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ENFOQUE

Ajuste salarial: prioridad nacional

El Estado debe aumentar y unificar el salario mínimo mediante una Ley del Congreso, como se hizo en 1979.

Propuesta. Una mejoría en los salarios, en un contexto de baja inflación (menos del 3%), incrementaría el poder adquisitivo de los trabajadores, estimularía el gasto y la demanda agregada, así como la generación de empleos y tendría un efecto multiplicador en la economía.

Propuesta. Una mejoría en los salarios, en un contexto de baja inflación (menos del 3%), incrementaría el poder adquisitivo de los trabajadores, estimularía el gasto y la demanda agregada, así como la generación de empleos y tendría un efecto multiplicador en la economía.

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Julio Ortega TousSanto Domingo

Cada vez más economistas locales y de organismos internacionales coinciden y asumen los argumentos de que la forma más expedita de derramar el crecimiento económico es a través de un aumento salarial.

Especialmente de aquellos trabajadores que devengan salarios mínimos, como una forma de mejorar el poder adquisitivo.

En ese tenor, valdría la pena mencionar que el promedio de los salarios mínimos de las empresas privadas grandes, pequeñas y medianas no sectorizadas es de RD$9,469.00, lo que no alcanza siquiera a cubrir el costo de la canasta del quintil 1, el de más bajos ingresos, que actualmente ronda los RD$13,200.00 y corresponde al segmento poblacional más pobre de la población.

El Banco Central, en voz de su gobernador, ha insistido de forma recurrente en disertaciones ante gremios empresariales, ruedas de prensa e incluso en una carta abierta a un exgobernador (Bernardo Vega), que en República Dominicana ha habido una desvinculación entre el crecimiento de la productividad media del trabajo y las remuneraciones reales promedio de los trabajadores, siendo aquellos que devengan salarios mínimos los que históricamente han sido mayormente perjudicados, añadiendo que “la economía puede crecer, la productividad del trabajo puede ser muy alta, pero si no se paga un salario razonable, los beneficios del crecimiento no se derraman”.

Resulta evidente que una mejoría en los salarios, en un contexto de baja inflación (menos del 3%), incrementaría el poder adquisitivo de los trabajadores, estimularía el gasto y la demanda agregada, así como la generación de empleos y tendría un efecto multiplicador en la economía, estimulando la inversión, afianzando el crecimien- Propuesta. Una mejoría en los salarios, en un contexto de baja inflación (menos del 3%), incrementaría el poder adquisitivo de los trabajadores, estimularía el gasto y la demanda agregada, así como la generación de empleos y tendría un efecto multiplicador en la economía.

to económico y contribuyendo a una mayor equidad social, en un país en el que 84.5% de los ocupados perceptores de ingresos ganan menos de RD$28,951.06, que es el costo promedio de la canasta básica nacional representada en el índice de precios al consumidor (IPC).

Recuerdo cómo en septiembre 2015, en una disertación del gobernador Valdez Albizu ante la Asociación Dominicana de Exportadores (Adoexpo), algunos miembros del empresariado reaccionaron molestos, tergiversando y sacando de contexto los argumentos de este funcionario en torno a la problemática salarial existente. Acusándolo de sugerir que todos los pobres son delincuentes, cuando solo trataba de ilustrar y retratar de forma transparente a través de anécdotas, la realidad de los bajos salarios en el país y la necesidad de mejorar los ingresos de los trabajadores para que el crecimiento económico se derrame, lo que contribuye a disminuir la inseguridad ciudadana.

Asimismo, en el foro de opinión “Página Abierta” de la institución monetaria, se publicó un artículo en junio 2014 titulado “Algunas consideraciones sobre la informalidad y los ingresos en el mercado laboral de la República Dominicana” donde se puede apreciar que al cierre de 2013 los salarios mínimos reales resultaban ser menores a los vigentes en 1979 (34 años atrás), pese a que la productividad del trabajo aumentó significativamente en las últimas décadas, debido a que en el país la práctica por largo tiempo ha sido aumentar los salarios mínimos ajustando solo por inflación y cada dos años. (http://www.bancentral.gov.do/noticias/pag_abierta/archivos/ bc2014-06-30.pdf ).

