ESPIRITUAL

El Valor de ser Madre

Tú eres la madre que tus hijos necesitan. Dios te ha escogido para ese trabajo. No hay nadie más en el mundo que pueda significar tanto para tus hijos como tú.

“Se solicita madre para que sea gerente de un equipo muy activo de cuatro individuos muy exigentes. La persona debe realizar las siguientes funciones: compañera, consejera, administradora, encargada de compras, maestra, enfermera, cocinera, nutricionista, decoradora, supervisora de limpieza, chofer, secretaria, responsable de la guardería y oficial de recreación. La solicitante debe tener energía sin límite y un fuerte sentido de responsabilidad. Debe ser independiente, motivadora, tener la capacidad de trabajar sin supervisión, trabajar bajo presión, debe ser lo suficientemente adaptable para manejar nuevos retos en la vida de su equipo, incluyendo emergencias y crisis. Se requiere que tenga la capacidad de comunicarse con gente de todas las edades, incluyendo maestros, doctores, entrenadores, gente de negocio, dentista, adolescentes y niños. No le puede faltar: creatividad, buena imaginación, sensibilidad, ternura, y comprender a la gente es imprescindible. Horario: 24 horas al día. Beneficios: no se garantiza los días festivos, ni días de enfermedad. No hay indemnización por daños ocasionados en el trabajo. Paga: Nada. Las que soliciten pueden tener un segundo trabajo además del que estamos ofreciendo.” Para realmente ver la diferencia que hace ser madre, tenemos que primero definir su valor. El valor de ser madre no es definido por un pago o ascenso. Tú eres la madre que tus hijos necesitan. Dios te ha escogido para ese trabajo. No hay nadie más en el mundo que pueda significar tanto para tus hijos como tú. El valor de ser madre se descubre en la paz mental que viene al saber que estás haciendo todo lo que puedes con todo lo que se te ha dado. Dice la experta Jeanne Hendricks: “para el recién nacido, la madre es todo. La primera destreza social comienza cuando ese pequeño puede encontrar y sostener los ojos de su madre y recibir la seguridad que está protegido. Una madre no olvida la experiencia de ese pequeño que con su mirada pregunta: “¿Puedo confiar en ti?” La primera necesidad de un recién nacido es descubrir: ¿Es este un mundo seguro? ¿Voy a ser aceptado y amado? La ternura de la madre edifica el fundamento en la vida de su hijo y le da la habilidad de amar a otros, aprender y ajustarse a su ambiente para desarrollar su identidad. Hace cien años Sigmund Freud describió la relación madre-hijo como única y sin paralelo establecida inalterablemente para todo como el primer y más fuerte objeto y como el prototipo de todas las demás relaciones para ambos sexos. Cuando te sientas tentada a pensar que no tienes valor, piensa en la vida de tus hijos. Tomaste la decisión de tenerlos, tuviste la valentía de no abortar, los llevaste nueve meses en tu vientre, sufriste el dolor del parto y/o cesárea, sacrificaste tus sueños y tiempo libre para atenderlos, enfrentaste el reto de criarlos con o sin el padre, no te rendiste ante la enfermedad, manejaste sabiamente sus malcriadeces, los ayudaste a recibir una educación. El valor de ser madre es inmenso. Eres una persona clave, eres la madre de tus hijos porque Dios te escogió para ellos. Es muy importante que reconozcas tu valor. Tu actitud hoy traerá un mejor mañana para tus hijos. Invierte tiempo de calidad en tus hijos, ellos son tu mayor tesoro. Nuestra mayor inversión no está en hacer un mejor mundo para nuestro hijos, sino en hacer mejores hijos para nuestro mundo. La Biblia dice: ?Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él (Proverbios 22:6).

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