FÁBULAS EN ALTA VOZ

No mires si llegaste, valora el camino recorrido

Marta Quéliz, editora L2

Marta Quéliz, editora L2

En estos tiempos de inmediatez, la gente vive con un afán por llegar antes de tiempo a una meta trazada. Le insatisface no pisar la franja de la victoria en el momento que quiere, sin detenerse a pensar que el cronómetro del tiempo todavía sigue a su favor. De manera particular, veo como un gran acierto echar una miradita hacia ese camino que hemos recorrido para estar donde estamos, porque tal vez no hemos llegado donde queremos, pero sí hemos avanzado lo suficiente como para saber que nos falta menos y que todavía tenemos chance y energía para lograrlo.

Un viajecito de relajación

Para ayudar a los que se agitan y desesperan por no obtener las cosas cuando las quieren, organicé un paseito de relajación que permita a los invitados reflexionar sobre lo importante que es valorar lo logrado sin dejar que lo esperado entorpezca nuestro avance. Una vez en la ciudad fabulosa donde fueron a relajarse, notaron que allí lo que vale no es detenerse a ver si estamos donde queremos estar, sino el largo trayecto que hemos avanzado para acercarnos cada vez más a ese punto. Los logros no se miden por la cantidad de banderas levantadas. Se determinan por los esfuerzos realizados, por las ganas que se les ponen a los proyectos, por la palabra empeñada para cumplir el compromiso de obtener lo deseado, pero sobre todo, por la pulcritud y el respeto con el que se hacen las cosas para alcanzar el triunfo en su tiempo.

No se trastornan los planes divinos

En aquel lugar fabuloso, la relajación permitió apreciar lo importante que son los planes divinos. Ni un día antes ni uno después, todo es según los designios del Señor. Eso se comprende a la perfección y se respeta. Nadie hace lo mal hecho para obtener lo propuesto. Todo es a fuerza de trabajo, de empeño y se responsabilidad. Por eso, echamos un vistazo a la formación de hogar y a la educación escolar. Así nos dimos cuenta de que es ahí que está la clave del éxito de los habitantes de esta ciudad, donde hasta hablando con la gente, te relajas, porque no tiene ese discurso prepotente y vanidoso que hay en nuestra realidad. Tampoco hay esa inmediatez traicionera que lleva a muchos a querer llegar a la meta antes de saltar los obstáculos y las pruebas encontradas en el camino.

Un regreso con conocimiento

Al llegar a la realidad, los invitados estaban felices por haber vivido una experiencia fabulosa que los hizo entender que lo más importante en la vida no es saber si llegaste, sino felicitarse por el camino recorrido para lograr esa meta con entrega, dedicación, y más que todo, con la satisfacción de haberla alcanzado apegado a los principios y valores que nos permiten llegar adonde queremos.

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