En el referido documento, los expertos del Banco Central plantean que los países que han logrado reducir la pobreza de forma significativa y más acelerada, son aquellos que han combinado de forma efectiva tres aspectos: crecimiento económico con estabilidad; políticas públicas dirigidas a la generación de empleos, programas de transferencias condicionadas para aliviar la pobreza extrema, salarios mínimos y remuneraciones reales crecientes en el tiempo, que consideren a la productividad del trabajo y no solo a la inflación.

Las estimaciones más recientes del Banco Central indican que, tomando como punto de partida el año 1991, se ha acumulado una significativa brecha entre la productividad media del trabajo a nivel agregado y la evolución de los ingresos laborales, situándose la misma en torno a un 56% al finalizar el 2016. Esto quiere decir que los incrementos en la productividad asociados al crecimiento de la economía dominicana no se han traducido en aumentos proporcionales en las remuneraciones de los trabajadores, especialmente en los que devengan salarios mínimos.

Otras veces no se entiende que tenga que venir al país un vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe (diciembre 2016) a decir que “el mercado laboral no parece recompensar plenamente a los trabajadores por su productividad creciente” y que “el estancamiento de los salarios reales ha evitado que los estratos inferiores de la población salgan de la pobreza” para que otros economistas y la opinión pública se interesen por estos temas, si desde Banco Central se ha insistido en múltiples ocasiones sobre esta problemática.

“Nadie es profeta en su tierra” El presidente Danilo Medina reiteró en su reciente discurso de Rendición de Cuentas el pasado 27 de febrero que “no basta con crear empleo, sino que también es necesario que este empleo sea de calidad y que sea digno” y acto seguido pasó a detallar cómo desde el Gobierno ha ido mejorando las remuneraciones en los sectores Educación, Salud, y recientemente a la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, comprometiéndose a mejorar “los salarios de los diferentes sectores que componen la administración pública hasta llegar a la totalidad ” durante el resto de su presente gestión gubernamental.

Todo lo anterior demuestra que cada vez más economistas como es el caso del Dr. Andres Dauhajre hijo, reconocen que la razón de que el crecimiento económico no se sienta son “los bajísimos niveles de salarios que prevalecen en la economía”, afirmando, además, que “mayores niveles de salarios elevarán el poder de compra de los trabajadores y contribuirán al crecimiento de la demanda agregada que posibilitará la continuación del elevado dinamismo de la economía”. En efecto, cada vez hay más conciencia sobre esta problemática que amerita una política de ajuste salarial que cierre gradualmente la brecha sobre todo en los niveles salariales más bajos y que en lo sucesivo, los ajustes consideren tanto la productividad como la inflación.

Estos argumentos, que ahora se repiten por todos lados, no son nuevos. Los mismos ya habían sido sugeridos desde el mismo Adam Smith en su obra clásica “La riqueza de las naciones” donde prioriza la necesidad de aumentar los ingresos, el ahorro y la inversión como mecanismos para incentivar la acumulación de capital, el cambio tecnológico y el crecimiento económico de largo plazo.

Asimismo, Thomas Piketty en su magistral libro sobre el “Capitalismo del Siglo XXI” argumenta que la distribución desigual de la riqueza es un factor importante de inestabilidad social y económica. Igualmente, distintos ganadores del Nobel de Economía como Theodore Schultz, Joseph Stiglitz, Paul Krugman y Angus Deaton, han coincidido en que es necesario aumentar los ingresos para disminuir la pobreza y la desigualdad. Este es un tema prioritario en la agenda de los organismos internacionales y se han realizado estudios que concluyen que la inequidad y los bajos ingresos son factores importantes que inhiben la estabilidad macroeconómica y el crecimiento, tal y como hizo referencia Madame Christine Lagarde, directora-gerente del FMI en el año 2015 en el marco de la reunión de otoño del referido organismo que tuvo lugar en Perú.

En el caso de nuestro país, hemos sugerido en varias ocasiones que el Estado debe aumentar y unificar el salario mínimo mediante una Ley del Congreso, como se hizo en 1979. Unificación ya que no se justifica que haya hasta 7 salarios mínimos. Una Ley de Salario Mínimo Interprofesional Garantizado (SIMG) como existe en muchos países incluso de América Latina, revisable anualmente en base a la inflación publicada por el Banco Central, permitirá un derrame general del crecimiento y una reducción del índice GINI que mantiene a nuestro país en uno de los más desiguales de la región.

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