Tribuna del Atlántico

El debate, agua potable y otras carencias

Una semana después de que asistiéramos al hecho histórico, de un debate presidencial con la participación de los principales candidatos, incluyendo al presidente actual, cada quien tendrá su lectura sobre el desempeño de los participantes y los temas tratados, así como su impacto o no en la decisión del voto.

Lo cierto es que la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios, ANJE, ha demostrado la razón por la que se debe persistir en los propósitos buenos, durante años venían abogando por debates y lo han logrado .

El reconocimiento a la disposición del presidente Abinader de acudir al debate, con el posicionamiento que le dan las encuestas conocidas, así como a Leonel Fernández y Abel Martinez, por aceptar y por el desempeño ecuánime y constructivo de los tres.

Como toda obra humana, es perfectible, permitir contrarréplicas por ejemplo, daría más sazón a la discusión. Manuel Campos Vidal y otros expertos analizarán las implicaciones de este evento en nuestra cultura política.

Yo, no quiero dejar pasar, uno de esos temas que hacen el contrapunto en nuestra realidad actual, un país, ejemplo de desarrollo en múltiples aspectos, metido de lleno en la modernidad tecnológica, con estabilidad política y económica, años de crecimiento, ya habrá tiempo de discutir lo del 6 o el 3 por ciento, en el cuatrienio, con buena infraestructura, con servicios financieros del primer mundo y en pleno ejercicio de las libertades públicas.

La pobreza que persiste, algunos dirán que es bíblica, lo que no impide que sigamos luchando por reducirla al menos.

Pero los temas que nos recuerdan, una y otra vez, lo mucho que nos falta, son por un lado el tema energético, en el que hay aún, un enorme camino por andar para poder hablar de modernidad y eficiencia, la disposición y manejo de los residuos sólidos, la basura, que tenemos en las ciudades, más arriba del moño y el más surreal, el más patente de nuestros atrasos, al que nos hemos adaptado como si se tratara de una fatalidad inevitable, el suministro de agua potable.

Entiendo a ANJE y a los moderadores, probablemente entendieron que era un tema de la primera mitad del siglo pasado, en muchas otras latitudes es así, aquí no, lo sentimos menos porque ahora casi todos los edificios tienen sisterna o tinacos, todos los pueblos tienen decenas de camiones,” que dan el servicio que el ente público no da y vivimos sin ser capaces de suministrar agua corriente, todos los días a la mayoría de la población, sin que nadie se inmute.

Lo que es aún peor, no hemos sido capaces de garantizar ese servicio ni siquiera a toda la industria turística, motor indiscutible de nuestro desarrollo actual.

En Sosúa y Cabarete, uno de nuestros enclaves por excelencia, se vive hoy un drama similar al de los años 90, cualquier hotel depende del suministro diario de camiones, a 1,500 pesos, o más, el viaje.

El ejecutivo de un hotel relativamente pequeño, me decía hace unos días, que recibe una factura mensual de 95,000 pesos, pero tiene que comprar uno y dos camiones diarios a 1,500 pesos, y, tiene que tratar en sus instalaciones el agua que recibe, con importantes costos adicionales.

La última vez que se hizo un intento de crear un plan en este sentido fue en 1997, con el Proyecto de Agua Potables y Manejo de Residuos Sólidos en lo Centros Turísticos, PASCT, que intentó en el primer gobierno de Leonel Fernández, la gestión de Felucho Jiménez en Turismo, Temistocles Montas en el Secretariado Técnico, con el respaldo del Banco Mundial, torpedeada por los síndicos de entonces.

Que 27 años después, el tema no figure en el primer debate presidencial, que nos llega con 60 años de retraso, es para preocuparse, no olvidemos que el próximo debate, con buena fortuna, será en 4 años.

Mientras tanto los pequeños y grandes hoteles y los ciudadanos comunes, bien gracias, agua cara y comprar camiones.

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