía, y no tenemos nada que discutir: en cuanto a belleza, captación de la crueldad de la naturaleza, movimiento y todo lo demás que implica la labor de un jefe de fotografía, la de “The Revenant” es algo asombroso, y el ya famoso Emmanuel Lubezki es insuperable. Excelente John Seale en “Mad Max: Fury Road”, y Edward Lachman en “Carol”, pero ese “Chivo” es un maestro.

La Edición es pilar en lo que a cine se refiere, y cuando el premio se lo dieron a “Mad Max: Fury Road” no pestañamos: seis premios técnicos se llevó el filme de George Miller y si algo tiene para celebrar su película es eso, precisamente: su aspecto técnico, entre los cuales la edición es el más importante y fundamental. Sin lugar a dudas, aunque nunca pensamos en ella como Mejor película, desde ese punto de vista es de primerísima categoría.

Ya casi para terminar, para que no nos acusen de tardarnos tanto como la ceremonia, lo único que todavía nos rechina es una omisión. Que “Carol”, la hermosísima, sutil y formidable película de Todd Haynes no estuviera en la lista de las mejores del año nos hace pensar barbaridades esdrújulas. Para nosotros es mejor que “Puente de espías”, “The Martian”, “Brooklyn” y “Mad Max”.

Pero, por supuesto, los casi 6,000 integrantes miembros de la Academia no nos tuvieron en cuenta. La próxima será.

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