“¿Lo sentiste?”

Eso decía el mensaje que llegó a mi celular a eso de las 4:50 a.m. Cuando lo leí, respondí “¡¿Tembló?! No lo sentí.” No recibí respuesta pero no pegué ojo en lo que quedaba de la noche, pensando en ese famoso terremoto que están todos esperando con toda la agonía que el cuerpo es capaz de producir. Al día siguiente, una conversación al respecto trajo la temática que, aunque pudiera ser cliché, es una gran verdad: Dejamos de vivir el presente cuando nos sumergimos por completo en el futuro. Me atrevo a agregar que es peor aún, cuando el futuro, dentro de nuestras cabezas, y reitero, DENTRO DE NUESTRAS CABEZAS, proclama desgracias, tristezas o fracasos. Viajando por un momento al pasado, tengo que confesar que la circulación del famoso libro “El Secreto”, no me produjo lo que a todos... lo encontré absurdo. Estamos escuchando esa lección desde niños, en la Biblia dice que si tuviéramos fe como un grano de mostaza nada nos sería imposible (Mateo 17:20). Sin embargo, alguien nos hipnotiza con la palabra “secreto” y no nos damos cuenta de que es algo que ha estado siempre frente a nuestra nariz. Aunque estoy en desacuerdo con ciertos puntos de esta “recién develada” verdad, es parte de una realidad universal y tiene algo que ver con lo que quiero decirles. El problema no radica solo en que dejamos de vivir el presente, y punto. Es que al dejar de poner atención al AHORA, ¡no estamos sembrando nada para mañana! Y eso me trae a la mente una frase de mi maestro de comunicación Juan La Mur: La vida es HOY. Queridos lectores, toco este tema porque se nota en nuestras calles mucho estrés debido a los lamentables desastres naturales que han sucedido, y ciertos peligros que puede provocar nuestra ubicación geográfica. Sin embargo debemos usar esa energía para pedirle a Dios, el único que nos puede proteger (incluso de nosotros mismos) paz, tranquilidad, protección, y sobre todo fe, esa fe que Él promete que borraría la palabra “imposible” del diccionario. ¡No te pierdas lo que sucede a diario y la oportunidad de hacer tu propio camino! Les deseo una muy feliz Semana Santa, que donde sea que estemos, recordemos lo que realmente estamos conmemorando y le demos el tiempo que le corresponde a Aquel que creó el tiempo, e incluso los días libres.