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Doblete de Dine guía Vega Real

Berthamé Dine, del Atlético Vega Real, al momento de marcar el que sería su segundo gol del encuentro contra los campeones de Pantoja.

Berthamé Dine, del Atlético Vega Real, al momento de marcar el que sería su segundo gol del encuentro contra los campeones de Pantoja.

La fama es una plataforma peligrosa, delicada y espinosa. Metafóricamente hablando, es como una de esas amigas que se constituye adictiva por ser simpática, abierta, por estar siempre disponible y hacerte popular. Pero, esa misma amiga es la que rápidamente te puede traicionar, manipular, exponer y matar por el nivel de información que maneja acerca de tu persona. El ser amigo de la fama, es una danza cruzada.

Él atleta profesional no busca amistad con la amiga fama, pero eventualmente se topa con ella. Como toda relación, sus inicios son tímidos, pero por sus cualidades descritas más arriba, hacen que el click sea inmediato. Una vez el atleta llega a un nivel, debe otorgar entrevistas, dar declaraciones, explicaciones y reportes. La amiga fama se vende muy bien pues apela a los sentimientos de grandeza y poder que todos tenemos; pero su demanda y exigencia de tiempo y entrega es una gran pela.

La amiga fama tiene el poder de exponer lo mejor de la vida de un atleta, así como lo peor de ella. Será la mejor aliada si hay algo digno de saberse, a favor o en contra. Ella sabe que es una fórmula poderosa para arruinar la sencillez y humildad de una persona pues como el dinero y el poder, tiene la habilidad para engrandecer. Pero, como las letritas pequeñas de los contratos que nadie lee, ella tampoco revela que mientras más alto te lleve más riesgo tienes de perder.

No todos los atletas tienen el mismo nivel de amistad con fama. A algunos, ella los arropa completamente, a otros los ve ocasionalmente y la gran mayoría nunca la conoce. Es una amiga cotizada y codiciada pues va muy de la mano de aquellos que tienen un rendimiento extraordinario. Para poder asumirla correctamente, hay que conocerla y manejarla.

ADMINISTRANDO LA AMIGA: El éxito de un atleta radica en saber manejar y administrar la amiga fama, y no que ella maneje y administre el atleta..

La fama responsabiliza al deportista, a que muchos de los detalles de su vida íntima sean sabidos por la sociedad. Desde una condición médica tan simple como un problema estomacal o un dolor de muelas que lo impida jugar, hasta una situación más compleja como una situación íntima familiar. Ahí la fama no detiene su entrada, pues una vez el atleta le abre sus puertas hay poco territorio donde ella no quiera entrar. Los derechos dados como amiga implican inmiscuirse en territorios íntimos que un ciudadano común no necesariamente quisiera compartirlos. Pero en este caso, eso es parte ineludible del contrato. Ella te hace famoso a cambio de información que puede volver al mundo, y al atleta, loco.

Por eso, el atleta no debe emocionarse con el hecho de que su amiga fama lo hizo famoso. Más bien, debe sopesar y medir como navegar entre sus aguas para que cuando chapalee duro no salpique a todo el mundo. Así como un buen desempeño dentro del terreno puede salir en primera plana, también la amiga fama puede publicar que se estuvo en un bar hasta altas horas de la madrugada o que hay una riña interna dentro de los jugadores y que ha habido peleas con los superiores.

La amiga fama parece “chula”, pero hay una parte descontrolada en ella que lleva a la locura. La plataforma de la fama es una herramienta que si sabe utilizar puede ser de gran potencial. Cada quien ha sido entregado un nivel de ella, y si ese nivel conlleva propósito entonces su amistad es buena. Si ella es usada para bendecir, ayudar y mejorar la vida o la causa de la gente, entonces se le puede dar entrada hasta donde sea prudente.

“Cuando te sientes a la mesa de un gobernante, fíjate bien en lo que te sirven. Si eres de buen comer, ponle un cuchillo a tu garganta; no desees todos los manjares, porque tal vez tenga la intención de engañarte.” Prov 23:1-3. La amiga fama querrá que muerdan cada manjar que ella presenta; pero él secreto está en no dejarse embobar, marear ni engañar de ella.

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