CONSTRUCCIÓN VERDE
La construcción sostenible se abre camino en el país
Cada día más proyectos de diferente naturaleza que están en vías de certificación como Roble Corporate Center, Seguros Universal de la Zona Oriental o Hayco Central Factory, entre otros.
El término sostenibilidad ha estado tradicionalmente reñido con el desarrollo. Bajo la premisa de preservar y valorizar nuestros recursos naturales, en 1987 se produjo el primer intento de eliminar dicha confrontación a través del libro “Nuestro Futuro Común”, presentado por la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo de la ONU, liderado por la doctora Noruega Gro Harlem Brundtland. Hoy, se le conoce como el Informe Brundtland. Este significó un cambio de paradigma que fue acogido por un amplio conjunto de naciones para comenzar a establecer políticas en favor de un desarrollo que no solo cuente con el menor impacto negativo posible al medioambiente sino que le sume algo a este.
Hoy, el concepto de sostenibilidad continúa avanzando, aunque más rápido en unos sectores que en otros. En la construcción se está convirtiendo en un fenómeno que está cada vez más en boga. Sin ir más lejos, están surgiendo nuevos estudios de arquitectura y construcción en América Latina cuyo modelo de negocio se basa precisamente en una construcción verde o sostenible, como es el caso de la colombiana Groncol (imagen). Estas deben estar planificadas y ejecutadas bajo una serie de características comunes como la reducción al mínimo del uso de agua, materias primas, energía y suelo, a lo largo del ciclo de vida completo del edificio. Estas nuevas construcciones verdes pretenden devolver parte del terreno adquirido de las ciudades a lo que en su día fue un inmenso solar natural y virgen.
Así lo impulsa también Naciones Unidas a través de su Programa para el Medio Ambiente (PNUMA). Es, según esta institución, “la manera que el sector debe actuar hacia el logro del desarrollo sostenible, tomando en cuenta aspectos medioambientales, socioeconómicos y culturales”. Estos preceptos son cada día más asumidos por toda la cadena de valor del sector: obreros, arquitectos, ingenieros y, cómo no, inversores de la construcción.
Beneficios Los beneficios de invertir en una obra sostenible no solo son atractivos para una demanda creciente, también posee enormes beneficios para la salud de sus futuros propietarios e inquilinos y de la ciudad en general.
República Dominicana no es ajena a esta tendencia imparable. Actualmente cuenta con una División de Eficiencia Energética de la Dirección de Fuentes Alternas de la Comisión Nacional de Energía. Además, existen también organizaciones vinculadas a esta tendencia sostenible como el Consejo Dominicano de Edificaciones Sustentables (DRGBC), miembros del World Green Building Council con sede en 94 países, cuya visión es procurar una construcción sostenible a largo plazo en el país.
De acuerdo al U.S. Green Building Council (USGBC), República Dominicana cuenta con más de cinco proyectos con certificación verde (Green Business Certification), destacando en el campo comercial a Ágora Mall, en materia institucional a la Embajada Americana en República Dominicana y en el corporativo al edificio Orange, que fue anunciado en 2011 como el primer edificio sostenible en la República Dominicana.
En la misma línea existen cada día más proyectos de diferente naturaleza que están en vías de certificación como Roble Corporate Center, Seguros Universal de la Zona Oriental o Hayco Central Factory, entre otros.
En el espectro residencial, Anacaona 27 está sorprendiendo por su planteamiento en cuanto al ahorro energético (casi el 50%) por el aprovechamiento de materiales que reducen el calor de la fachada hasta en un 60% o el nuevo edificio de lujo de TEKTON, Diseño y Construcción, el DM28, caracterizado por apostar por una construcción basada en la vanguardia, la sostenibilidad y la racionalidad en sus planteamientos.
Su CEO y arquitecto, Danilo Pérez Then, defiende que llevan años apostando por planteamientos que no solo sean atractivos visualmente, sino que se emplean materiales autóctonos, que “respeten nuestro entorno, ahorren energía y, sobre todo, tengan en cuenta nuestra ubicación y clima caribeños, que es nuestra identidad y nuestra razón de ser”.
En concreto, para el DM28 que estará ubicado en Piantini, “es un proyecto que aprovechará al máximo la ventilación e iluminación natural, incorporará más áreas verdes y espacios abiertos que de costumbre, aprovechará el agua pluvial para uso doméstico y contará con un plan de ahorro energético basado la utilización de plantas eléctricas de máximo ahorro a través de una preinstalación inverter y de bajo consumo, gas propano y materiales de mayor durabilidad y calidad”, apuntó Pérez Then.