ESPIRITUAL

La Humildad 

Dios responde a nuestra humildad con perdón

¿Conoce a alguien que realmente es humilde? ¿Cómo se hace evidente la humildad en la vida de esta persona? La humildad es una virtud que es más alabada que buscada. ¿Quién quiere pensar menos de sí mismo? El mundo admira al que confía en sí mismo, al ambicioso, y aun al orgulloso. Sin embargo, la humildad que presenta la Biblia es reconocer que uno es pecador ante un Dios santo. Cuando tenemos un claro entendimiento de la santidad de Dios, reconocemos la profundidad de nuestra propia pecaminosidad. Cuando tenemos un corazón quebrantado y contrito, confesamos y abandonamos nuestro pecado. Dios responde a nuestra humildad con perdón; Él nos restaura y nos hace instrumentos útiles para cumplir Sus propósitos en este mundo. La humildad nunca ha sido popular a los ojos del mundo. Si quiere triunfar, la confianza en sí mismo y la publicidad personal son las recetas para el éxito. Sin embargo, en el reino de Dios, la humildad y el quebrantamiento son esenciales. Humillarnos es el primer paso que debemos tomar hacia Dios. La Biblia dice, “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados” (Isaías 57:15). El orgullo es lo contrario a la humildad. Es el impedimento más grande para el avivamiento personal. El orgullo nos ciega para no ver nuestra real condición espiritual y causa que pensemos más alto de nosotros mismos de lo que debemos. Cuando somos orgullosos, somos movidos a promovernos y proteger nuestra reputación. El orgullo nos mantiene distantes de Dios. La inclinación de nuestros corazones hacia el orgullo o la humildad se hace evidente cuando Dios trae a nuestra atención algo en nuestras vidas que no es agradable a Él. La manera como reaccionamos cuando somos confrontados, revela la verdadera condición de nuestro corazón. ¿Cómo responde usted cuando Dios usa a otros para señalar áreas de pecado o fracaso en su vida? ¿Reacciona con humildad o con orgullo? La Biblia dice que Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes (Santiago 4:6). A continuación algunas cualidades de los humildes y los orgullosos. Haga su autoevaluación y revise cuál es el real estado de su corazón: Los Orgullosos- Se enfocan en los fracasos de los demás. - Tienen un espíritu crítico y buscan la falta en los demás. - Se proclaman justos y miran a los demás con desprecio. - Tienen un espíritu independiente y autosuficiente. - Tienen que probar que tienen la razón. - Desean hacer un nombre para ellos mismos. - Sienten remordimiento por el pecado. - Esperan que los demás vengan y les pidan perdón Los humildes- Viven con un sentido de su propia necesidad espiritual. - Son compasivos y perdonan con facilidad. - Reconocen que necesitan a los demás. - No son controversiales. - Ceden sus derechos; tienen un espíritu manso. - Son motivados a ser fieles y que otros tengan éxito. - Reconocen cuánto todavía les falta aprender. - Se arrepienten de corazón por su pecado. - Toman la iniciativa de reconciliación en los conflictos.

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